El Códice X o Los anales del "Grupo de la Tira de la Peregrinación". Copias, duplicaciones y su uso por parte de los cronistas

Contenido principal del artículo

María Castañeda de la Paz

Resumen

María Castañeda de la Paz analiza la existencia del llamado Códice X, la estrecha relación entre los diferentes manuscritos que conforman el corpus de la Tira de la Peregrinación y los diversos autores como Torquemada, Tezozomoc y Chimalpahin hicieron de ellos para componer su obras. En el pasado, varios de estos autores han sido acusados ​​de plagio, pero los autores muestran cómo sus procedimientos estaban de acuerdo con las prácticas de la época. Es de gran importancia su aporte para esclarecer la autoría de la obra de Tezozomoc, así como sus consideraciones sobre la relación entre su obra y la de Chimalpahin, junto con la revalorización de la obra de este último. Presenta un análisis minucioso y completo sobre cómo estos tres autores utilizaron diferentes fuentes, incluidos tanto el Códice X como la Crónica X, y se esforzaron por conciliar las diferentes versiones que encontraron. Como sabe que este no es un proyecto terminado, invita a otros colegas a continuar investigando el complejo mundo de los autores y obras de finales del siglo XVI y principios del XVII.

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Detalles del artículo

Cómo citar
Castañeda de la Paz, M. (2011). El Códice X o Los anales del "Grupo de la Tira de la Peregrinación". Copias, duplicaciones y su uso por parte de los cronistas. Tlalocan, 15. https://doi.org/10.19130/iifl.tlalocan.2008.189
Sección
Códices y documentos coloniales
Biografía del autor/a

María Castañeda de la Paz

Instituto de Investigaciones Antropológicas Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

En 1945 Barlow probó la existencia de una Crónica X, fuente alfabética con algunas ilustraciones, en la cual se basaron Tezozomoc (Crónica Mexicana) y Durán para escribir sus obras sobre la historia mexica. Tovar a su vez se basó en la de Durán y en la de Tovar lo hizo Acosta, de ahí la similitud de sus historias. Pero parece que durante la Colonia esto fue una práctica habitual. Lockhart (1999: 538-539) nos dice que en ese entonces los distintos escritores de anales buscaron los textos históricos de sus antecesores para iniciar sus trabajos. La finalidad era copiar lo referente al pasado más lejano y el resultado fue la duplicación de sus textos.

Y efectivamente, así fue. Como aquí se verá, existe otro grupo de documentos -en este caso en forma de anales-, que derivaron de una misma fuente pictográfica: el Códice X. La versión más antigua de este códice es hoy la de la Tira de la Peregrinación, de ahí que también haya encabezado al grupo con su nombre. 2 Los otros documentos son, además de la Tira, el Códice Aubin, el Ms. Mx. Mex 40 y el Ms. Mex. 85. 3 Sus textos, corroborando lo sugerido por Lockhart, son casi idénticos única y exclusivamente en su primera parte, la relativa a la peregrinación. Esta similitud no sólo radica en la cuestión alfabética sino también en la pictográfica, como también ha analizado Johansson (2004). Se trata por tanto de documentos mixtos que combinan ambas formas de expresión.

Lo anterior no es más que una muestra de que en un momento dado, alguien hizo una lectura de dicha versión histórica, fijándola para siempre en un texto alfabético en náhuatl. A partir de entonces, el documento y su texto alfabético fue reutilizado por varios escritores de anales para reconstruir la historia más lejana de su altepetl, la relativa a la peregrinación de los aztecas-mexicas, desde su salida de Aztlan hasta la fundación de su ciudad. Desde ese momento sus relatos comenzaron a divergir de manera significativa, probablemente porque cada autor se centró en lo relativo a la historia de su parcialidad, ya fuera San Juan Moyotlan, Santiago Tlatelolco u otra. Por todo lo anterior, cada vez que me remita a la versión de la historia que registran estas fuentes hablaré del Códice X, independientemente de que me esté refiriendo a uno u otro de los manuscritos que derivaron de él. Pero hay más. Además de aquellos que escribieron sobre sus respectivas parcialidades, hubo asimismo cronistas que, por diferentes intereses, quisieron profundizar en la historia de sus antepasados o en la historia del pueblo con el cual convivían. Recolectaron entonces los documentos disponibles y se ayudaron de ancianos intérpretes. Un ejemplo de esta amalgama histórica son las obras de Tezozomoc (Crónica Mexicayotl, 1992), Chimalpáhin (Tercera Relación, 1998) y Torquemada (Monarquía Indiana, 1975). Todos sabemos -y ellos mismos lo dejaron por escrito- que contaron con varias fuentes orales y alfabéticas para elaborar su propia historia:

Algunos antiguos dejaron pintados que fue en este año cuando los aztecas llegaron al pie de un gran árbol que se quebró sobre ellos mientras venían ... (Chimalpahin, Tercera Relación, 1998, 1: 185).

[ ... ] yo Don Hernando de A1varado Tezozomoc, certifico y confirmo a los mencionados ancianos, ya que no es tan sólo de la boca de unos cuantos la relación que aquí comparo [ ... ] (Tezozomoc, CronicaMexicayotl, 1992: 8).

Según las Pinturas, que los mas Curiosos de estos Indios Naturales tenían, y Yo en mi poder tengo [ ... ] (Torquemada, 1969, lib. 11, cap. 1: 77).

