Esther Cohen. <i>Con el diablo en el cuerpo. Filósofos y brujas en el Renacimiento</i>

Resumen

Quiero empezar por el final citando, del último párrafo del libro, unas breves pero contundentes líneas. Escribe Esther Cohen que: “Hacer memoria es un acto performativo que llama al extrañamiento, y sólo un ser capaz de extrañarse puede tener una actitud crítica frente al mundo; sólo un despojo de la historia [la expresión fue tomada de Walter Benjamin y hace referencia a lo que la historia oficial ha olvidado] puede conducirnos a mirarla a través de otra lente, a reinventarla, a narrar los tesoros que se ocultan en su interior” (p.142). Estas palabras contienen a mí entender un sumario, una precisa descripción de los contenidos del libro Con el diablo en el cuerpo. El texto es, en efecto, una colección de ejercicios de memoria producto no sólo del trabajo individual —presente en el estilo y las formas de interrogar el material de lectura sobre el cual trabaja—sino de labores académicas menos solitarias: intercambios de opinión y discusiones tenidas a lo largo de cinco años durante los cuales Esther Cohen ha sido responsable del proyecto de investigación que hoy se llama Memoria y escritura (y antes Lecciones de extranjería y Problemas de la alteridad) que persiguieron, bajo una forma de trabajo colectiva, poner en entredicho viejas creencias sobre las relaciones entre la historia de los historiógrafos y la memoria colectiva registrada por el testimonio, en particular la memoria moderna sometida como sabemos a presiones jurídicas, de los medios masivos de información y por supuesto a instituciones censoras.