Ἱστορίη y νοµοθεσία: Heródoto, Solón, Carondas, Zaleuco y Parménides
El testimonio más importante sobre la fundación de Turios es el libro 12 de la Biblioteca Histórica de Diodoro Sículo. El historiador explica de manera detallada cómo la potente, suntuosa y fértil ciudad de Síbaris, la predecesora directa de Turios, tuvo como gobernante a un δηµαγωγός de nombre Telis quien conminó a los sibaritas a exiliar y confiscar los bienes de los 500 ciudadanos más ricos de la ciudad. Fue así que los agraviados pidieron a los crotoniatas que les proporcionaran refugio. El demagogo Telis presionó a los habitantes de Crotona obligándolos a devolver a los suplicantes y, si éstos no atendían su petición, la única salida era la guerra. Fue entonces cuando Pitágoras persuadió a los crotoniatas de no devolver a los exiliados y, por tanto, de emprender una campaña militar contra los sibaritas (12.9.4), comandada por el general pitagórico Milón, campaña que acabó por exterminar a casi la totalidad de los sibaritas.26 Después de un tiempo, los sobrevivientes enviaron delegados a Lacedemonia y a Atenas para que les ayudaran a fundar una nueva colonia. Tras una στάσις entre los sibaritas originarios y los nuevos habitantes de la ciudad, los turios hicieron venir de Grecia un contingente importante de colonos para que restablecieran la igualdad y, finalmente, se instauró un régimen democrático (πολίτευµα δηµοκρατικὸν). Es este momento en el que podría pensarse que Heródoto llegó a Turios.27 A partir de aquí, el texto de Diodoro se centra en las figuras de los legisladores Carondas y Zaleuco, pero no menciona en ningún lugar ni a Protágoras, ni a Hipódamo ni a Heródoto. Cabe preguntarse por qué. Y el texto mismo de Diodoro sugiere la causa de ello:
ἐπὶ δὲ τούτων κατὰ τὴν Ἰταλίαν οἱ τοὺς Θουρίους οἰκοῦντες, ἐκ πολλῶν πόλεων συνεστηκότες, ἐστασίαζον πρὸς ἀλλήλους, ποίας πόλεως ἀποίκους δεῖ καλεῖσθαι τοὺς Θουρίους καὶ τίνα κτίστην δίκαιον ὀνοµάζεσθαι. οἵ τε γὰρ Ἀθηναῖοι τῆς ἀποικίας ταύτης ἠµφισβήτουν, ἀποφαινόµενοι πλείστους οἰκήτορας ἐξ Ἀθηνῶν ἐληλυθέναι, οἵ τε Πελοποννήσιοι, πόλεις οὐκ ὀλίγας παρεσχηκέναι παρ’ αὑτῶν εἰς τὴν κτίσιν τῶν Θουρίων, τὴν ἐπιγραφὴν τῆς ἀποικίας ἑαυτοῖς ἔφησαν δεῖν προσάπτεσθαι. ὁµοίως δὲ καὶ πολλῶν ἀγαθῶν ἀνδρῶν κεκοινωνηκότων τῆς ἀποικίας καὶ πολλὰς χρείας παρεσχηµένων, πολὺς ἦν ὁ λόγος, ἑκάστου τῆς τιµῆς ταύτης σπεύδοντος τυχεῖν. τέλος δὲ τῶν Θουρίων πεµψάντων εἰς Δελφοὺς τοὺς ἐπερωτήσοντας τίνα χρὴ τῆς πόλεως οἰκιστὴν ἀγορεύειν, ὁ θεὸς ἔχρησεν αὑτὸν δεῖν κτίστην νοµίζεσθαι. τούτῳ τῷ τρόπῳ λυθείσης τῆς ἀµφισβητήσεως τὸν Ἀπόλλω κτίστην τῶν Θουρίων ἀπέδειξαν, καὶ τὸ πλῆθος τῆς στάσεως ἀπολυθὲν εἰς τὴν προϋπάρχουσαν ὁµόνοιαν ἀποκατέστη.28
El silencio de Diodoro al respecto del séjour herodoteo en Turios podría ser reflejo del “consensus civique atteint après la querelle sur le fondateur. À partir de ce moment, il serait de mauvais goût dans la cité d’insister sur les services de tant «d’hommes de valeur»”.29
¿A qué se pudo dedicar Heródoto durante su estancia en Turios?30 ¿Qué servicio debió otorgarle a la ciudad para ser valedor de su ciudadanía? ¿Por qué una de las σφραγῖδες que conservamos al inicio de las Historias lleva el topónimo “Turios”? A pesar de que no se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo se prolongó la estancia de Heródoto allí, ni tampoco si fue él uno de los colonizadores,31 es al menos posible que haya formado parte de la primera misión de colonos y que haya fijado ahí su residencia inclusive hasta su muerte.32 Si la ciudad de Turios se fundó alrededor del 445 a. C.33 y si Heródoto murió alrededor del 420 a. C.,34 tenemos que el séjour herodoteo en el sur de Italia no fue tanto un séjour como una résidence.
Nuestra hipótesis consiste en que, durante esta larga residencia, Heródoto no permaneció al margen de los acontecimientos políticos de la ciudad, sino que colaboró activamente en ellos; en primer lugar, median te la actividad propagandística pro-ateniense que la representación de sus Historias podía favorecer;35 y, en segundo lugar, hipótesis que nos interesa aún más, mediante la conformación de sus leyes. ¿Acaso el historiador que puso en escena magistralmente las pulsiones políticas del mundo griego y del mundo bárbaro, el pensador político que construyó sus historias a partir de la confrontación de modelos diversos de gobier no, el encomiasta de la libertad y la ἰσονοµίη, el crítico acérrimo de la tiranía y de la ὕβρις de los poderosos, acaso él no habría participado en la conformación y ejecución de un proyecto panhelénico, uno de cuyos objetivos, al margen del imperialismo y del dominio ateniense, habría sido, como dirá más tarde Tucídides, la instauración de un κτῆµα εἰς ἀεὶ, de un exemplum? Si Protágoras fue el νοµοθέτης, Heródoto pudo haber sido el ἐπιστάτης del legislador, y su ἐπιστασία podría haber consistido en lo que mejor sabía hacer: ἱστορίη.
