lacandón del sur Lacanjá Chansayab tradición oral monos araña saraguatos
Contenido principal del artículo
Israel Martínez-Corripio
Resumen
Este texto en lacandón del sur narra qué le ocurre a un hombre que cazaba muchos monos. Como consecuencia de esta actividad, el hombre fue llevado con el dueño de los monos, quien lo obliga a dormir con su hija para que pudiera reponer la cantidad de monos que había matado. La hija aprovecha esta situa- ción para convertir al hombre en mono. Al final, después de haber reproducido la cantidad de monos que le habían pedido, el hombre es liberado. Sin embargo, no se siente a gusto con su nueva apariencia y huye a la selva. La narración muestra cuál es la consecuencia de no respetar a los animales que son parte del medio selvático, en este caso el mono saraguato y el mono araña, y deja como enseñanza que siempre será necesario reparar el daño que se ha hecho a otra especie.
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Martínez-Corripio, I. (2019). Ma’ ba’ awireen hachireh ma’ax ‘¿no ves que ya parezco mono?’. Tlalocan, 24(1), 203-226. https://doi.org/10.19130/iifl.tlalocan.2019.489
El texto que se presenta en lacandón del sur narra lo que, supuestamente, le ocurrió a un hombre que se dedicaba a cazar monos saraguatos (o aulladores) ba’ats’ y monos araña ma’ax. De acuerdo con la narración, el hombre cazaba muchos monos en la selva, sólo para llevarse su cabeza y comerse los sesos, pero no se comía el resto de la carne. Un día fue capturado por un grupo de monos, quienes lo mantuvieron cautivo y, aunque trataban de alimentar al hombre con hojas, no lograban hacer que comiera. Entonces, el hombre fue llevado con el dueño de los monos, quien le dice que debido a que mató a su hija va a tener que andar con su hija saraguato, para reproducir la cantidad de monos que había matado. El hombre se niega en un principio a dormir con la hija del saraguato, pero sabía que si no lo hacía los demás monos lo iban a morder. Al mismo tiempo que dormía con la hija saraguato, ella aprovechaba para arrancarse pelo y pegarlo en el cuerpo del hombre con resina. Por lo cual, el hombre cada vez parecía más un mono. Cuando el hombre termina de reproducir la cantidad de monos que le habían dicho, el líder de los monos lo deja ir. Sin embargo, cuando encuentra a sus amigos les dice que lo maten porque se ha convertido en un mono, pero sus amigos no lo quieren matar. Entonces, el hombre finalmente decide escapar a la selva.
Esta narración refleja el respeto que los lacandones tienen por la fauna con la cual conviven de manera cotidiana en la selva, en este caso el mono saraguato, Alouatta, y el mono araña, ateles geoffroyi. Este hecho ya ha sido documentado dentro de la cultura de los lacandones por autores como Baer y Merrifield (1972) y Bruce (1968 y 1976). En este caso, la consecuencia de que el protagonista de esta narración cace monos de manera recurrente es que se termina convirtiendo en uno, no sin antes haber reproducido la misma cantidad de monos que había matado. Así pues, la enseñanza o moraleja a la que conlleva esta narración es el respeto que debe tener el ser humano por las otras especies con las cuales convive en el día a día.
La narración fue hecha en julio de 2011, en Lacanjá Chansayab (Chiapas), por Víctor Chambor, un joven hablante de lacandón del sur, quien prácticamente toda su vida ha vivido dentro de esta comunidad y quien es bilingüe lacandón del sur-español. La narración fue grabada en audio y posteriormente transcrita utilizando el alfabeto práctico del lacandón del sur propuesto por Kinbor et al. (2012). Finalmente, durante julio de 2012 se hizo la traducción al español con ayuda de Alexis Paniagua.
Además del texto que da cuenta de la narración, se incluye un apartado acerca de las lenguas yucatecanas, así como un apartado en el que se presenta la pertinencia de distinguir entre lacandones históricos, lacandones del norte y lacandones del sur. Asimismo, se incluye un apartado que describe el inventario fonológico y la estructura verbal básica del lacandón del sur.
El lacandón del sur y las lenguas yucatecanas
El lacandón del sur es una lengua que pertenece a la familia lingüística maya, específicamente al tronco yucatecano en el cual también se ubican el lacandón del norte, el yucateco, el itzaj y el mopán (Hofling, 2006, 2014, 2017 y 2018). El tronco yucatecano de la familia lingüística maya comenzó a separarse aproximadamente hace unos mil años (Kaufman, 1976; Hofling, 2006, 2014, 2017, 2018). El mapa 1 muestra la distribución geográfica de estas lenguas mayas de acuerdo con la propuesta de Bruce (1968: 10).