[ ... ] dicen las historias antiguas, que yo he visto y con suma diligencia examinado .. como en el libro de su peregrinación y venida se cuenta [ ... ] (Torquemada, 1969, lib. III, cap. XXII: 396-397)

Torquemada (1557?-1624) debió ser entonces uno de los cronistas que recogió por primera vez el relato contenido en la Tira de la Peregrinación, si bien lo hizo en español. Más tarde, Tezozomoc y Chimalpahin lo hicieron en náhuatl, aunque con respecto a la obra de Tezozomoc persiste la duda de su autoría debido a que en ella aparece su nombre y el de Chimalpáhin en primera persona. Pero hemos hablado aquí también de la Crónica X. Es importante tenerla presente porque los tres cronistas que tratamos en este trabajo se sirvieron o supieron de ella.

No deseo prolongar más esta introducción. En las páginas que siguen pondré sólo un ejemplo de la estrecha relación que existe entre los textos del corpus de la Tira de la Peregrinación, cuyos amplios párrafos escritos en náhuatl son prácticamente Idénticos. 4 No tiene sentido explayarme y profundizar mucho en este asunto porque Johansson ya lo ha hecho en un trabajo publicado recientemente Johansson, 2004). No obstante, ese ejemplo servirá de punto de partida para el presente artículo, cuyos objetivos serán: 1) Demostrar cómo Tezozomoc, Chimalpahin y Torquemada acudieron a este corpus para escribir sus historias. 2) Identificar otras fuentes y tradiciones, pero sobre todo la versión de la Crónica X en sus obras. 3) Profundizar en el uso que estos cronistas y otros anónimos (los escritores de anales) hicieron de la documentación que había entonces en la Ciudad de México, ya fuera en bibliotecas, ya fuera en manos de particulares y 4) La relación posible entre todos los manuscritos y sus autores.

Sólo me queda añadir que en estas páginas no se tratará la cuestión del análisis pictográfico del grupo ni de la interpretación de esta versión histórica, para esto remito al lector interesado a otros artículos (Castañeda de la Paz, 2006, 2005a, 2005b) o al trabajo de Johansson (2004).

Estado de la cuestión

Hasta hace muy poco, los documentos que aquí se analizan habían recibido desigual atención por parte de los investigadores. Solamente el Códice Aubin había sido transcrito y traducido a más de una lengua. 5 El Ms. Mex. 40, hasta áhora en alemán (Lehmann y Kutscher, 1981), ha sido asequible al gran público gracias al trabajo de Medina González (1998), quien transcribió su texto y lo tradujo al español. Del Ms. Mex. 85 sólo contábamos con la mencionada publicación en alemán de Lehmann y Kutscher, donde se incluían fotos en blanco y negro de todo el documento, transcripción y traducción. Hoy tenemos una traducción al español, al menos parcial, por parte de Johansson (2004: 227-240).

En cuanto a su relación con los cronistas anteriormente citados, Aubin fue el primero en notar un paralelo entre el Ms. Mex. 85 y los escritos de Tezozomoc. Asimismo, Dibble (1963: 12) dijo que algunos fragmentos del texto en náhuatl del Códice Aubin se correspondían casi palabra por palabra con ciertos párrafos de Tezozomoc y el Memorial de Chimalpahin (1991). Posteriormente, Zimmermann (1960: 65) también sugería una relación entre el texto del Ms. Mex. 85 con los trabajos de Chimalpahin y la Crónica X, mientras que Gibson, en comunicación personal a Glass (1975: 163) le indicaba las posibles relaciones de este texto con el Códice Aubin. Lo anterior es lo que posiblemente llevó a éste (Glass, 1975: 88-89) a afirmar que la primera parte del texto del Códice Aubin tenía paralelos con varias otras fuentes, no sólo con el Ms. Mex. 85 sino también con el Ms. Mex. 40 y la Tira de la Peregrinación. Al respecto, Medina González (1998: 14, 60) sólo hizo numerosas referencias a la similitud del Ms. Mex. 40 con los escritos de Chimalpahin, y especialmente con el Códice Aubin. Castillo Farreras (1997: XXII, XXXVIII) hace breves alusiones y pequeñas comparaciones en las notas de su texto. Por su parte, Johansson (2004) ha realizado una importante aportación al comparar y traducir parcialmente los textos alfabéticos del grupo, señalando las diferencias ortográficas entre ellos, los posibles errores de transcripción, las variantes gramaticales, etc.

Asimismo, detectó el uso que Torquemada, Chimalpahin y Tezozomoc hicieron del grupo, pero no ahondó en este tema, que es mucho más complejo de lo que a simple vista parece.

Será esa nuestra labor. Profundizar en el contexto en el que estos manuscritos fueron escritos, explicar el porqué de las duplicaciones en unos casos, y el porqué del "cortar y pegar" (cut and paste) en otros.

Similitudes y particularidades en el texto de los documentos derivados del Códice X

Ya hemos dicho que este grupo de documentos sigue la versión histórica contenida en la Tira de la Peregrinación. De esto no hay duda si comparamos el contenido de cada manuscrito (véase cuadro 1). Pero además, y como ejemplo de esta proximidad, he seleccionado la parte histórica relativa a la migración misma. Es decir, el paso del grupo de un lugar a otro, en este caso por Tula, Atlitalaquia, Tlemaco, Atotonilco, Apazco-Huizcoltepec y Tzompanco (véase cuadro 2).