Sabemos por un pasaje de la Historia Naturalis de Plinio (12.8.18) que “tunc enim auctor ille historiarum condidit Thuriis in Italia”. Claro está que este testimonio podría ser una elaboración del naturalista romano. Sin embargo, un argumento aún más fuerte es el de que algunos pasajes de las Historias sugieren un “western setting for Herodotus’ act of narration, and an audience particularly attuned to Western events and concerns”.36 El mejor ejemplo de esto se encuentra en el libro cuarto. En un pasaje en el que Heródoto, explicando la geografía escita, habla del pueblo de los tauros cuyo emplazamiento con respecto a Escitia compara con el del cabo de Sunio en Ática (κατά περ τῆς Ἀττικῆς χώρης), el historiador dice:
Ὃς δὲ τῆς Ἀττικῆς ταῦτα µὴ παραπέπλωκε, ἐγὼ δὲ ἄλλως δηλώσω· ὡς εἰ τῆς Ἰηπυγίης ἄλλο ἔθνος καὶ µὴ Ἰήπυγες ἀρξάµενοι ἐκ Βρεντεσίου λιµένος ἀποταµοίατο µέχρι Τάραντος καὶ νεµοίατο τὴν ἄκρην.37
Al auditorio de Heródoto le es más familiar la geografía del sur de Italia que la del Ática. El historiador tiene consideración de un destinatario que puede comparar Escitia con la topografía de la Magna Grecia. Este pasaje fue escrito pensando en un lector o auditorio italiano, con lo cual probablemente fue compuesto en Turios.38 Asimismo, algunos relatos de las Historias focalizan su contenido en ciertos elementos occidentales39 o tienen por objeto temas occidentales,40 y algunas de las fuentes que Heródoto menciona provienen del sur de Italia.41
La hipótesis de que él emprendió un trabajo de ἱστορίη político-legislativa se apoya en la vinculación que Diodoro Sículo y otros autores, como Ateneo,42 hicieron explícita entre las leyes de Turios y el código legislativo de Carondas y Zaleuco. Dice Diodoro:
εἵλοντο δὲ καὶ νοµοθέτην τὸν ἄριστον τῶν ἐν παιδείᾳ θαυµαζοµένων πολιτῶν Χαρώνδαν. οὗτος δὲ ἐπισκεψάµενος τὰς ἁπάντων νοµοθεσίας ἐξελέξατο τὰ κράτιστα καὶ κατέταξεν εἰς τοὺς νόµους·43
Es posible que las leyes de Turios se construyeran a partir de una compilación y arreglo de diversos códigos legales de ciudades del sur de Italia; sin embargo, resulta un anacronismo evidente decir que Carondas haya sido el legislador.44 Como se vio anteriormente, es probable que el relato de Diodoro sea heredero de una omisión deliberada de los nombres de los personajes que sirvieron a la ciudad de Turios, debido a las querellas políticas que sobrevinieron en la ciudad. En tiempos anti-atenienses, toda empresa favorable que se hubiese llevado a cabo bajo la égida de Atenas habría sido, o bien acallada, o bien, como en el caso de la fuente de Diodoro, atribuida a personajes legendarios. Si esto es así, podría plantearse la hipótesis de que detrás del examen (ἐπισκέψασθαι), elección (ἐκλέξασθαι) y el ordenamiento (κατατάξαι) de los códigos legales de las ciudades del sur de Italia estarían precisamente Protágoras y Heródoto.
Un pasaje de Estrabón (6.1.8) que está basado en el historiador Éforo de Cime45 testimonia que Zaleuco fue uno de los primeros en innovar (καινίσαι) los νόµιµα cretenses y que después lo hicieron los turios, anhe lando mayor precisión legislativa que la de sus vecinos los locros, razón por la cual adquirieron una gloria superior. De nuevo podría leerse en el Θουρίους de este pasaje el trabajo legislativo de Protágoras y de su asistente historiador Heródoto.
El anacronismo de Diodoro consistente en atribuir a Carondas la paternidad de las leyes turias podría reflejar una relación entre el auténtico legislador de Turios, probablemente Protágoras, y el código legal de Carondas; y si, como se ha propuesto, Heródoto participó en la elaboración de dichas leyes, también podría traslucir una relación entre la ἱστορίη de Heródoto y el mismo código legal. Por otra parte, la figura de Solón, por obvias razones, está hermanada con la de Carondas; como dice Platón, poniendo en boca de Sócrates la siguiente pregunta dirigida a Homero:
λέγε ἡµῖν τίς τῶν πόλεων διὰ σὲ βέλτιον ᾤκησεν, ὥσπερ διὰ Λυκοῦργον Λακεδαίµων καὶ δι’ ἄλλους πολλοὺς πολλαὶ µεγάλαι τε καὶ σµικραί; σὲ δὲ τίς αἰτιᾶται πόλις νοµοθέτην ἀγαθὸν γεγονέναι καὶ σφᾶς ὠφεληκέναι; Χαρώνδαν µὲν γὰρ Ἰταλία καὶ Σικελία, καὶ ἡµεῖς Σόλωνα· σὲ δὲ τίς; ἕξει τινὰ εἰπεῖν;46
Solón es en este sentido el Carondas ateniense, o, si se prefiere, Carondas es el Solón siciliano. Ahora bien, tal como testimonian las propias Historias, existe una notable proximidad entre la figura de Solón y la de Heródoto. El legislador ateniense era para el historiador el paradigma del σοφός; como le hace decir a Creso en el momento en que Ciro estaba por quemarlo en una pira, Solón era el hombre:
“Τὸν ἂν ἐγὼ πᾶσι τυράννοισι προετίµησα µεγάλων χρηµάτων ἐς λόγους ἐλθεῖν”.47
Solón es el prototipo del “Warner”, del sabio consejero con el que todo monarca debería contar.48 Si todos los gobernantes hubiesen tenido la oportunidad de hablar con el legislador, sus desmesuras políticas se habrían transformado en humildad. Estas palabras bien podrían reflejar el propio pensamiento de Heródoto. Si a donde fuera que se dirigiera, el historiador llevaba las enseñanzas de aquél consigo, resulta, pues, posible que durante su estancia en Turios se pusiese a hacer ἱστορίη sobre los personajes análogos a Solón de las tierras italianas.