Dentro de las lenguas yucatecanas, el itzaj está prácticamente extinto ya que sólo es hablado hoy en día por algunos adultos mayores en San José, Petén, Guatemala, específicamente alrededor del lago Petén Itzá (Hofling, 2000; Lois y Vapnarsky, 2010). En contraste con el itzaj, el yucateco actualmente cuenta con 759 000 hablantes, quienes se ubican principalmente en los estados mexicanos de Campeche, Yucatán y Quintana Roo
Mapa 1: Distribución de las lenguas yucatecanas.
(INEGI, 2009), así como en algunos Distritos de Belice. En cuanto al mopán, se calcula que existen entre 10 000 y 15 000 hablantes de esta lengua (ALMG, 2001), los cuales se ubican principalmente en la zona sur-central del Petén guatemalteco, así como en la región de las montañas mayas de Belice (Hofling, 2007 y 2011). Respecto al lacandón del norte, de acuerdo con los estudios de Eroza (2006), Roblero Morales (2008) y Nec̆asová (2010), existen entre 200 y 250 hablantes dentro de las comunidades de Nahá y Metzabok, en el municipio de Ocosingo, Chiapas. A esta cifra sería necesario agregar aquellos hablantes de lacandón del norte que han emigrado a las comunidades de Lacanjá Chansayab y Bethel. En este sentido, Nations y Chan k’in (2017), contemplan alrededor de 800 hablantes de lacandón del norte, distribuidos en las comunidades de Nahá, Metzabok y Bethel. Finalmente, el lacandón del sur es hablado actualmente por alrededor de 500 personas en la comunidad de Lacanjá Chansayab, municipio de Ocosingo, Chiapas. Asimismo, una variante de esta lengua se hablaba hasta hace unos cincuenta años en la zona de San Quintín, Chiapas (Canger, 1969; Baer y Merrifield, 1972; Fisher, 1976), sin embargo, la mayoría de estos hablantes se establecieron hace más de treinta años en Lacanjá Chansayab. El mapa 2 muestra la distribución geográfica actual del lacandón del norte y el lacandón del sur, propuesta por Hofling (2014: 27).
Lacandones históricos, lacandones del norte y lacandones del sur
Los lacandones del norte y los lacandones del sur se autodenominan hach winik ‘hombres verdaderos’, y se refieren a su lengua como hach t’an ‘lengua verdadera’, mientras que en español utilizan el término maya para referirse a su lengua. El término lacandón, por lo tanto, es el que se ha utilizado en español para denominar a estos grupos, así como a sus respectivas lenguas. No obstante, el término lacandón históricamente se utilizó para referirse a un grupo étnico diferente que hablaba choltí y el cual hoy en día está extinto.
Como lo señala De Vos (1988: 22), Karl Sapper fue quien propuso por primera vez la distinción entre los lacandones actuales y los lacandones históricos o choltís en 1907. Sin embargo, esta propuesta no tuvo auge, al menos en México, sino hasta las décadas de 1980 y 1990, a partir de las investigaciones de Jan de Vos (Trench, 2005). De acuerdo con Villa Rojas (1995), los lacandones actuales proceden de inmigrantes llegados de Yucatán, específicamente de los quejaches. En este sentido se asume que los lacandones actuales son descendientes de yucatecos que se refugiaron durante la época colonial, en la región guatemalteca que hoy en día se conoce como Petén.
Mapa 2: Distribucion geografica del lacandon del norte y del lacandon del sur
Los primeros datos concretos que permiten identificar a los lacandones actuales o hach winik datan del último periodo colonial, es decir alrededor de 1788 y 1806. Durante esta época algunos indígenas y forasteros interactuaron con hablantes de yucateco, quienes tenían el cabello largo, llevaban túnicas largas blancas y usaban arco y flecha (De Vos, 1988 y Palka, 2005). Posteriormente, en 1826 el subteniente José María Esquinca encabezó una expedición que salió de Ciudad Real, capital de Chiapas, con el objetivo de explorar el río Usumacinta. A su regreso la comitiva entró en contacto con algunos caribes o lacandones, quienes vivían en las orillas de los ríos Usumacinta, Chocoljá y Chancalá (De Vos, 1990: 179). Los datos que Esquinca recopiló en 1826, respecto a la vida social y religiosa de los lacandones, coinciden en gran parte con la forma de vida que llevaron hasta antes de verse obligados por el gobierno mexicano a concentrarse en las comunidades de Lacanjá, Nahá y Metzabok (De Vos, 1990: 180). De esta forma, el testimonio de Esquinca respecto a la forma de vida de los lacandones en 1826, representa uno de los primeros reportes etnográficos detallados de los lacandones durante los primeros años posteriores a la independencia de México (Palka, 2005: 59).