Un simple análisis comparativo permite aseverar que estamos ante una versión histórica que tres tlacuiloque copiaron. A pesar de esto, hay sutiles diferencias entre los escribanos, reflejo de la variación ortográfica reinante en esos tiempos 6 Si nos centramos en la parte que narra la llegada del grupo a Apazco y el encendido del Fuego Nuevo en el cerro de Huitzcoltepetl (renglones 24 al 31), veremos por ejemplo:

- La tendencia del uso de la "n" en el autor del Ms. Mex. 85,

- El modo de escribir "cayó" como huetz o huez.

- La manera de referirse al palo para hacer el fuego nuevo: tlequavitl, tlequauitI y tlequahuitl.

- y una diferencia aún mayor en las variantes del nombre del cerro mismo: huitzcotl, huizcoltepetl y hasta hujzcol.

Vista esta semejanza, no hay duda de que los documentos son producto del copiado. Podemos pasar entonces a ver la relación del corpus con otros manuscritos alfabéticos.

La relación del corpus con otros manuscritos alfabéticos

a) Chimalpahin y Tezozomoc

El original de la Crónica Mexicayotl se perdió hace tiempo, y hasta 1997 sólo contábamos con una copia de esta obra conservada en la BnF, el Ms. 311. Unas fotocopias y fotos del Ms. 311 mandadas a hacer por Del Paso y Troncoso durante sus trabajos en Europa fueron las que sirvieron a Adrián León ([1949]1992) para transcribir y traducir la obra de Tezozomoc (León, 1992: VII-VIII). Pero esta copia no estaba manuscrita por Tezozomoc sino que en ella se observaba la mano de dos copistas distintos. 7

La situación se volvió más espinosa desde el descubrimiento de los manuscritos de la Sociedad Bíblica de Londres a principios de los años ochenta. Allí apareció la Crónica Mexicayotl, pero manuscrita por Chimalpahin (Codex Cbimalpabin, 1997). Según Schroeder (1994: 55), "es muy similar en estilo a otros trabajos de Chimalpahin, aunque [como el Ms. 311] contiene los nombres de ambos como autores". No obstante, en su último trabajo Schroeder (1997, 1: 10) llegó a la conclusión de que el descubrimiento de los manuscritos de la Sociedad Bíblica ponía fin a la controversia acerca de la autoría de la Crónica Mexicayotl; en su opinión, Chimalpahin copió a Tezozomoc, aunque el texto esté manuscrito por él y existan otros asuntos que son de Chimalpahin.

Por tanto, hoy tenemos dos copias casi idénticas de la obra de Tezozomoc, paradójicamente una de ellas manuscrita por Chimalpahin e insertada en el llamado Codex Chimalpahin. El cronista chalca la insertó entre una "Historia o Crónica Mexicana" en castellano y una "Historia o Crónica con su calendario" en náhuatl. A partir de sus investigaciones, Schroeder ha concluido que la Crónica Mexicayotl manuscrita por Chimalpahin es hoy por hoy el texto más original que tenemos de Tezozomoc (comunicación personal).

Con esta información comparé más de cerca ambas versiones y llegué a la conclusión de que efectivamente, del Codex Chimalpahin partió la copia del Ms. 311. El autor del que luego fue el Ms. 311 tenía consigo el Codex Chimalpahin, pero no comenzó su labor desde el inicio de esta obra sino que, a propósito, lo hizo tras la "Historia o Crónica Mexicana" escrita en castellano. Es decir, comenzó su trabajo justamente con la introducción a la Crónica Mexicayotl escrita ya en náhuatl. Asimismo, una nota de Boturini en el Ms. 311 parece confirmar lo anterior. La nota dice: "aquí se ve el fin del 'cronicon' de los mexicanos, mas los fragmentos que inmediatamente se siguen parecen ser recopilados de varias cosas y en diferentes épocas" (León, 1992: XXII). Sin duda, esos fragmentos a los que se refiere deben ser la "Historia o Crónica con su calendario" en náhuatl y otros que acompañan al Codex Chimalpahin.

En su tesis de doctorado, Zimmermann (1960: 20, 22, 45 Y 50-51) ya demostraba cómo el trabajo de Chimalpahin era una mera copia de otros autores, palabra por palabra. y con base en sus trabajos comparativos, concluía que la información de este cronista no era determinante para la historia temprana de los aztecas-mexitin, pues lo único que hizo fue copiar de otras fuentes, entre ellas el Códice Aubin, los Anales de Tlatelolco o Cristóbal del Castillo. También de Tezozomoc, como luego afirmaria Schroeder.

No obstante, me parece injusto negar el valor del trabajo del cronista de chalco. El copiado era una práctica muy común y tenía sus raíces en las ancestrales técnicas empleadas por los frailes (Schroeder, 1994: 43, nota 18), aunque también entre los tlacuiloque. Además, él no fue el único en utihzarla. Tras un anáhsis comparativo de los "distintos" textos en náhuatl, que enseguida analizaremos, podremos observar que si bien Chimalpáhin recurrió al temprano documento que era el Códice Aubin, el cual reproduce de manera casi fidedigna -especialmente en su Tercera Relación-, Tezozomoc hizo lo mismo con respecto a su obra.

Pero antes, y una vez aclarado el asunto de las copias, habría también que determinar la autoría de la Crónica Mexicayotl. De acuerdo con Schroeder, la obra de Tezozomoc es una elaboración a partir de varios manuscritos. Chimalpáhin los utilizó y copió, pero también le añadió parte de sus conocimientos (comunicación personal). 8 Empero, para esta autora es difícil discernir dónde empieza el relato de uno y dónde el del otro.