Si Carondas y Zaleuco fueron dos personajes análogos a Solón en el trabajo legislativo, y si las leyes de Turios probablemente fueron compiladas tomando como punto de partida los códigos legales de aquéllos, resulta igualmente posible que Heródoto entrara en contacto con las leyes de estos legisladores en el transcurso de la hipotética ἱστορίη político-legislativa que llevó a cabo en el sur de Italia.
Esta hipótesis podría respaldarse a partir del célebre pasaje del libro tercero de las Historias (3.80-82), donde el autor pone en boca de los persas el debate constitucional sobre la mejor forma de gobierno, debate en el que se puede encontrar una de las primeras clasificaciones de los diversos tipos de gobierno político que serán posteriormente retomadas por Platón y Aristóteles.49 A pesar de que es un asunto muy polémico, es factible que Heródoto haya tomado a Protágoras como fuente del debate.50 Esta vinculación entre el historiador y Protágoras respecto a la composición del debate constitucional, podría arrojar luz sobre la relación entre ambos personajes como legisladores de la ciudad de Turios.
Como se sabe, dentro del debate constitucional del libro tercero, tres persas, Ótanes, Megabizo y Darío pronuncian unos discursos que para muchos griegos son increíbles (ἄπιστοι), pero que Heródoto conside ra completamente reales y fidedignos. Cada uno de estos personajes re pre senta una posición política que funciona como símbolo de los modelos de gobierno comprometidos en las guerras médicas. Ótanes funge como portavoz de la democracia, es decir, de la política ateniense; Megabizo es el representante de la oligarquía, la forma de gobierno espartana; Darío, finalmente, es el vocero de la monarquía, es decir, de la política persa.51 A partir de los testimonios antiguos que hablan sobre la performance herodotea de su obra,52 esto es sobre el carácter eminentemente oral de la representación de las Historias,53 no hace falta demasiada imaginación para suponer que este pasaje en particular, a la hora de representarse públicamente, tenía una función parenética evidente que podría, por una parte, encajar bien con las querellas políticas internas de una colonia panhelénica como Turios en la que la disputa por el poder dependía del éxito militar y político de su metrópoli, y, por la otra, podría fungir como evidencia del trabajo político-legislativo del propio Heródoto en la ciudad de la Magna Grecia. En este sentido, la lectura pública del debate constitucional persa difícilmente no habría funcionado, en el contexto de una ciudad como Turios, como un panegírico a Atenas y a la política de Pericles.
La ἱστορίη político-legislativa de Heródoto podría haber sido también un antecedente del amplio trabajo de investigación que, según Diógenes Laercio (5.27), Aristóteles llevó a cabo sobre las constituciones de 158 ciudades, de las que conservamos, gracias a un papiro egipcio, gran parte de la Constitución de los atenienses.
Ahora bien, la aproximación entre Parménides y los códigos legales de Carondas y Zaleuco no resulta del todo inverosímil; incluso hay quien ha aventurado la hipótesis de que el poema de Parménides era una especie de prólogo en verso a la nueva legislación de la ciudad de Elea, y que tuvo como modelo el προοίµιον νοµοθεσίας de Zaleuco del que habla Diodoro Sículo (12.20.2-3).54 Pero, al margen de la intrépida hipótesis de que Parménides fue un embajador político que medió entre las diferentes facciones étnicas y sociales en las que estaba compuesta la población de Elea, hay algunos testimonios que sugieren que la figura de Parménides compartía ciertas similitudes con las de Carondas y Zaleuco. Uno de los únicos datos que heredamos de la antigüedad sobre la vida de Parménides es que fue el legislador de Elea.55 Plutarco dice lo siguiente:
Παρµενίδης δὲ τὴν ἑαυτοῦ πατρίδα διεκόσµησε νόµοις ἀρίστοις, ὥστε τὰς ἀρχὰς καθ’ ἕκαστον ἐνιαυτὸν ἐξορκοῦν τοὺς πολίτας ἐµµενεῖν τοῖς Παρµενίδου νόµοις·56
En el mismo tenor, Estrabón señala:
δοκεῖ δέ µοι καὶ δι’ ἐκείνους καὶ ἔτι πρότερον εὐνοµηθῆναι· διὸ καὶ πρὸς Λευκανοὺς ἀντέσχον καὶ πρὸς Ποσειδωνιάτας καὶ κρείττους ἀπῄεσαν καίπερ ἐνδεέστεροι καὶ χώρᾳ καὶ πλήθει σωµάτων ὄντες.57
