Mercedes Montes de Oca Vega nos invita a considerar como recursos lingüísticos los textos doctrinales compuestos durante la Colonia por los sacerdotes encargados de convertir a la población indígena al cristianismo. Considera que estas obras abordan el problema conceptual de expresar un mensaje que sea a la vez suficientemente claro para el receptor y aceptado por la Iglesia. Para mostrar cómo se hizo esto, analiza los diferentes mecanismos de expresión lingüística de dos conceptos clave incluidos en los textos doctrinales náhuatl: Dios y Diablo. También dirige su atención a otros tres recursos lingüísticos utilizados para la creación de nuevo vocabulario católico en náhuatl: el préstamo de palabras españolas, el uso de partículas instrumentales y la extensión semántica de algunas formas básicas de palabras para introducir nuevas aplicaciones y sentidos para ellas. Montes de Oca considera que estas estrategias son el resultado del encuentro de dos experiencias religiosas diferentes y un intento de dar coherencia a conceptos católicos dentro del pensamiento indígena.
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Montes de Oca Vega, M. (2011). Los textos de evangelización: recursos lingüísticos. Tlalocan, 15. https://doi.org/10.19130/iifl.tlalocan.2008.186
Existe un amplio corpus integrado por textos de diversa índole que fueron elaborados ex profeso para evangelizar a la población nativa en la época colonial. Los autores de dichos materiales no sólo se enfrentaron a lenguas desconocidas, que debían estudiar y analizar de antemano, sino al problema de tipo conceptual que significó la tarea catequizadora. Representó todo un reto elaborar doctrinas, sermonarios y confesionarios que trasladaran, no sólo la lengua sino el espíritu del catolicismo a las diversas lenguas originarias de México.
Más allá de las dificultades que conlleva la traducción de una lengua a otra, el acto de traducir implica hacer una elección para preservar las especificidades fónicas, los matices semánticos, así como las particularidades sintácticas de la lengua fuente a la lengua meta. La traducción de los materiales evangelizadores se nutrió de fuentes católicas occidentales que ayudaron a homogeneizar los materiales en cuanto a su forma.1
El problema conceptual constituyó un desafío para los evangelizadores. ¿Cómo transmitir un mensaje que resultara claro y coherente a los receptores y que, al mismo tiempo, cumpliera con los cánones católicos?
En este trabajo me interesa acercarme a los diversos mecanismos de expresión lingüística de dos conceptos clave en los textos nahuas de evangelización, Dios y el diablo.
Asimismo, reviso de manera somera tres recursos lingüísticos generales que se emplean como estrategia en la creación del léxico católico, a saber:
-La preservación del español a fin de evitar la ambigüedad.
-El empleo de los instrumentales (en especial el sufijo -tica) en nombres abstractos, para expresar la integración de conceptos.
-La extensión semántica de algunas formas base, como recurso para introducir usos y sentidos novedosos.
Dios y el Diablo
Entre los conceptos clave cuya traducción fue problemática están Dios y el Diablo. Dado que en la religión prehispánica existía ya la construcción conceptual referida a los dioses, no fue tan fácil traducir directamente Dios por la palabra nativa teōtl. Respecto al Diablo, el problema se complicó aún más, pues existía la concepción de entidades peligrosas como el tlācatecolōtl o las tzitzimimeh, pero éstas no representaban formas opuestas a los dioses ya que no tenían ni el mismo estatuto ni el mismo campo de acción. De tal suerte, el empleo de la palabra tlācatecolōtl tampoco garantizó la comprensión del concepto católico.
En el caso específico del vocablo Dios se siguen varias estrategias. La más productiva es el empleo de la palabra en español:
Este difrasismo4 era la denominación atribuida, de acuerdo con el corpus del libro VI del Códice Florentino, a dioses mexicas “idolátricos y sátrapas” según los calificativos que se les asignaban. Esta estructura lingüística se refiere a Dios en el nuevo momento católico, a pesar de que es uno de los difrasismos que se empleaba para especificar el carácter de dueño de los destinos del dios Tezcatlipoca y que, una vez recontextualizado, se utiliza para referirse a uno de los atributos del dios cristiano: tēyōcoyani tēchīhuani ‘el fabricante de gente’, ‘el hacedor de gente’.