Meditando acerca del contenido de la Crónica Mexicayotl, tengo sin embargo la impresión de que el texto que hoy hemos heredado es verdaderamente el de Tezozomoc -sin duda a partir de otros relatos que él poseía-, y lo que Chimalpahin hacía era copiarlo añadiendo sus propias notas, sólo a modo de apuntes, quizá para un trabajo posterior. La forma de componer de Tezozomoc la vemos cuando nos dice que el relato del inicio de la migración procede de Alonso Franco, un mestizo que murió en 1602. ¡Sin embargo Tezozomoc no nos advirtió de su segunda fuente para esa parte de la historia', pues del Códice Aubin procede el relato del árbol partido yel sacrificio sobre plantas espinosas (cuadro 3, especialmente renglones 81-92).

Chimalpahin, por su parte, va copiando toda esa historia de Tezozomoc hasta que hace un alto en su copiado con el fin de añadir, en primera persona, que está verificando los cómputos de los años para determinada parte de la historia, ¡precisamente en la que los mexitin se relacionan con los chalcas! ( Crónica Mexicayotl, 1992: 47, 49). 9 Por ello, no creo que Chimalpahin tergiverse mucho la historia de Tezozomoc. Pienso que simplemente se limitaba a corroborar datos y fechas en un contexto muy específico. Aquellos relacionados con la historia de chalco. 10

Pasemos entonces a analizar otras partes del texto (véase cuadro 3), donde observaremos este asunto del copiado. No se incluye aquí el Ms. Mex. 85 porque debe recordarse que éste comienza su relato a partir de la llegada a Tula. Aquí nos remontaremos entonces al principio de la historia: el pasaje donde el árbol se rompe y poco después tiene lugar el sacrificio sobre las plantas espinosas.

Una rápida ojeada muestra la proximidad que existe entre el Códice Aubin y el Ms. Mex. 40. Ahora bien, una mirada más atenta deja entrever que Chimalpáhin sigue aquí al Códice Aubin y no a Tezozomoc (véanse por ejemplo los renglones del 13 al 45). La similitud de su texto con el del Códice Aubin es asombrosa, aunque en ciertos momentos le añada ciertos calificativos o haga uso de determinados términos propios de él. Es el caso de adjetivos como huey, al referirse al árbol donde se asienta el grupo (14, 45), o al llamar al "diablo" del Códice Aubin por su nombre: Huitzilopochtli (8, 22). En este punto, es interesante observar cómo Tezozomoc a veces omite el calificativo de "diablo" (64) y cómo, a veces, emplea el de tetzahuitl (8). E1Ms. Mex. 40 simplemente emplea el término "su dios [de ellos]",yn inteuh (8). En relación con lo anterior están varios pasajes en los que el Códice Aubin ignora a los protagonistas de la historia, mientras que Chimalpahin reitera que se trata de los aztecas (13, 47, 66) o de los culhuaque (25, 29, 41, 44). Ahora bien, otro rasgo característico del cronista chalca es su uso de la palabra altepetl, la cual sustituirá a la de calpoltin 11 del Aubin y Ms. Mex. 40 (24, 29, 32, 35, 43). 12 Respecto a la ortografía, lo más destacado es que sólo el Códice Aubin va a omitir la "h" en las sílabas "hua, hui, hue", no así el resto de la documentación (1, 4, 15, 23, 37,42, 49,52, 53,68, 90).

En cuanto a Tezozomoc, y en relación con este pasaje, a continuación veremos más detenidamente cómo su relato no sólo procede de Alonso Franco sino también del Códice Aubin. Aquí se puede observar que a la hora de redactar los nombres de los que van a ser sacrificados, su texto es más semejante al del Códice Aubin que al de Chimalpahin (renglones 57-59). Lo mismo sucede con los verbos oquicuique (82) y quimina (87). Por otro lado, detalles como que Chimalpahin no incluyera en su Tercera Relación información específica que la obra de Tezozomoc sí contenía, corroborarian nuevamente que Chimalpahin seguía al Códice Aubin. Por ejemplo, el tipo de árbol junto al que los mexicas se asientan o el del nombre de la mujer tendida sobre una de las plantas espinosas. Únicamente Tezozomoc nos dice que se trata de un ahuehuetl (5) y que ella es Teoxahual (60). Esto indica que Chimalpahin, al escribir su Tercera Relación todavía no tenía consigo la Crónica Mexicayotl que luego transcribió. 13

Lo cierto es que los dos autores estuvieron escribiendo simultáneamente 14 Zimmermann (en Schroeder, 1994: 45), "manifiesta que Chimalpahin se mezcló con un círculo muy cerrado de la nobleza indígena de la ciudad de México", y aunque no hay pruebas de que se conocieran personalmente, gracias a los manuscritos de la Sociedad Bíblica se desprende que al menos Chimalpahin accedió a los escritos de Tezozomoc. Falta determinar si Tezozomoc pudo consultar los de éste.

b) Chimalpahin y el Ms. Mex. 85

Considero importante detenemos también en el uso que Chimalpahin hizo del Ms. Mex. 85, pues en cierto momento el cronista va dejando de lado el Códice Aubin para usar el Ms. Mex. 85. Esto sucede en el pasaje relativo a la fundación de Tenochtitlan, donde se produce el sacrificio de un tlacatecatl de Colhuacan (cuadro 4). Comparando los textos es difícil discernir cuándo Chimalpahin deja una versión para retomar la otra. Escribe algunas palabras exactamente igual al Códice Aubin (por ejemplo, "oquittato" o "tlacateccatl"), pero la mayoría son más similares al Ms. Mex. 85 (por ejemplo, "tlatlachpana", "tlachiyato", "yohualtica" o "chichilquauhtli"). Resta decir que omitió el uso de la "n" final en la que tanto incide el escritor del Ms. Mex. 85 ("tenochtlin", "yohualtican" u "omen").