Un testimonio más tardío es el de Temistio quien, en defensa de que la actividad política no menoscaba la vocación filosófica, constata:
Οὐδὲ γὰρ Σωκράτης ἐκεῖνος ἐκ φιλοσοφίας κατέβη πρυτανεύσας Ἀθήνησιν· ἀντέσχε γὰρ τοῖς τριάκοντα. οὐδὲ ὁ πάγκαλος Ξενοφῶν στρατηγήσας τῶν µυ ρίων ἐκ φιλοσοφίας κατέβη· ἔσωσε γὰρ τοὺς Ἕλληνας ἐκ τῶν ἐσχάτων κιν δύνων. οὐδὲ Παρµενίδης κατέβη νοµοθετῶν Ἰταλιώταις· ἐνέπλησε γὰρ εὐ νοµίας τὴν µεγάλην καλουµένην Ἑλλάδα.58
Así pues, al menos en tanto legislador, la figura de Parménides se enlaza con Carondas y Zaleuco.59
Ἀτρέκεια y νοµοθεσία: Parménides y el accuratum cor veritatis
En otro registro y de manera un tanto indirecta, un pasaje de Píndaro puede poner en contacto a Zaleuco con Parménides. En la Olímpica X, luego de declarar cómo su propio olvido (ἐπιλέλαθ’) ha retrasado la composición del γλυκὺ µέλος que había prometido, y después de exhortar a Ἀλάθεια a alejar el reproche de mentiras (ψευδέων ἐνιπὰν) del laudandus, Píndaro dice:
νέµει γὰρ Ἀτρέκεια πόλιν Λοκρῶν Ζεφυρίων,
µέλει τέ σφισι Καλλιόπα
Con toda seguridad, la mención de Ἀτρέκεια como soberana de Locris Epizefiria es una alusión a Zaleuco, el antiguo legislador de la ciudad.61 La contigüidad de Ἀτρέκεια y Ἀλάθεια trae a la memoria inevitable mente una de las lecturas del verso 29 del proemio parmenídeo. En su Adversus Colotem, en la sección dedicada a refutar las críticas del filósofo epicúreo contra Parménides a quien acusaba de haber formulado “torpes sofismas” (αἰσχρὰ σοφίσµατα), Plutarco dice:
ὧν καὶ κριτήριον ἰδεῖν ἔστιν, ‘ἠµὲν Ἀληθείης εὐπειθέος ἀτρεκ<ὲς ἦτορ>’, τοῦ νοητοῦ καὶ κατὰ ταὐτὰ ἔχοντος ὡσαύτως ἁπτόµενον, ‘ἠδὲ βροτῶν δόξας αἷς οὐκ ἔνι πίστις ἀληθής’ διὰ τὸ παντοδαπὰς µεταβολὰς καὶ πάθη καὶ ἀνοµοιότητας δεχοµένοις ὁµιλεῖν πράγµασι.62
He aquí citados los versos 29 y 30 del proemio de Parménides. A diferencia de las otras citas que llegaron a nosotros de este pasaje, Plutarco (junto con Diógenes Laercio IX.22) consigna el adjetivo ἀτρεκές como epíteto del sustantivo ἦτορ, en lugar del ἀτρεµές de Clemente de Alejandría, Proclo, Simplicio y Sexto Empírico.63 Desde Diels, la mayoría de los editores del texto parmenídeo se han decantado por la lectura ἀτρεµὲς, no sólo porque es la mejor atestiguada por las fuentes, sino también porque resulta ser “the rarer word”,64 constituyéndose así como la lectio difficilior65 y, además, por provenir del escrupuloso testimonio de Simplicio.66 No obstante, algunos pasajes de la literatura arcaica parecen apoyar la decisión en favor de un accuratum cor más que de un intrepidum cor.67
Como ya lo había visto Fränkel,68 en la Nemea quinta Píndaro asocia, de nuevo, ἀλάθεια y ἀτρέκεια y, también, lo hace dentro del contexto de una reflexión sobre cómo el poeta restringe la materia de su canto no queriendo quebrantar la justicia:
αἰδέοµαι µέγα εἰπεῖν
ἐν δίκᾳ τε µὴ κεκινδυνευµένον,
πῶς δὴ λίπον εὐκλέα νᾶσον,
καὶ τίς ἄνδρας ἀλκίµους
δαίµων ἀπ’ Οἰνώνας ἔλασεν.
στάσοµαι· οὔ τοι ἅπασα κερδίων
φαίνοισα πρόσωπον ἀλάθει’ ἀτρεκές·
καὶ τὸ σιγᾶν πολλάκις ἐστὶ σοφώ-
En la Olímpica tercera Píndaro habla del ἀτ'ρεκὴς Ἑλλανοδίκας Αἰτωλὸς ἀνὴρ (vv. 11-12), calificando de ἀτρεκής al juez de los juegos olímpicos que otorga al vencedor el adorno de olivo que Heracles trajo, tras haber convencido con su palabra (πείσαις…λόγῳ) al pueblo de los hiperbóreos. La exactitud y precisión, pues, son atributos propios de jueces.70
Un fragmento de este poeta permite establecer una relación estrecha no sólo entre la ἀτρέκεια y la justicia, sino, más aún, entre ambas nociones y la dicción parmenídea:
πότερον δίκᾳ τεῖχος ὕψιον
ἢ σκολιαῖς ἀπάταις ἀναβαίνει
ἐπιχθόνιον γένος ἀνδρῶν,
δίχα µοι νόος ἀτρέκειαν εἰπεῖν.71
El contraste entre ἀπάτη y δίκη como medios dilemáticos para lograr una ἀνάβασις en conjunción con la dificultad del pensamiento de poder decantarse con precisión por uno de los dos polos del dilema, evocan algunos aspectos del pensamiento de Parménides: el carácter engañoso (ἀπατηλός) del discurso sobre las opiniones de los mortales, la justicia, la topología del ascenso y la escisión del νόος (B4). Así pues, en virtud de las conexiones que establece el adjetivo ἀτρεκές con el tema de la ley y la justicia, adoptar su lectura favorece la vinculación, no sólo entre Parménides y la legislación, sino también entre éste y Zaleuco.