La misma estrategia de modificación semántica aunque no bajo la forma de un difrasismo sino de una predicación atributiva5 la tenemos en el Confessionario de Bartolomé de Alva:
Īpalnemohuani era uno de los lexemas que caracterizaba a Tezcatlipoca, uno de los dioses con mayor jerarquía en el panteón mexica; expresaba de forma ostensiva su fuerza y su papel de dueño de los destinos de los seres humanos. La conceptualización del Dios cristiano como īpalnemohuani se basa en una analogía que une dos experiencias religiosas diferentes y le da coherencia a la figura del Dios cristiano dentro del universo indígena.
El procedimiento de refuncionalizar los difrasismos existentes, a pesar de que podría parecer muy productivo, se toma con cuidado porque los evangelizadores no se arriesgan a emplear difrasismos que pueden estar demasiado sesgados en relación con la cultura originaria, y respecto a los cuales, los procesos analógicos no son lo suficientemente claros para impedir la ambigüedad en la interpretación.
La tercera estrategia es el empleo de la voz teōtl, pero en un difrasismo nuevo, creado ex profeso para denominar a Dios:
Aunque no existe un solo Dios y esto plantea problemas de traducción y de delimitación respecto a la persona de Dios padre. El hijo de Dios, Jesucristo, se expresa preferentemente en náhuatl con un nominal que ya se encuentra en el diccionario de fray Alonso de Molina:
Esta denominación se usa exclusivamente para designar a Jesucristo y remite a la finalidad de su presencia en la tierra, suceso característico que lo distingue de Dios-Padre:
A pesar de que la voz teōtl como designación del Dios cristiano se utiliza con sumo cuidado, en realidad se usa con mayor productividad en todos los lexemas que hacen referencia a la condición de sagrado. En un primer momento se recurre a la simple composición nominal para expresar el atributo de divino o sagrado:
Sin embargo, se construye con posterioridad una forma especial: teōyōtica, que es un nombre abstracto con la adición del sufijo -yōtl a la raíz nominal teōtl, lo cual resulta en el lexema teōyōtl, al que se le añade el sufijo instrumental -tica. ¿Por qué esta elaboración que se antoja innecesaria dada la opción de la vía composicional mencionada arriba?
Primero está el problema de la identificación del contexto prehispánico con la voz teōtl y después la adición del sufijo instrumental proporciona una semántica diferente a las construcciones que lo emplean, ya que literalmente se puede interpretar como: “a través de o con la divinidad”. La traducción de teōyōtica por ‘sagrado’ o ‘divino’ transforma este matiz instrumental en uno distributivo y el carácter adjetivo anula la condición instrumental del nombre.
La derivación instrumental de la voz teōtl es muy productiva, fray Alonso de Molina registra 20 voces relacionadas con la voz teōyōtica,9 que se empleó de forma recurrente:
En el caso del vocablo Diablo, el tratamiento no es el mismo, ya que la palabra tl5 catecol8 tl se emplea prácticamente sin distinción respecto a la voz diablo.
p)
Macihui in achto ocuitlahuiltiloc cihuatl ytechpa in tlacatecolotl
A pesar de que primero la mujer haya sido obligada por el tlacatecolotl
Es necesario hacer un estudio más preciso que incluya los distintos géneros, así como las órdenes religiosas, para evaluar la frecuencia de ambos lexemas. En un primer momento parece ser que las apariciones dependen del juicio del evangelizador; por ejemplo, en el “Tratado sobre los siete pecados capitales” de fray Andrés de Olmos se prefiere la opción de mantener el término en español,10 el cual aparece una sola vez, junto con un vocablo náhuatl:
En este ejemplo se emplea el nombre de Mictlantecuhtli pero se elige la yuxtaposición y no la composición como mecanismo relacional; es posible que esto tuviera como objetivo el evitar que el nombre remitiera al universo prehispánico.
El nombre ‘Diablo’ también se asocia con otras denominaciones en español:
El empleo directo del léxico católico en español en los textos nativos fue un mecanismo común, esta preservación se debió a la necesidad de transmitir de manera precisa conceptos complejos y de evitar así, en lo posible, la ambigüedad:12
a)
yehoatly yn sancto13 tocaitl ic mochiuh miec tlamauiçolli in tlalticpac
es el santo nombre con el que se hacen muchos milagros en la tierra
La forma instrumental -tica de la cual Carochi dice: “Ca, con los nombres toma, ligatura ti, su ordinaria significación es de instrumento como de tetl piedra. ‘Tetica nicmotlac le tire con una piedra’. De quahuitl, palo ‘quauhtica 8 nichuitec le di con un palo’ ”. (Carochi: 1645 [1983], 19r)
Launey afirma prácticamente lo mismo: -tica es un sufijo que sobre un radical nominal con la ligadura tiene casi siempre el sentido instrumental.