Asimismo, me gustaría señalar una interesante observación (véase los dos últimos renglones en cursiva en la cuadro 4). Tena (1998, 1: 212-213) indicaba que la fecha ome tecpatl era un error en el texto de Chimalpahin, de ahí que en su traducción del texto al español escribiera únicamente ome calli. Sin embargo, no se trata de ningún error. Ome tecpatl es un agregado intencionado del mismo Chimalpahin (Castillo Farreras, 1997: 76, nota 106). Cuando el cronista chalca escribía su Tercera Relación, desde un principio escribió 'Yey tochtli xihuitl". Sin embargo, en su afán de comparar cómputos (al igual que ya vimos que hacía en la Crónica Mexicayotl), cuando vio que el Códice Aubin y el Ms. Mex. 85 decían Ome tecpatl, dudó. De ahí que finalmente optara por añadir una nota que dijera "anoço ome tecpatl", es decir, "o tal vez, año dos pedernal".

Pero el ejemplo más claro del abandono del Códice Aubin y el uso del Ms. Mex. 85 es cuando reprodujo casi literalmente en su Tercera Relación el bello lamento de los teomamaque tras la fundación de Tenochtitlan (cuadro 5). En dicho cuadro hay que tener presente que Chimalpahin no seguía el orden de lectura del documento pictográfico que tenía ante él. Por ejemplo, comienza con las palabras de Tenoch y Quauhtliquetzqui, si bien en el Ms. Mex. 85 son Xomimitl y Oceloapan los que inician el diálogo y éstos se encuentran en la escena misma de la fundación (en el texto de Chimalpahin ellos irían a continuación de los otros). Después continúa con los personajes masculinos que tienen los textos más largos (Axollohua, Ahatl, Acacitli y Tecale) , pasando de largo por las mujeres (Tzepanxouh y Acpacuehe) que son tratadas después de los anteriores. A continuación tres señores que no comunican nada (y que están entre los anteriores) y, tras aquéllos, los veinte teomamaque que no vuelven a comunicar nada.

c) Tezozomoc: Crónica Mexicayotl vs. Crónica Mexicana

Los tres cronistas de los que tratamos en este trabajo se sirvieron del Códice X para articular sus respectivas historias. Pero también utilizaron, o al menos conocieron, la Crónica X. El uso del Códice X está presente, como hemos visto, a través del relato de la estancia de los mexitin junto a un árbol que se rompe y el ritual sobre las plantas espinosas. El de la Crónica X, por ejemplo, mediante el relato del abandono de Malinalxochitl-hermana de Huitzilopochtli- en Michoacán, y por consiguiente, la lucha del hijo de ella -Copil- contra Huitzilopochtli en Chapultepec (véase cuadro 6). Con base en lo demostrado en el apartado anterior, no hay duda de que Tezozomoc copió fielmente parte del texto del Códice Aubin, porque lo tuvo con él. Sin embargo, conviene detenerse aquí a ver el modo como Tezozomoc trabajó. Sabemos que este autor escribió dos obras sobre el origen de los mexicas: la Crónica Mexicana y la Crónica Mexicayotl. La primera la escribió en español hacia 1598 (Orozco y Berra, 1987: 151), mientras que la segunda la escribió en náhuatl algo más tarde, en 1609, como él mismo afirma (Tezozomoc, 1992: 7). Obviamente, la lengua en la que cada una se escribió nos habla de que iban destinadas a usos o públicos distintos.

Hasta hoy día, siempre se ha dicho que la Crónica Mexicana en español procede de una fuente común que otros autores como Durán utilizaron. Esa fuente común es la ya referida Crónica X. Y si de esto no hay duda, lo que a mí sí me parecía muy extraño era que Tezozomoc ignorara este relato cuando fue a escribir su Crónica Mexicayotl en náhuatl. Aunque el enfoque de esta segunda obra está en las relaciones genealógicas, las cuales se remontan al periodo de la peregrinación y se desarrollan profusamente en el periodo colonial, la Crónica Mexicayotl no está tan lejos de la Crónica Mexicana como en un principio pudiera parecer (véase cuadro 6). Una comparación de los relatos referentes a la migracion me hace pensar que, mientras que para la obra en español, lo que Tezozomoc hacía era copiar otro texto -al cual añadió u omitió ciertos detalles-, para la obra en náhuatl contó con un mayor número de fuentes, alfabéticas y pictográficas, además del relato oral de los ancianos (Tezozomoc, 1992: 6, 8). El resultado es un reflejo de su intento por conciliar tradiciones (véase cuadro 6). En líneas generales, este es el uso que hizo el cronista de las fuentes:

- De Alonso Franco es aquella parte que hace alusión a un señor en Aztlan de nombre Chalchiuhtlatonac, fuente de la que no tenemos precedente. Probablemente también la parte relativa a las penitencias en Quinehuayan Tzotzompa. Lo insóhto es que Tezozomoc nos dice que el relato de Alonso Franco concluye tras el ritual sobre plantas espinosas, pero ya se ha visto que esto no es así. Dicho relato procede del Códice Aubin, como arriba se ha analizado.