Hasta mediados del siglo pasado se reconocían tres zonas en las que se ubicaban los asentamientos lacandones. Por un lado, la zona norte, localizada en los márgenes del río Jetjá y Perlas y en los alrededores de las lagunas de Nahá, Metzabok y Peljá. En esta región habitaban aproximadamente 114 personas. Por otro lado, la región oriental estaba conformada por 30 o 40 personas, quienes se ubicaban cerca de los ríos Lacanjá y Tzendales. Finalmente, la zona sur o de San Quintín que incluía a los ríos Jataté y Perlas inferior, así como la laguna Miramar, que antiguamente fue conocida como Lacamtun. Al parecer sólo 14 personas habitaban esta zona (Villa Rojas, 1995: 267).
Actualmente se postula una división etnográfica entre lacandones del norte y lacandones del sur, la cual se apoya en las diferencias respecto a la lengua, forma de vestir, corte de cabello y costumbres (cf. Tozzer, 1907; Duby y Blom, 1962; Baer y Merrifield, 1972; McGee, 1990 y Boremanse, 1998). Es importante señalar que hasta hace unos 50 años los grupos lacandones todavía se encontraban dispersos en los llamados caribales, los cuales estaban bastante alejados entre sí y era necesario viajar varios días para llegar de uno a otro (Villa Rojas, 1995: 244). Aunado a lo anterior parece que sólo se visitaban entre sí los lacandones que se consideraban del mismo grupo o zona, mientras que los lacandones que se consideraban de zonas distintas se evitaban mutuamente. Por ejemplo, los de la zona norte no se arriesgaban a visitar a los de Lacanjá o San Quintín (Villa Rojas, 1995: 265). De tal forma que no existía un contacto lingüístico estrecho entre los diferentes grupos lacandones.
Aunque ambos grupos comparten muchos elementos culturales que los identifican como lacandones o hach winik, es importante considerar algunos factores relevantes. Por un lado, no existe, y probablemente nunca ha existido una cultura monolítica o tradicional lacandona, en la que se observe el mismo patrón de asentamiento, prácticas rituales, organización social o estrategias de subsistencia (Palka, 2005: 54). Por otro lado, todo parece indicar que los dos grupos tienen una historia diferente y también diferentes orígenes. Al respecto, Villa Rojas (1995) señala que en la parte norte predominaron los quejaches (yucatecos), mientras que los lacandones del sur pudieron haber tenido más contacto o influencia de los choltís.
No obstante, hoy en día en México de manera oficial no se reconoce la división entre lacandón del norte y lacandón del sur (INALI, 2008), sin embargo no están claros los criterios que se han utilizado para decidir que el lacandón del norte y el lacandón del sur constituyen una sola lengua, o bien lo que en México se denomina una variante lingüística.
Inventario fonológico y complejo verbal del lacandón del sur
Correspondencias consonánticas en lacandón del sur
AFI
p
b
t
k
ʔ
p’
t’
k’
s
ʃ
h
ts
tʃ
ts’
tʃ’
m
n
j
w
ɾ
APLS
p
b
t
k
’
p’
t’
k’
s
x
h
ts
ch
ts’
ch’
m
n
y
w
r
Tabla 4:
Correspondencias vocálicas en lacandón del sur
AFI
i i: i’i
e e: e’e
ɘ
ɑ ɑ: ɑ’ ɑ
o o: o’o
u u: u’u
APLS
i ii i’i
e ee e’e
ä
a aa a’a
o oo o’o
u uu u’u
Tabla 5:
Marcas de aspecto-modo en lacandón del sur
Prefijos de aspecto-modo
Auxiliares de aspecto-modo
Imperfectivo k-
Durativo tan
Asegurativo he’ ...e’
Perfectivo transitivo t-
Obligativo yaan
Terminativo ts’o’ok
Desiderativo poch
Pasado remoto uuch
En cuanto a la estructura verbal básica del lacandón del sur, ésta es muy similar a la que ha sido descrita por Bohnemeyer (1998) y Verhoeven (2007) para el yucateco. Es decir que en principio aparece un marcador preverbal, el cual puede ser un prefijo o un ítem léxico independiente (auxiliar), el cual indica categorías de aspecto - modo. La tabla 5 muestra las marcas de aspecto-modo en lacandón del sur.