Tanto los ejemplos que cita Carochi como los de Launey tienen dos características en común, primero los nombres con el sufijo -tica son concretos y segundo, el orden sintáctico prototípico es FN-FV. En los ejemplos que muestro a continuación es posible observar la alteración respecto al tipo de nominal así como la sintaxis esperada:
Este recurso implica el empleo de una voz nativa cuyos rasgos semánticos básicos permiten la construcción de formas abstractas adecuadas al paradigma católico. Es posible que, en este caso, la tendencia consista en emplear verbos que denoten procesos físicos muy definidos y que no sean portadores de sentidos abstractos que pudieran interferir con el significado con el que se le pretende emplear. Aquí el problema radica en saber si estas extensiones se empleaban en contextos nativos o si son producto de la creatividad de los evangelizadores. Dada la inserción de voces de nuevo cuño en los diccionarios, es complicado identificar el origen.
A continuación presento un probable empleo de este recurso. Para traducir “exaltación” o “engrandecimiento” se utiliza el verbo tīmaloā15 en náhuatl, que según el diccionario de Molina es ‘apostemarse o henchirse de materia la llaga’; en esta entrada no se incluye la extensión semántica de esta voz a los términos mencionados y tampoco aparece en la sección española, ya que las entradas para engrandecimiento presentan otras raíces más usuales en los textos, como māhuizoa, tēnyōtl, tōcāyōtl, tleyōtl:
a)
Engrandecer a otro .nite, mauizçotia.nite tleyotia.nite, tenyotia.nite, tocayotia.nite,
Sin embargo, en el diccionario de Simeón sí se encuentra el registro en este sentido, “timalloa o timaloa nite- elogiar, exaltar, honrar a alguien”, y se cita como fuente la gramática de fray Andrés de Olmos de 1547.16
Es probable que la extensión se construya a partir de la idea de abundancia y de un proceso de agrandamiento físico. Esto podría explicar por qué en algunas de las apariciones del verbo tīmaloā,17 en especial cuando se encuentra pareado con mahcēhua ‘conseguir o merecer lo deseado’ (Molina: 1571-1977, 50r) y tlamachtia ‘enriquecerse’, el sentido es abundar.
Otra de las raíces cuya extensión se usa de manera productiva en los materiales de la evangelización es Tlaōcolia.
La raíz base es tlaōcoya, cuyo significado probablemente se deriva de *ta+ *pi ‘corazón’ + *ko’ ‘dolor’,18 ‘doler el corazón’, y es incorporada por Molina en su diccionario:
La forma del aplicativo es la que se emplea en los textos de evangelización para significar misericordia. Literalmente la adición del aplicativo significa ‘estar triste por o para alguien’.
La identidad conceptual entre las dos lenguas, establecida por el vocablo, facilitó el empleo de esta forma en el contexto católico ya que misericordia19 significa ‘tener o inspirar compasión o lástima’. La representación semántica de este vocablo nos lleva a identificar el matiz que impide una asimilación total de las formas en náhuatl y español.
En el esquema “tlaōcoya” y “tener tristeza” se pueden representar como X tiene Y donde X es un sujeto y Y corresponde al sentimiento tristeza. Tlaōcoya + el sufijo aplicativo nos da tlaōcolia, que en español se traduce por tener misericordia. Así, la representación del náhuatl tlaōcolia tener Y por Z es ‘tener tristeza o pena por o para alguien’, mientras en español el tener misericordia implica un sujeto que tiene un sentimiento de tristeza por alguien pero donde el mismo sujeto X hace M por Z, y este último no es sólo el sujeto receptor del sentimiento sino de una acción consecuente (M). La anterior secuencia, X hacer M, puede representar:
X ayuda a Z
X alivia a Z
Finalmente, tener misericordia no es sólo tener el sentimiento de pena o tristeza por alguien sino actuar en conformidad con éste.
Los ejemplos del uso de este lexema en contextos católicos son los siguientes:
La conquista espiritual implicó una serie de tareas, entre las cuales, la empresa lingüística fue de vital importancia. La producción y reproducción de textos católicos en lengua náhuatl significó no sólo el empleo de recursos como la perífrasis, la extensión semántica y la composición ad infinitum sino también la creación de conceptualizaciones novedosas y la transformación de las ya existentes, para crear un nuevo universo lingüístico de lo sagrado.