- El Códice X le sirve a Tezozomoc para explicar que cuando salen de Aztlan hacia [Teo]Culhuacan, traen a Chimalma con ellos. Asimismo, para relatar la escena del árbol y el ritual sobre plantas espinosas que ya se ha visto. Pero aquí es importante detenemos en un detalle: si Tezozomoc consultaba el Códice Aubin, ¿cómo sabía que a Chimalma la traían desde Aztlan, si ella no aparece allí dibujada? La respuesta está en que precisamente Tezozomoc copiaba el texto alfabético de este códice, cuyo autor debía conocer la Tira de la Peregrinación -donde Chimalma sí está representada en Aztlan-, y lo dejó por escrito.

- La Crónica X. Para enlazar el Códice X con la Crónica X el autor menciona los dos topónimos que siguen al ritual sobre las plantas espinosas en la Tira de la Peregrinación: Cuextecatl Ichocayan y Coatl icamac. De allí pasa al relato del abandono de Malinalxochitl en Michoacán. Un relato que podemos identificar como propio de la Crónica X. Este abandono tiene como consecuencia la posterior guerra entre Copil y Huitzilopochtli en Chapultepec, y por ello puede decirse que la batalla de Copil forma también parte de la Crónica X.

- Más adelante, y para la fundación de Tenochtitlan, Tezozomoc combina el Códice X con la Crónica X. Esto se ve claramente cuando el cronista (1992: 44-45) duda entre los protagonistas del evento: Cuauhtlequetzqui (de la Crónica X) o Cuauhcoatl y Axolohua (del Códice X). No obstante, lo más sorprendente es que el relato de la fundación es mucho más parecido a la versión de Durán que a su propia versión de la Crónica Mexicana. 15

d) Torquemada

Con la obra de Torquemada sucede algo similar a la Crónica Mexicayotl. Es muy claro que el fraile intenta concillar diferentes tradiciones: el Códice X y una fuente desconocida. Él conocía la versión de la Crónica X, pero probablemente no la tenía consigo cuando redactaba su obra y prefirió ignorarla en lo posible (véase cuadro 6):

- Para el inicio de la peregrinación incorpora un relato ajeno a los que aquí estamos tratando. Aquél donde un ave repite cantando "tihui, tihui" para iniciar la salida, encabezada por dos personajes que no pertenecen ni a la tradición del Códice X ni a la de la Crónica X. Más adelante identifica a ese ave con Huitzilopochtli (Torquemada, 1975, lib. 11: 113).

- Entre las "familias" que parten de Aztlan, utiliza primeramente una fuente donde dice que se trataba de las siguientes: mexicana, tlacochcalca, chalmeca y calpilca, si bien después, él mismo se encarga de aclarar que otras versiones dicen que eran nueve: las mismas incluidas en la versión del Códice X, pero a la que añadió a los mexicas. Asimismo, a los que debían ser huexotzincas los llama mizquicas (ibidem, 113).

- Torquemada (ibidem, 114) prosigue con el Códice X, ya que pasa a mencionar a los cuatro teomamaque de esta versión (Chimalma, Cuauhcoatl, Tezcacoatl y Apanecatl), a los cuales suma los de una fuente para nosotros desconocida (Tecpatzin y Huitziton).

- Continúa con el Códice X al proseguir con el ritual sobre las plantas espinosas y el árbol que se rompe. Aquí es curioso señalar que él sitúa la escena en las proximidades de Chicomoztoc, probablemente porque como otros cronistas argumentaban (Acosta y Durán), Chicomoztoc también era un sitio que se situaba al principio de la historia. Sin embargo, Torquemada discute el papel de Chicomoztoc como lugar de origen. Como él dice, no le consta por la documentación que él posee (ibidem, 114-115).

- A continuación incorpora relatos de otra tradición que desconocemos, los cuales alterna constantemente con la versión del Códice X. Esta versión la detectamos en los siguientes pasajes: al incluir a los mexitin en Culhuacan, y por ello su participación en la guerra contra los xochimilcas a los que les cortan las orejas; al describir la escena de la fundación de Tenochtitlan, cuando Axolohua y Cuauhcoatl entran en las aguas para comunicarse con Tlaloc; o al narrar el sacrificio de un culhua para poner su corazón en el altar a Huitzilopochtli (ibidem, hb. 11: 129-135, y lib. III: 397-398). Como ya hemos visto, todas esas narraciones formaban parte de la tradición del Códice X.

Conclusiones/Reflexión final

A partir de este y otros trabajos aquí mencionados, podemos concluir que la versión histórica de la Tira de la Peregrinación -basada en un documento más antiguo, hoy desconocido- se toma en una de las versiones que más circulaban en el México del siglo XVI acerca de la peregrinación de los aztecas-mexitin. También la Crónica X, pero hasta donde sabemos ésta estuvo en manos de los frailes, a excepción de Tezozomoc, que en cierto momento tuvo acceso a ella y la copió. De ésta insertó algunas partes en su Crónica Mexicayotl y quizás eso exphque que a veces se vislumbre en la obra de Chimalpáhin.

Que la versión del Códice X tuvo una circulación mayor lo vemos en el ampho uso que de ella hicieron los frailes (Torquemada), los cronistas indígenas (Tezozomoc y Chimalpahin) y los escritores de anales (anónimos).

Entre estos dos últimos grupos de escritores también hemos percibido una importante diferencia en el manejo de las fuentes. Mientras los escritores de anales se limitaron a copiar fielmente (o casi) alguna de las versiones del Códice X que tenían consigo (siempre la parte relativa a la migración), los cronistas por su parte intentaron conciliar sus historias como si fueran en pos de una verdad histórica. Algo que asimismo mostramos que sucedía en la obra de Torquemada, quien incluso discute la veracidad de Chicomoztoc como lugar de origen, según otras tradiciones que dice conocer. Se refiere a las de Durán y Acosta, o sea, a la Crónica X.

