Formalistas, Bajtín y los regímenes de relevancia

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Tatiana Bubnova

Resumen

Este texto es un artículo-reseña sobre un reciente libro acerca de los destinos de la teoría literaria hacia finales del siglo pasado. El libro The Birth and Death of Literary Theory. Regimes of Relevance in Russia and Beyond es obra del conocido teórico del bajtinismo Galin Tihanov (The Master and the Slave. Lukács, Bakhtin and the Ideas of Their Time, 2000), que hace una interesante propuesta acerca del proceso histórico-cultural europeo desde que la literatura se constituye en un dominio autónomo. Se trata de comentar y de responder a algunas alternativas que Tihanov propone, y de poner en un contexto más amplio a otras.

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Bubnova, T. . (2022). Formalistas, Bajtín y los regímenes de relevancia. Interpretatio. Revista De hermenéutica, 7(1), 95-105. https://doi.org/10.19130/irh.2022.1.2701X45
Sección
Dossier: Artículos
Biografía del autor/a

Tatiana Bubnova, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas

Doctora en letras hispánicas e investigadora del IIFL de la UNAM. Se ha dedicado a la visión de la cultura hispánica a través de las ideas del pensador ruso M. M. Bajtín —cuya obra ha traducido al español—, observando específicamente los textos de la creación verbal como resultado de la función antropológica por excelencia. Es autora de libros y artículos sobre la obra de Bajtín y su círculo y sobre autores hispánicos como figuras culturales que trascienden en la historia el significado estrictamente literario y se inscriben en el diálogo universal del “gran tiempo”. Entre sus publicaciones están: F. Delicado puesto en diálogo: las claves bajtinianas de La Lozana andaluza (1987) y Do corpo a palavra: leituras bakhtinianas (2016).

Citas

Averintsev, Sergei S. “Bajtín, la risa, la cultura cristiana”, trad. T. Bubnova, Acta Poetica 18/19, núms. 1-2 (1997-1998): 25-46.

Bonetskaia, Natalia Konstantinovna. Bajtín glazami metafizika [Bajtín a los ojos de un metafísico], Centro de Iniciativas Humanísticas, Moscú-San Petersburgo, 2016.

Kristeva, Julia. “Bajtín, la palabra, el diálogo y la novela” [1966], en Intertextualité. Francia en el origen de un término y el desarrollo de un concepto, trad. Desiderio Navarro, 1-24. La Habana: uneac-Casa de las Américas-Embajada de Francia en Cuba, 1997.

Makhlin, Vitali. “‘Una risa invisible al mundo’. La anatomía carnavalesca de la Nueva Edad Media”, trad. T. Bubnova, Acta Poetica 18/19, núms. 1-2 (1997-1998): 47-116.

Man, Paul de. “Dialogue and Dialogism”, Poetics Today 4, núm. 1 (1983): 99-107.

Novoie Literaturnoe Obozrenie, revista electrónica, https://magazines.gorky.media/nlo/2021/1 sección Kniga kak sobytie [Libro como suceso].

Galin Tihanov es un profesor británico en la Queen Mary University of London, de origen búlgaro, teórico de literatura y cultura y, particularmente, bajtinista, que, además de las ideas del círculo de Bajtín, ha estudiado el panorama teórico cultural del Este y Centro de Europa. En su libro The Birth and Death of Literary Theory. Regimes of Relevance in Russia and Beyond,1 Tihanov reúne estudios acerca de los diversos temas y figuras culturales de estas zonas. En virtud de los múltiples vínculos entre las problemáticas y la coherencia del campo analizado, él encuentra elementos que justifican la aparición histórica de las teorías literarias modernas en estas partes de Europa durante el primer cuarto del siglo pasado, postulando la historicidad radical de las teorías literarias del siglo XX. Historicidad, o bien, agregamos, su peculiar cronotopía, al situar su génesis no solo en un periodo determinado de la historia, sino también en una geografía específica. De hecho, se trata de un ejercicio de historia intelectual situada en el espacio y el tiempo, aunque el pensamiento teórico acerca de la literatura pretenda a veces ser intemporal.

Desde un principio, Tihanov subraya que no se debe confundir la reflexión metodológica sobre la literatura, que existe en el mundo occidental desde Platón, con la teoría literaria. La teoría literaria es solo un matiz de un pensamiento disciplinado y racional sobre la literatura.