En segundo lugar se encuentra el núcleo verbal que incluye un clítico preverbal de sujeto y el verbo. No obstante, en lacandón del sur es muy común que entre estos dos elementos (clítico de sujeto y verbo), aparezcan uno o varios elementos adverbiales. Además, el verbo incluye un sufijo de estatus que se elije a partir de alguna de las categorías de aspecto-modo, a saber, incompletivo, completivo o subjuntivo. De esta forma, los sufijos de estatus codifican información respecto al aspecto, modo y transitividad de una estructura (Kaufman, 1990: 71). En este sentido, un sufijo de estatus tiene correlación con las marcas o auxiliares de aspecto-modo. Entonces, las marcas de estatus incompletivo, completivo y subjuntivo varían de acuerdo con la transitividad e intransitividad y con los diferentes marcadores de aspecto-modo. Asimismo, se identifican sufijos de estatus imperativo, tanto para las formas intransitivas, como para las transitivas. La tabla 6 presenta los sufijos de estatus transitivos e intransitivos del lacandón del sur.
Tabla 6:
Sufijos de estatus en lacandón del sur
Incompletivo
Completivo
Subjuntivo
Imperativo
Transitivo
-ik
-ah
-eh
-eh
Intransitivo
-Vn/-Vr/-an
-äh
-Vk/-ak
-en
Por otro lado, entre el verbo y el sufijo de estatus hay un espacio para incluir, de ser necesario, un marcador de aumento de valencia. Finalmente, la estructura verbal básica se complementa con el sufijo de absolutivo correspondiente. Partiendo de la propuesta de Verhoeven (2007), el conjunto de todos estos elementos conformaría la estructura de una cláusula verbal independiente en lacandón del sur, la cual se ilustra con la tabla 7.
Tabla 7:
Estructura verbal básica en lacandón del sur
Marcador o auxiliar de aspecto-modo
Núcleo verbal
Clítico de Sujeto
Adverbio(s)
Raíz
Estatus
Sufijo Absolutivo
k-
in=
chan-
ir
-ik
-eech
IPFV-
A1=
poco-
ver
-INCOMPLTRS
-B2
‘medio te veo’
Los argumentos sintácticos de una cláusula se codifican morfológicamente por medio de dos juegos de marcación, a los cuales se les ha llamado dentro de la literatura de las lenguas mayas, como Juego A y Juego B. La tabla 8 muestra el paradigma completo de la marcación de ambos juegos. Ahora bien, a partir de diferentes combinaciones, entre los sufijos del Juego B, el lacandón del sur puede distinguir, entre dual de primera y segunda persona, además de inclusivo y exclusivo de primera persona y plural de segunda y tercera persona. La tabla 9 muestra las combinaciones posibles de sufijos, para codificar cada una de estas personas gramaticales.
Tabla 8:
Marcación de persona del Juego A y Juego B en lacandón del sur3
Juego A
Juego B
Primera
in(w)=
-een
Segunda
a(w)=
-eech
Tercera
u(y)=
-Ø
Tabla 9:
Marcación de dual, plural, exclusivo e inclusivo en lacandón del sur
Dual
Plural
Exclusivo
Inclusivo
Primera
-o’on
-een-o’ob
-o’on-e’ex
Segunda
-e’ex
-ech-e’ex
Tercera
-o’ob
Los proclíticos del Juego A marcan al sujeto de verbos transitivos. Véase el proclítico de tercera persona u- en (1a). Asimismo, las marcas del Juego A indican al sujeto de un verbo intransitivo con marca de aspecto-modo imperfectivo. Véase el proclítico de tercera persona u- en (1b). Finalmente, las marcas del Juego A también funcionan para codificar al poseedor de un nominal, como se ve con el proclítico de tercera persona u- en (1a).
1
a.