Pero las vinculaciones entre justicia y ἀτρέκεια no se quedan aquí. En la Pítica octava encontramos de nuevo un pasaje “atrequéico” en el que el lenguaje, asombrosamente reminiscente del de Parménides, evoca la figura y pensamiento del Eleata:
Φιλόφρον Ἡσυχία, Δίκας
ὦ µεγιστόπολι θύγατερ,
βουλᾶν τε καὶ πολέµων
ἔχοισα κλαῗδας ὑπερτάτας
Πυθιόνικον τιµὰν Ἀριστοµένει δέκευ.
τὺ γὰρ τὸ µαλθακὸν ἔρξαι τε καὶ παθεῖν ὁµῶς
_ἐπίστασαι καιρῷ σὺν
ἀτρεκεῖ·
72
La ἡσυχία es, según Diógenes Laercio, el ideal de vida al que el pitagórico Aminias había conducido a Parménides.73 Resulta sumamente significativo para la interpretación del pasaje laerciano el vínculo que establece Píndaro entre Calma y justicia. A pesar de que el sustantivo ἡσυχία en Diógenes ha sido interpretado como una alusión a las técnicas de los rituales de incubación,74 en realidad, si se presta atención a algunos pasajes de la literatura griega arcaica y clásica (como éste de Píndaro), resulta mucho más verosímil interpretarlo en un sentido político, ligado, de nuevo, al trabajo de legislación y del ejercicio de la justicia. Tucídides (3.12.1), por ejemplo, contrapone los tiempos de guerra (ἐν τῷ πολέµῳ), a los tiempos de paz (ἐν τῇ ἡσυχίᾳ); Justicia es madre de Calma precisamente porque la realización de una lleva a la otra. Demóstenes en el De Corona dice:
ἔστι γάρ, ἔστιν ἡσυχία δικαία καὶ συµφέρουσα τῇ πόλει, ἣν οἱ πολλοὶ τῶν πολιτῶν ὑµεῖς ἁπλῶς ἄγετε.75
La ἡσυχία hacia la que Aminias condujo a Parménides podría ser, entre otras cosas, una condición subjetiva necesaria para la instauración de un modus vivendi consagrado a la ley y a la justicia.76 Por otra parte, volviendo a los versos pindáricos, las llaves supremas que posee Calma difícilmente no podrían evocar las κληῗδας ἀµοιβούς de las puertas etéreas que Δίκη guarda en el proemio parmenídeo. Y, finalmente, la sutileza (µαλθακὸν) que Píndaro atribuye a Ἡσυχία recuerda las µαλακοῖσι λόγοισι con las que las doncellas helíades persuaden a Justicia para que abra las puertas. Así pues, todo el pasaje pindárico, lleno de paralelos verbales que traen a la memoria las palabras de Parménides, se cierra con la aparición del adjetivo ἀτρεκές. La precisión y la exactitud están íntimamente ligadas a la Justicia y a su hija Calma.
En un fragmento papiráceo perteneciente al Catálogo de las Mujeres hesiódico, texto que habla sobre Mestra de Tesalia, hija del rey Erisictón (también conocido como Etón), Hesíodo caracteriza el acto de dar justicia con el adverbio ἀτρεκέως:
αἶ]ψα [δ’ ἄ]ρ᾽ ἀ[λλ]ήλοις[ι]ν ἔρις καὶ ν[εῖκος] ἐτ[ύχθη
Σισύφωι ἠδ’ Αἴθωνι τανισφύρο[υ εἵ]νεκα [κούρης,
ο]ὐδ᾽ ἄρα τις δικάσαι [δύ]νατο βροτός· ἀλλ’ αραπ[
….. . ἐπ]έτρεψαν καὶ ἐπήινεσαν· ἣ δ’ ἄρα τοῖ[σιν
ἀ]τρεκέως διέθηκ[ε] δίκην δ.[
77
Un fragmento de la Alcmena de Eurípides puede servir como corolario de todos estos textos:
ἀτρέκεια δ᾽ἄριστον ἀνδρὸς ἐν πόλει δικαίου πέλει.78
Aquí la ἀτρέκεια se deja traducir bien con nuestro sustantivo “sinceridad”, lo cual conecta directamente con una posible vertiente ético-jurídica del Poema de Parménides. De esta manera, extrapolando estos pasajes a la lectura del proemio parmenídeo, la diosa dice al κοῦρος:
Es necesario que sepas todas las cosas; tanto el corazón sincero de la verdad bien persuasiva, como las opiniones de los mortales en las que no hay verdadera persuasión.79
Todos estos pasajes en que la ἀτρέκεια se constituye como cualidad indisoluble de la justicia se refuerzan con un texto del Corpus Hippocraticum en el que no sólo se emplean en concomitancia una vez más la ἀτρέκεια y la δίκη, sino que, además, el término en cuestión (ἀτρεκέστατον) se utiliza para calificar al corazón, de tal forma que se trata de un pasaje que podría iluminar el registro literal que el verso parmenídeo convierte en imagen metafórica. Dice el médico hipocrático en el contexto de una descripción detallada de las funciones de las válvulas cardíacas:
καὶ τὴν καρδίην ἀποθανόντος ἤν τις ἐξεπιστάµενος τὸν ἀρχαῖον κόσµον ἀφελὼν, τῶνδε τὸν µὲν ἀποστήσῃ, τὸν δὲ ἐπανακλίνῃ, οὔτε ὕδωρ ἂν διέλθοι εἰς τὴν καρδίην οὔτε φῦσα ἐµβαλλοµένη· καὶ µᾶλλον τῶν τῆς ἀριστερῆς· τοιγὰρ ἐµηχανήθησαν ἀτρεκέστερον κατὰ δίκην· γνώµη γὰρ ἡ τοῦ ἀνθρώπου πέφυκεν ἐν τῇ λαιῇ κοιλίῃ, καὶ ἄρχει τῆς ἄλλης ψυχῆς.80