Los estudios teóricos que reúne se han publicado en diversos medios académicos a lo largo de unos 20 años y, repensados y vinculados por una coherencia intrínseca, dieron lugar al surgimiento de este libro. El concepto que los relaciona es, en parte, de origen foucaultiano y, en parte, derrideano, pero, como el mismo autor comenta, se trata tan solo de un punto de partida. Es la idea del “régimen de relevancia”, que Tihanov sigue con mucha precisión y, se podría decir, casi con precaución, buscando mantener un diálogo inter pares con sus interlocutores académicos postmodernos.

Caryl Emerson explica el significado del régimen de relevancia como “los contextualmente específicos modos de justificación y consumo de algún valor cultural, en nuestro caso, de la literatura, en un tiempo y un lugar determinado”.2

El “régimen de relevancia”, gracias al cual los estudios teóricos acerca de la literatura y fenómenos afines surgen, se desarrollan y pierden vigencia, parece ser derivado de los conceptos de “régime de vérité” y de “régime de savoir” foucaultianos (Tihanov solo ofrece referencias marginales).

A la luz de las propuestas de Tihanov, se visualizan tres modos de uso de la literatura: 1) como valor social y educativo (ético y político), en su función de la difusión e implantación de las ideas “correctas” en la sociedad; 2) como valor estético, basado en la función de la literatura como recurso de la creación de formas válidas por sí mismas, y en la autonomía del campo estético; 3) como valor de mercado y de consumo, derivado de la función de la literatura como fuente de ocio y diversión, y de su posibilidad autoterapéutica.

Todos estos regímenes pueden coexistir, disputándose mutuamente un espacio social, sobreponerse uno al otro: así, la primera y la tercera funciones coexisten hasta ahora. La primera surge con la tradición misma de la escritura. La tercera se vuelve “relevante” paralelamente al auge del comercio de los objetos arte y de los libros en el siglo XVIII.3

Tihanov explicita su idea dando más espacio a la autónoma función estética de la literatura, relacionada más directamente con la teoría literaria. Sus condiciones de existencia se van preparando durante el siglo que mide entre la aparición de De l’Allemagne (1813), de Mme. de Staël, y la ponencia dictada en 1913 por Víctor Shklovski sobre “La resurrección de la palabra”, un primer manifiesto formalista.

Se encuentra de por medio la concepción romántica del arte. En los románticos alemanes, la función ancilar del arte, como lo habría expresado don Alfonso Reyes, se menosprecia, y la esfera de la creación artística se declara como exclusiva y autónoma: es en el arte donde se realiza el “genio” libre e individual.

En el transcurso de esos 100 años, la concepción romántica del arte y del creador, atacada primero por su propia autoironía congénita, luego por el positivismo y el marxismo (el papel del genio individual en la historia es cuestionado por el materialismo histórico); después, por el freudismo (puesto que la psique humana individual no aparece centrada en sí misma, sino que está sujeta a una diseminación), se transforma. Paulatinamente, la dignidad e individualidad del arte se deposita en la indiscutible autoridad de la ciencia y en su propia capacidad de encarnarla y actualizarla.

Según Tihanov, el último refugio del genio romántico es el bastión del pensamiento teórico, con su pretensión de cientificismo, incluso a condición del rechazo de todo subjetivismo, inherente a la concepción original. Cabe mencionar que el estructuralismo mantiene y desarrolla esta actitud, tanto en la lingüística como en los estudios literarios o culturales, de modo que la lingüística se declara ciencia piloto del siglo XX.

Para Tihanov el régimen de relevancia de la teoría literaria moderna de alguna manera está relacionado con la “extranjería” o bien la liminalidad existencial de sus creadores.

La teoría literaria moderna nace en los países de la Europa Oriental -Chekoslovaquia (Círculo Lingüístico de Praga), Polonia (R. Ingarden), Rusia (los formalistas), Hungría (G. Lukács)-, donde no existía una tradición filosófica propia. Entonces, se importan corrientes filosóficas para aplicar a literatura (en su mayoría, alemanas y austríacas) como el neokantismo, el marxismo, la fenomenología o el psicoanálisis. En medio de, a veces, un completo divorcio de la estética, condicionada por la inherente poliglosia y heterotopía (exilio), y cierta orientación hacia las lenguas originarias, tales circunstancias parecen ser la condición de posibilidad de estos estilos de pensamiento. No obstante, como base, en vez de la singularidad de una literatura autóctona, se postula una tipología, y leyes generales de la construcción y evolución de los textos.