Chen
uhoor
kuch’a’ik
chen
u-hoor
k-u-ch’a’-ik-ø
sólo
A3-cabeza
IPFV-A3-llevar-INCTR-B3
Sólo se lleva su cabeza
b.
Rähen
kubiin
rähen
k-u-biin
por
IPFV-A3-ir
Por eso se va
Las marcas del Juego B aparecen sufijadas a la raíz y típicamente funcionan para codificar al objeto de un verbo transitivo. Véase la ausencia de marca en (2a) para indicar a la tercera persona de singular que opera como objeto. Asimismo, el Juego B se utiliza para marcar al sujeto de un verbo intransitivo en perfectivo o subjuntivo, como se observa con la ausencia del sufijo de tercera persona en (2b) y (2c), respectivamente. Finalmente, las marcas del Juego B funcionan también para indicar al sujeto en predicados no verbales como se observa (2d) con la ausencia de marca para tercera persona.
2
a.
mix
kuhaantik
mix
k-u-haan-t-ik-ø
NEG
IPFV-A3-comer-TRS-INCTR-B3
no se la come
b.
ch’a’abih
ch’a’a-b-ih-ø
llevar-PSV-COMPLINT-B3
se lo llevaron
c.
kuurik
tuuri’
ba’ats’
kuur-ik-ø
tuur-i’
ba’ats’
sentarse- SBJINT-B3
NUM-FOC
saraguato
que se sienta un saraguato
d.
yaan
tuuri’
xiip
yaan-ø
tuur-i’
xiip
haber-B3
NUM-FOC
hombre
había un hombre
Los ejemplos presentados anteriormente, así como el texto a continuación, están adaptados al alfabeto práctico del lacandón del sur propuesto por Kinbor et al. (2012), además se acompaña de la traducción libre al español y se incluye el texto con segmentación morfológica, glosas y traducción.
¿NO VES QUE YA PAREZCO MONO?
(1) Dicen que antes había un hombre que cazaba mucho. (2) Dicen que cazaba muchísimos monos. (3) Sólo los cazaba muchísimo, pero no se come su carne. (4) Sólo se lleva su cabeza. (5) Sólo se come los sesos.
(6) Ese día que…dicen que... (7) Llegó el día que se fue y se fue a cazar. (8) Nada más se fue y se fue a la selva. (9) Según ve que se sienta un saraguato. (10) De verdad caza al saraguato y se cae. (11) Por eso se va. (12) Se da la vuelta y de verdad ve que de verdad hay muchos saraguatos atrás de él. (13) Hay muchos a su alrededor de donde está parado, hasta monos araña.
(14) Por eso se lo llevan. (15) Se va y se lo llevan y lo suben en la punta del árbol. (16) Por eso llegó y se lo llevaron. (17) Arranca esa fruta del árbol. (18) Se la dan para que coma, pero ni siquiera se la come. (19) Era cortada la hoja del árbol completamente para que se la comiera, pero no se la come. (20) Se ve que no se la come. (21) De verdad muerden y aplastan toda su mano.
(22) Por eso de ahí lo llevaron a donde estaba el gran dueño de los monos. (23) Dicen que le dijeron a él: (24) El pago por haber matado a mi hija es que tienes que reproducirla. (25) Tienes que andar con mi hija saraguato. (26) Así le dijo. (27) Por eso se fue para reproducirla completamente. (28) Tiene que dormir con el saraguato. (29) Aunque no quiera. (30) Si no se duerme con ella, lo muerden todo. (31) Por eso, después de eso, la reprodujo. (32) Por eso, dice que arranca la resina de la hoja del matapalo. (33) Se la pega completamente ahí en su cuerpo. (34) Por eso, el saraguato se arranca su pelo. (35) Se lo pega completamente a él, hasta que se convirtió completamente y se veía como un mono araña. (36) Todo su cabello se lo pegaron.
(37) Sí reprodujo a su saraguato y reprodujo completamente la cantidad que le dijeron. (38) Llegó el día donde le dijeron a él: (39) Ya te puedes ir de aquí, porque ya reprodujiste la cantidad que te dije. (40) Por eso llegó el día donde regresó con sus compañeros. (41) Le dijo: ¡mátame completamente! (42) ¿No ves que ya parezco mono? (43) Por eso, después de eso, le dijeron a él: (44) No te puedo matar. (45) Por eso, dice que así se terminó. (46) Hasta que se fue y se fue en la selva. (47) Dice que se terminó ahí, donde se va a la selva.