Lo anterior no es más que una muestra del objetivo tan distinto entre unos y otros escritores con respecto a su trabajo. Mientras los primeros simplemente querían saber sobre el pasado prehispánico para, exclusivamente dar un sentido de identidad y continuidad a la historia colonial de su altepetl, en los otros se advierte una búsqueda o investigación etnohistórica. No es por ello casual, entre los primeros, la similitud de los textos o el registro de los mismos acontecimientos históricos. Entre los segundos, la expresión de sus opiniones y la comparación de tradiciones que a veces tratan de fusionar o simplemente incorporar, advirtiéndose cierto desorden.

Este desorden, palpable en la obra de Chimalpahin, tiene su explicación. Como se dijo, la Tercera Relación parece que fue escrita a manera de libro de notas, donde el cronista chalca incluyó párrafos procedentes de la Crónica X, y que probablemente tomaba de la Crónica Mexicayotl, pero también del Códice Aubin y el Ms. Mex 85. Esto explica que sus textos sean a veces casi idénticos, los cuales luego intercaló entre sus Relaciones y el Memorial.

Un caso similar ocurre con Tezozomoc. Su Crónica Mexicana es una mera copia de un documento desaparecido, que luego le sirvió para elaborar su segunda obra en náhuatl, la Crónica Mexicayotl. Esta segunda obra es un claro exponente de cómo su autor compara versiones, añade lo que le interesa o duda entre tradiciones.

Queda en este campo todavía mucho por hacer. No es éste un trabajo acabado. Mi objetivo es que estas páginas sirvan a otros investigadores para continuar indagando en el complejo mundo de los escritos de los siglos XVI y XVII Y sus autores. Pero, sobre todo, para detectar y delimitar cada una de las versiones históricas que se recogen en la obra de los diferentes escritores.

Esto es sumamente importante. Hoy día, y en nuestro quehacer etnohistórico, solemos corroborar un hecho histórico porque así lo dicen ciertas fuentes o cronistas. Argumentamos, por ejemplo, que los mexicas pararon junto a un árbol porque así lo dice la Tira de la Peregrinación y lo corrobora el Códice Aubin, Torquemada, Tezozomoc y Chimalpahin, ignorando que ellos no corroboran nada porque su información, como aquí se ha visto, procede de la misma fuente.

Desafortunadamente, los cronistas casi nunca nos explicaron de dónde o de quién procedían cada una de sus historias. El resultado es un "refrito" histórico -si se me permite esa palabra-, que hoy hemos heredado. Por tanto, y sin quererlo, ellos nos dejaron a nosotros el trabajo de averiguarlo.

La ruta y hechos históricos en la versión del Códice X

Cuadro 1: La ruta y hechos históricos en la versión del Códice X

Comparación de los textos procedentes del Códice Xl

Cuadro 2: Comparación de los textos procedentes del Códice Xl

Junto al árbol partido y ritual sobre plantas espinosasJunto al árbol partido y ritual sobre plantas espinosasJunto al árbol partido y ritual sobre plantas espinosas

Cuadro 3: Junto al árbol partido y ritual sobre plantas espinosas

Construcción de un altar a Huitzilopochtli y sacrificio de un Culhua

Cuadro 4: Construcción de un altar a Huitzilopochtli y sacrificio de un Culhua

Chimalpahin y el Ms. Mx. 851
                  Chimalpahin y el Ms. Mx. 851
                  Chimalpahin y el Ms. Mx. 851

Cuadro 5: Chimalpahin y el Ms. Mx. 851

Uso del Códice X y la Crónica X por los distintos cronistasUso del Códice X y la Crónica X por los distintos cronistasUso del Códice X y la Crónica X por los distintos cronistasUso del Códice X y la Crónica X por los distintos cronistas