Un régimen de percepción social del arte, ya establecido desde la segunda mitad del siglo XVIII y consolidado 100 años después, en el siglo XIX aparece marcado por el surgimiento de cátedras de literaturas nacionales en las principales universidades de Europa y de los Estados Unidos.

Recordemos que las primeras cátedras eran de literatura comparada y su propósito, más bien su justificación, se constituía en contribuir y dar sustento cultural e ideológico a la formación de las naciones modernas en las sociedades industriales, en contraste con otras naciones rivales. Paradójicamente, una de las primeras cátedras de estudios literarios universitarios fue la rusa (1835), contrariamente a lo que se hubiera podido suponer, debido al supuesto atraso sociocultural, económico y político del país. Pero los rusos dicen jactanciosamente de sí mismos que gastan mucho tiempo en enganchar sus caballos, pero corren muy rápido (lo digo con cierto sarcasmo). En este sentido, la cátedra de Harvard (1874) fue casi la que más tardó en aparecer. En esta presuposición ideológica, la literatura se consideraba en función de su utilidad para la consolidación de los nuevos Estados, al integrar estudios literarios en los proyectos de nación. Hay que recordar, por ejemplo, que Alemania e Italia emergen como naciones unificadas hacia la segunda mitad del siglo xix. Interesante perfil nacionalista habría tenido el Imperio Austrohúngaro, con su composición abigarrada de etnias germanas, eslavas, románicas y ugras, que tenían que organizarse en una nación homogénea. Como resultado de aquel matrimonio forzado, Austro-Hungría mostró logros culturales importantes en diversas ramas, de la psicología, las artes figurativas y la literatura,4 amén de las ciencias, dando origen a creadores y científicos de primera línea, para extinguirse como Estado en 1916.

La emergencia de este estilo de pensamiento ha sido condicionada, según Tihanov, por la aparición de los nuevos Estados desde mediados del siglo XIX, por el multilingüismo de la Europa Central y por la ausencia de una tradición filosófica propia.

Por cierto, homologar la situación existencial de Lukács, Ingarden y los checos respecto de la ausencia de una tradición filosófica autóctona puede resultar una empresa discutible.

La biografía de Shklovski, uno de los agentes más visibles del formalismo ruso, bien conocida por lo demás, se encuentra muy lejos de producir la imagen de un estudioso solitario, que pergeña sus intrincadas propuestas intelectuales en el silencio de su estudio. Solo para poner algunas pautas: la juventud de Shklovski (nace en 1893) se proyecta sobre la Primera Guerra Mundial -en la que participó y fue condecorado-, la revolución y la guerra civil. Uno de sus hermanos mayores fue fusilado en 1918 por pertenecer a una fracción revolucionaria “incorrecta”; otro, relacionado con grupos religiosos, en 1937. Su hermana muere en condiciones de hambruna a principios de los años veinte en Petrogrado. Su biografía, especialmente durante la Primera Guerra Mundial, la revolución y la guerra civil, se parece más a la de algún personaje de Pérez Reverte que a la de un “científico” humanista, solo que todas sus aventuras eran verdaderas. Basta decir que Shklovski fue el prototipo de uno de los personajes con la función trickster (que conecta e involucra las dos partes del conflicto militar revolucionario: los rojos y los blancos) de la primera novela de M. Bulgákov, La guardia blanca (1925).

Sobre la relación históricamente significativa entre Shklovsky y el surgimiento de la teoría literaria moderna, Tihanov nos deja -desde su punto de vista-una memorable conclusión: “Shklovsky’s Sentimental Journey is thus not just a monument to the February and October revolutions and the ensuing civil war; it is also a monument to one of the most seminal moments in the evolution of literary theory, which still reverberates in our current debates on world literature”.5 Lo dice a propósito de -entre otras cosas- la importancia de la lengua original y/o lengua de socialización, como él dice, para la comprensión y valoración de las obras literarias, pero sobreentendiendo a la vez, el carácter revolucionario del nacimiento de un pensamiento independiente acerca del vínculo del fenómeno literario con la historia y la sociedad, y de su exclusividad.

Finalmente, en el libro de Tihanov resulta que la aparición de la teoría literaria moderna, justamente en Rusia y en aquel momento liminar, se debe a la convergencia de una multiplicidad de factores, que expone a través de los cinco capítulos de su libro. Por eso habla de una radical historicidad de la teoría literaria moderna.