Llama la atención que el vocablo empleado por el médico hipocrático sea ἀτρεκές. Síntoma de esta presunta utilización inusual es que, al traducir el adverbio ἀτρεκέστερον, los especialistas han decidido interpretar más que traducir, decantándose en la versión francesa por un “plus hermétiques”,81 en la española por un “más hermética”,82 sin decir nada al respecto del empleo peculiar del término. Pero, a pesar de que resulta muy conveniente para la comprensión del pasaje, “hermético” no es una traducción muy precisa del griego ἀτρεκές. Una búsqueda de los usos de ἀτρεκές en el Corpus Hippocraticum revela que era una palabra relativamente común en su vocabulario,83 a tal grado que, junto con las Historias de Heródoto, el Hippocraticum representa el Corpus que emplea más este adjetivo. De esta manera, la defensa del uso parmenídeo de ἀτρεκές, no sólo refuerza la relación del eleata con la ley y la justicia, sino también con los médicos. La denominación parmenídea del ἦτορ τῆς ἀληθείας como ἀτρεκές provee a la imagen metafórica de un anclaje en el vocabulario cardiológico de la medicina hipocrática. Asimismo, uno de los empleos homéricos del término resulta cercano a la imagen del accuratum cor. En la Ilíada, el arquero troyano Pándaro se jacta de herir a Diomedes y a Agamenón, habiéndoles hecho brotar “sangre genuina”: ἐκ δ’ ἀµφοτέροιιν / ἀτρεκὲς αἷµ’ ἔσσευα βαλών).84 Por otra parte, llama la atención en el texto hipocrático la afirmación de que la γνώµη del hombre se encuentra en la cavidad izquierda del corazón. Un poco antes en el mismo tratado el médico dice:
Ἄµφω γε µὴν δασεῖαι τὰ ἔνδον καὶ ὥσπερ ὑποδιαβεβρωµέναι, καὶ µᾶλλον τῆς δεξιῆς ἡ λαιή· τὸ γὰρ ἔµφυτον πῦρ οὐκ ἐν τῇ δεξιῇ, ὥστε οὐ θαῦµα τρηχυτέρην γενέσθαι τὴν λαιὴν ἐµπλέην οὖσαν ἀκρήτου·85
Algunos comentaristas han percibido una influencia de Heráclito sobre el médico hipocrático en lo que respecta al “fuego innato” y han visto también ciertas reminiscencias de este pasaje en el Fedón platónico (96b),86 pero, al margen de esto, la frase ἐµπλέην οὖσαν ἀκρήτου resulta un claro eco del primer verso del fragmento B12 de Parménides: πλῆντο πυρὸς ἀκρήτοιο.87 El fuego puro-no mezclado de Parménides se enlaza, al menos desde el punto de vista léxico, con el fuego puro cardiológico de la medicina hipocrática.88
Así pues, en virtud de que el vocabulario cardiológico de la medicina presenta estas resonancias de la dicción parmenídea, la aparición del adjetivo ἀτρεκές en concomitancia con el tema del corazón podría apoyar la lectura del accuratum cor en B1.29.
Por otra parte, la adjetivación del corazón como ἀτρεµές invita subrepticiamente a platonizar la imagen parmenídea. Platón nunca utiliza el adjetivo ἀτρεκές y, en cambio, uno de sus dos usos de ἀτρεµές está en uno de aquellos pasajes platónicos que, por decirlo así, rezuman de platonismo. Se trata de un trozo de la palinodia del Fedro en el que Sócrates, al hablar del cuarto tipo de µανία, la erótica, dice que toda alma humana por naturaleza ha visto τὰ ὄντα, pero que recordarlos no es un asunto sencillo. Es en este contexto que, refiriéndose a la visión de las formas, utiliza el adjetivo ἀτρεµές para caracterizar aquella visión; afirma Sócrates:
ὁλόκληρα δὲ καὶ ἁπλᾶ καὶ ἀτρεµῆ καὶ εὐδαίµονα φάσµατα µυούµενοί τε καὶ ἐποπτεύοντες ἐν αὐγῇ καθαρᾷ, καθαροὶ ὄντες καὶ ἀσήµαντοι τούτου ὃ νῦν δὴ σῶµα περιφέροντες ὀνοµάζοµεν, ὀστρέου τρόπον δεδεσµευµένοι.89
La ἀτρεµία es, en definitiva, una de las cualidades de las formas platónicas,90 con lo cual aceptar su aparición en B1.29 implica aproximar la imagen parmenídea al pensamiento platónico. Claro está que en B8.4 la presencia de ἀτρεµές es indudable, razón por la cual Diels se decantó por adoptar el mismo adjetivo para B1.29; sin embargo, su aparición en B8 (como una de las σήµατα del ser) no garantiza que se haya utilizado en B1 en donde constituye un atributo de la imagen metafórica de la verdad. Así, resulta probable que
il testo citato da Simplicio (nel de caelo), da Proclo e (in parte) da Clemente sia stato rimaneggiato in modo tale che l’ ἦτορ Ἀληθείης non potesse che rinviare alla similitudine tra l’Essere e la sfera posta da Parmenide in B8.42-45, similitudine in cui Platone ha senza dubbio trovato un precedente fondamentale per la sua concezione dell’Universo sferico (Tim. 33b).91
Ahora bien, para una justa comprensión de la semántica de la ἀτρέκεια y de sus conexiones con la ἱστορίη, la legislación y la justicia, es inevitable atender al uso que hace de ella Heródoto en sus Historias. Para ello es necesario, por una parte, analizar brevemente las facultades de conocimiento que despliega el historiador en su obra y, por la otra, dilucidar el papel que juega dentro de ellas el vocabulario de la ἀτρέκεια.