Cuadro 6: Uso del Códice X y la Crónica X por los distintos cronistas

Referencias

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  3. (). "La Tira de la Peregrinación. La ascendencia chichimeca de los mexicas". Arqueologia Mexicana 80, 66-71.(Julio-agosto)
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  33. (). . . Hamburg: Im Selbstverlag des Hamburgischen Museums für Vólkerkunde und vorgeschichte. .
Deseo expresar mi agradecimiento a la doctora Una Canger y al doctor Michael Swanton por su interés en la revisión de este texto, especialmente la relativa al náhuatl. Al doctor Michel R Oudijk doy las gracias por su ayuda en la traducción de la obra de Zirnmermann del alemán al español. A la doctora Susan Schroeder agradezco el haber compartido conmigo sus conocimientos acerca de Chimalpahin y Tezozomoc. Asimismo, quiero mencionar que este trabajo se preparó durante mi estancia en la Universidad de Copenhague (2000-2003). Debido a que un año después salió la obra de Johansson (2004), en la que trataba este mismo grupo de documentos, me vi obligada a darle otro enfoque a este trabajo, como se explicará y verá a lo largo de estas páginas.
Esta hipótesis se fundamenta en que la Tira es un documento que por razones desconocidas nunca se terminó. El Códice Aubin -el otro documento más próximo a ella- sí se concluyó, lo que explica que existía un original donde la historia llegaba, al menos, hasta el asentamiento de los mexicas en la isla de México (para mayores detalles véase Castañeda de la Paz, 2005a). Respecto a la datación de estos documentos, Robertson (1959: 93) estableció que la Tira de la Peregrinación fue elaborada en la década de 1530 a 1541, mientras que Dibble (1963, 12-13) fechó el Códice Aubin en 1564.
El primero en el Museo Británico y los otros en la Biblioteca Nacional de Francia (BnF). Debo advertir que el Ms. Mex. 85 comienza su relato a partir de la llegada del grupo a Tula y termina durante el gobierno de Acamapichtli.
A excepción de la Tira y el Ms. núm. 8 de Princeton, todos incluyen la parte relativa a la fundación de Tenochtitlan. Respecto a la fundación, mientras el Códice Aubin y el Ms. Mex. 85 son más próximos en su texto alfabético que en el plano pictográfico, el Ms. Mx. 40 Y el Códice Aubin lo son en su pictografía y no en el texto (Castañeda de la Paz, 2005b).
La de Peñafiel (1979) no es apta para un estudio debido a que se han observado bastantes inexactitudes a la hora de transcribir, llegando a faltar partes del texto. Un importante trabajo de transcripción y traducción, también al español, es el de Dibble (1963). Tiene una breve pero importante introducción y una reproducción a color de la copia del manuscrito que hay en París. También cabe citarse la gran obra de Lehmann y Kutscher (1981) con fotos en blanco y negro de todo el manuscrito, acompañado de transcripción y traducción al alemán. El análisis, estudio y transcripción más reciente es el llevado a cabo por Una Canger (1992) en programa informático (CoNDiP). La traducción de éste es al inglés.
Johansson (2004: 259-273) profundiza más en este asunto y demuestra los errores de transcripción, las variantes discursivas, etcétera.
W. Jiménez Moreno (en León, 1992: X) dijo que las letras correspondían a la de Chimalpahin y Antonio de León y Gama, si bien Schroeder ha determinado que no se trata de la de Chimalpahin (comunicación personal).
Hoy sabemos que en la elaboración de sus historias, los pintores del pasado prehispánico hicieron los códices a partir de otros, seleccionando aquellos datos importantes para el propósito del documento. O sea, para su discurso histórico. En relación con esto es importante la introducción que hace Castillo Farreras a la Tercera Relación. Este autor (1997: LVII-LVIII) determina que dicha Relación fue la primera que se redactó a modo de ensayo, para elaborar después el conjunto de su obra. Y de allí tomó lo que necesitaba para después redactar, por ejemplo, el Memorial, de ahí la similitud de estas dos partes de su obra.
La Crónica Mexicayotl (1992: 46) nos dice que en 2 conejo, 1286, los mexicas se asientan en Tlapizahuayan, tierra de los chalcas. Si entonces vamos al Memorial de Chimalpahin (1998: 162), observaremos que las fechas coinciden. Lo mismo sucede con respecto a la batalla de Chapultepec, tras la cual nos dice Tezozomoc (ibidem, 46-47) que los mexitin se refugiaron en Chalco. En ese punto es cuando probablemente Chimalpahin añadió lo suyo, de ahí que hable en primera persona y nos diga que examinando sus cómputos, aquello sucedió en 2 caña, 1299. Suponemos que esos cómputos son los recogidos en su Tercera Relación (1998: 203) Y en el Memorial(ibidem, 167,169 Y 171), donde se menciona tal fecha para los sucesos de Chapultepec.
Esta comparación de fechas entre los documentos que poseía, se podrá ver que también está presente en el cuadro 4, cuando redactaba su Tercera Relación.
Este aspecto ya fue notado por Johansson (2004: 314). Por otra parte, como expresa Lockhart (1999: 30, en nota a pie de página sin numerar): "En náhuatl, 'calpolli', en el sentido de organización, como nomre inanimado, no tiene plural. .. la forma ca/po/fin con un plural claro que se encuentra en los textos náhuatl, significa 'mierrVros de un calpolli o de varios calpolli' y no 'varios calpolli''' . Con base en lo anterior, la palabra altepetl debería referirse a los grupos humanos que componen el altepetl y no a varios altepetl, No obstante, parece que el uso que estos autores hacen de ambos términos corresponde al conjunto de pueblos o grupos.
En este sentido no concuerda con las aseveraciones de Schroeder (1994: 193) cuando dice que "Grupos errantes, pese a que tenían su tlatoani y dios propios y un conjunto suficiente de calpultin, cada uno con su propio nombre, nunca fueron llamados altepetl en las obras de Chimalpahin".
Sí dijo que era un ahuehuetl en su Diario (Castillo Farreras, 1997: XX). El problema es cuando el autor nos dice ( ibidem, 1997: 17, nota 13) que el Diario pudo haberlo comenzado en 1609, antes de recoger las fuentes principales con las que elaboró el conjunto de su obra. Entonces es raro que no hubiera incluido esta información en su Tercera Relación. De Teoxahual no dice nada en dicho Diario. Por su parte, en 1609 Tezozomoc estaría escribiendo su Crónica Mexicayotl, pero el asunto de un posible intercambio entre ambos autores no ha podido demostrarse.
Sabemos que Chimalpahin nació en 1579 y murió a mediados del siglo XVII. Hacia 1607 empezaría a escribir un conjunto de obras de carácter histórico (Tena, 1998, 1: 11), a veces como autor y otras como copista, labor que finalizaría hacia 1637. Según león (1992: XXVII), se trataba del Diario y sus ocho Relaciones, parte de las cuales ya se habían redactado en 1612. Tezozomoc, por su parte, parece que escribe a finales del siglo XVI o principios del XVII, ya que en su obra el autor dice estar en 1609.
Para más detalles sobre la descripción de la fundación y la comparación de sus escenas pictográficas, véase Castañeda de la Paz (2005b).