En primer lugar, están las facultades estéticas, la vista y el oído, la visión y la audición (ὄψις y ἀκοή), que son las que constituyen, en virtud de su pasividad, es decir, de su carácter meramente receptivo, la experiencia directa, la ἐµπειρία.92 El dominio de intervención de estas facultades es lo visible (τὰ φανερὰ), y sus objetos son, para la vista los ἔργα µεγάλα τε καὶ θωµαστά, y, para el oído, en virtud de la lejanía espacial o temporal del fenómeno en cuestión, los discursos o relatos (λόγοι).93
En segundo lugar, está la facultad inquisitiva, la ἱστορίη, que, en virtud de su carácter activo, constituye una expansión de la experiencia, es decir, una πολυπειρία, o, si se prefiere, una totalización de las operaciones de la experiencia, cuyo objeto principal está constituido por τὰ γενόµενα, los hechos de los hombres, en una palabra, el pasado. Pero, para poder acceder al pasado, a ese dominio de invisibilidad temporal, es necesario recurrir, de nuevo, a los relatos (λόγοι) que proporcionan las diversas fuentes de información, ya sean orales o escritas (τὰ λεγόµενα). En este sentido, la actividad de recopilación discursiva de la ἱστορίη se solapa con la actividad de la audición, pero la enriquece propiciando una abundancia de testimonios. En el interior mismo de estos relatos, esta facultad inquisitiva descubre una serie de γνῶµαι y δόξαι, que son las opiniones de las diversas fuentes sobre los asuntos que se pretende investigar. Asimismo, para la correcta intelección, no sólo de los acontecimientos del pasado, sino también de los relatos informativos, es necesario dilucidar las características de los diversos ἔθνεα implicados en la investigación, a saber, su geografía, sus ἤθεα y sus νόµοι.94
El vocabulario crítico, es decir, aquel que se deriva del verbo κρίνειν, aparece como una forma de colaboración de la facultad inquisitiva.95 En algunos pasajes donde Heródoto no es capaz de formular con exactitud alguna información emplea precisamente el verbo κρίνειν en concomitancia con el adverbio ἀτρεκέως. Cuando la ἱστορίη no ha podido rendir cuentas sobre alguna cuestión, el historiador dice οὐκ ἔχω ἀτρεκέως εἰπεῖν o κρῖναι. En el libro segundo, sobre la costumbre de no permitir a quienes se dedican a la guerra ejercer ningún otro oficio, Heródoto afirma no poder discernir con precisión (οὐκ ἔχω ἀτρεκέως κρῖναι, 2.167.1) si los griegos adoptaron esta costumbre de los egipcios o de otros pueblos que también la practican. Igualmente, en el libro primero, respecto a las relaciones entre la lengua caunia y la caria, Heródoto declara no poder distinguir con precisión (οὐκ ἔχω ἀτρεκέως διακρῖναι, 1.172.1) qué lengua asimiló a cuál. Finalmente en el libro séptimo, tras describir la libación y la plegaria que Jerjes hizo en el Helesponto lanzando al mar una crátera de oro y una espada, el historiador declara no poder distinguir con precisión (οὐκ ἔχω ἀτρεκέως διακρῖναι, 7.54.3) si lo hizo como ofrenda al sol o para resarcirse de los agravios que había cometido al mismo mar. La concomitancia de la ἀτρέκεια y el κρίνειν sugiere que el acto de discernir, juzgar o criticar tiene como resultado óptimo la adquisición de la certeza o precisión que es exactamente una de las orientaciones epistémicas que el trabajo histórico puede alcanzar.
Así, la ἀτρέκεια aparece en las Historias como el producto de una investigación llevada a buen puerto, razón por la cual el historiador puede hablar con exactitud al respecto, o bien como el contenido epistémico de un saber que se considera inequívoco y cierto. La ἀτρέκεια es (junto con la ὀρθότης) el contenido epistémico ideal de la facultad inquisitiva. Los egipcios dicen conocer con precisión (ἀτρεκέως φασὶ ἐπίστασθαι) los años que han pasado desde Heracles hasta el rey Amasis, ya que siempre han llevado la cuenta de los años y los han registrado (αἰεί τε λογιζόµενοι καὶ αἰεὶ ἀπογραφόµενοι τὰ ἔτεα, 2.145.3). La ἀτρέκεια, en este caso, es el resultado óptimo del ἐπίστασθαι y del λογίζεσθαι.
En tercer lugar, están las facultades judicativas o críticas, la γνώµη y el δοκεῖν, por medio de las cuales es posible dotar a la investigación de algunas determinaciones epistémicas positivas, como lo son la πίστις que confiere mayor confiabilidad (πιστός) al conocimiento histórico, la verosimilitud (οἰκός) y la corrección (ὀρθός). Sin estas facultades el trabajo del historiador queda desprovisto de estas orientaciones epistémicas. Las raras ocasiones en que la investigación es capaz de alcanzar la ἀλήθεια (que merece un estudio aparte), lo hace por medio de estas facultades judicativas.
A la luz de los usos arcaicos y herodoteos del vocabulario de la ἀτρέκεια, se puede ver cómo ésta se encuentra íntimamente relacionada con la ley y la justicia y, a su vez, con los procedimientos de la ἱστορίη que se constituye así como una labor eminentemente jurídica.96
En este sentido, defender la lectura del accuratum cor veritatis en B1.29 aproxima a Parménides con Heródoto,97 pero también, como se intentó demostrar, con Zaleuco que se constituye como uno de los eslabones que amalgama el pensamiento del eleata con el del halicarnaseo.
En palabras de Darbo-Peschanski: “l’atrékeia súpose une recherche progressive contrairement à l’alētheia qui est une vérité de révélation et s’accommode à une saisie immédiate” (1987, p. 180). A pesar de que la enseñanza de la diosa parmenídea se presente bajo la forma de una revelación, en realidad la imagen misma del camino en la que está configurado su discurso presupone precisamente un encaminamiento progresivo.98 El corazón de la verdad no está dado desde un principio, es una meta a la que se llega después de haberse apropiado del relato (κοµίζειν τὸν µῦθον). El κοµίζειν que debe llevar a cabo el κοῦρος consiste en ir adquiriendo cada vez más una mayor certeza, precisión y exactitud en la comprensión. El corazón de la verdad no es (al menos exclusivamente) una metáfora geométrica que anticipa la imagen de la esfera de B8; es también una metáfora ética. El corazón de la verdad no es una manera figurada de decir “el centro conceptual de la enseñanza”, “el núcleo del problema”,99 sino más bien una referencia a la disposición anímica de quien es justo o sincero, al lugar de la conciencia en el que puede darse la verdad.
Algunos pasajes de la literatura arcaica en los que aparece el sustan tivo ἦτορ sugieren esta dimensión ético-moral de la fórmula parmenídea: por ejemplo, el fragmento 4C (West) de Solón en el que “el obstinado corazón” (καρτερὸν ἦτορ) lleva al deseo excesivo (ἐς κόρον) de muchos bienes y, a su vez, al pensamiento desmedido (µέγαν νόον). O la Nemea octava en la que, tras decir cómo las palabras del poeta son alimento de los envidiosos (ὄψον δὲ λόγοι φθονεροῖσιν), Píndaro canta:
ἦ τιν’ ἄγλωσσον µέν, ἦτορ δ’ ἄλκιµον, λάθα κατέχει
ἐν λυγρῷ νείκει· µέγιστον δ’ αἰόλῳ ψεύ-
En virtud de la concomitancia del “corazón” y el “olvido”, este pasaje podría ser uno de los paralelos más cercanos a la expresión parmenídea del ἦτορ Ἀληθείης. Otro pasaje pindárico aproxima el “corazón” con la “verdad”; se trata de la Nemea séptima, en la que, justo después del cele bérrimo σοφία δὲ κλέπτει παράγοισα µύθοις, Píndaro dice:
τυφλὸν δ’ ἔχει
ἦτορ ὅµιλος ἀνδρῶν ὁ πλεῖστος. εἰ γὰρ ἦν
ἓ τὰν ἀλάθειαν ἰδέµεν, οὔ κεν ὅπλων χολωθείς
ὁ καρτερὸς Αἴας ἔπαξε διὰ φρενῶν
La metáfora del corazón ciego que no puede ver la verdad es como un espejo de la metáfora de Parménides; el corazón ciego se opone al corazón sincero (ἀτρεκές) que carece de mentiras inestables.
Ahora bien, la similitud entre la figura de Zaleuco y la de Parménides podría verse fortalecida a partir de un fragmento de Aristóteles que, curiosamente, conservamos en un escolio a los versos pindáricos que se analizaron aquí (νέµει γὰρ Ἀτρέκεια πόλιν Λοκρῶν, Ol. 10.13). Decía el Estagirita, según el escoliasta:
ἐπειδὴ γὰρ ἐχρῶντο (sc. οἱ Λοκροί) τῷ θεῷ πῶς ἂν παλλῆς ταραχῆς ἀπαλ λαγεῖεν, ἐξέπεσεν αὐτοῖς χρησµός, ἑαυτοῖς νόµους τίθεσθαι, ὅτε καί τις ποι µήν, ὄνοµα δ᾽ἦν Ζάλευκος, πολλοὺς νόµους δυνηθείη τοῖς πολῖταις εἰσενεγκεῖν δοκίµους. γνωσθεὶς δὲ καὶ ἐρωτηθεὶς πόθεν εὕροι, ἔφησεν ἐνύπνιον αὐτῷ τὴν Ἀθηνᾶν παρίστασθαι. διὸ αὐτός τε ἠλευθέρωται καὶ νοµοθέτης κατέστη.102
La conexión entre Zaleuco, la ley y los sueños de revelación evoca inmediatamente la figura de Parménides, legislador de Elea y autor de un poema que podría tener algunas relaciones con el mundo de los sueños.103 En el imaginario de la Grecia arcaica las leyes provenían de los dioses y, por tanto, los legisladores eran figuras intermediarias entre el mundo divino y el humano.104 Zaleuco, Carondas, Solón y Parménides representan diversos semblantes que constituyen el complejo arquetipo del legislador arcaico.
En virtud de su gran interés en los νόµοι de los diversos pueblos y en los mecanismos de ruptura y reestablecimiento de la justicia, las Historias de Heródoto pueden caracterizarse como un tribunal en el que la labor del historiador se constituye como un trabajo eminentemente jurídico.105 La hipótesis de que el historiador investigó los códigos legales de la Magna Grecia y que, a lo largo de esta investigación, debió absorber todo este conglomerado cultural en el que convergen diversos personajes en torno a las actividades legislativas, no resulta inverosímil a la luz del carácter jurídico de las Historias y de la vinculación entre Turios, patria adquirida del halicarnaseo, y los códigos de Carondas y Zaleuco, personajes, ambos, que pueden, a su vez, ponerse en relación con Parménides. Asimismo, la semántica del vocabulario de la ἀτρέκεια, en el que se articulan las conexiones entre el trabajo de la ἱστορίη y el de la νοµοθεσίη, además de arrojar luz sobre los nexos entre el Poema de Parménides y la legislación, también podría erigirse como una posible evidencia del trabajo legislativo del propio Heródoto.