Tihanov subraya, junto a las circunstancias sociohistóricas y hasta económicas de su surgimiento, el origen étnico-nacional característico de los jóvenes teóricos, de los cuales un gran porcentaje era de origen judío. Dada la posición social de esta etnia en el panorama sociológico del Imperio Ruso,6 Tihanov atribuye a esta circunstancia una importancia especial. El desarraigo, la homelessness, viene a ser, junto a otros elementos, la condición de posibilidad del surgimiento de las teorías literarias y culturales.

El primer capítulo del libro está dedicado a la compleja relación entre el formalismo ruso y el marxismo oficial. Los formalistas buscaban inscribirse en las estructuras ideológicas del nuevo régimen, pero, habiendo perdido la polémica con otros grupos literarios, más combativos (LEF, “Frente Izquierdista de las Artes”, y RAPP, “Asociación Rusa de Escritores Proletarios”), tuvieron que desaparecer y dispersarse como grupo. Los grupos rivales tampoco prosperaron, y en breve cedieron a favor de la centralizadora Unión de Escritores Soviéticos fundada por Gorky. En la Unión Soviética, el membrete de “formalista” se convertiría en una grave acusación ideológica por muchos decenios: las críticas hacia las teorías de Bajtín, ya en la década de los sesenta, se realizaban bajo esa misma acusación.

En el segundo capítulo, Tihanov rescata la personalidad intelectual del psicólogo y filósofo del lenguaje Gustav Shpet, un ruso de origen alemán borrado del panorama por el establishment soviético. En el cuarto capítulo expone y analiza aspectos de la paleontología semántica de Nikolai Marr, teoría que tuvo un importante ascendiente sobre ciertas ideas de M. Bajtín. En el quinto capítulo habla de la creación teórica de los emigrados rusos en Europa.

En el tercero, plantea Tihanov las teorías de Bajtín como evolución a partir de la ética y la estética hacia la filosofía de la cultura. Es una parte muy importante del libro porque justifica la supervivencia de las teorías de Bajtín más allá de la retirada de la teoría literaria.

El interés bajtiniano por el género literario durante los años treinta, dice Tihanov, parte de su profunda preocupación por la filosofía y la historia de las formas culturales. Debido a este cambio de rumbo hacia una filosofía de la cultura, Bajtín fue capaz de construir, durante aquella década, su teoría basada en una síntesis de diferentes tradiciones culturales, así como reelaborar y ampliar creativamente los conceptos procedentes de disciplinas más diversas.

El giro bajtiniano desde la estética y la ética de la década de los años veinte hacia la filosofía de la cultura, y el correspondiente abandono del interés por el escritor individual y la valoración moral de su obra (de una manera análoga evolucionaron los formalistas), es evidente en el desplazamiento que Bajtín realiza desde la polifonía hacia la heteroglosia como el rasgo definitorio de la novela.

Bajtín explica la cultura y la sociedad a partir de la actitud hacia el lenguaje, y desde ahí vislumbra el origen de la novela. La novela surge en la periferia estratificadora de las fuerzas de la historia, donde se evidencia la posibilidad de decir de muchas maneras y en muchos lenguajes sociales una misma verdad, relativizándola de esta manera.

Como los formalistas, dice Tihanov, Bajtín nunca se distancia del análisis del lenguaje. Lo que lo distingue de estos es el hecho de abordar el lenguaje a partir de las entidades más grandes que la literatura en sí misma. Su teoría de la cultura, centrada en el lenguaje, logra restaurar, de una manera mucho más sutil y mediatizada que la que intentaron los formalistas con su teoría literaria, el vínculo entre lenguaje y cultura.

En resumen, Tihanov afirma que la supervivencia de las ideas bajtinianas frente al formalismo se debe a un humanismo específico, carente de subjetividad.7

Según los bajtinistas rusos, Bajtín había sido entendido fuera de su país “con la exactitud de hasta al revés” (S. S. Avérintsev acerca de J. Kristeva). V. L. Makhlin decía que la pensadora francobúlgara hizo asociar las ideas de Bajtín con aquellas cuya crítica se encontraba en el mismo fundamento de su pensamiento, teniendo en mente justamente el formalismo y el estructuralismo.

Tihanov emprende, con mucho acierto, un intento por evaluar la recepción y la reelaboración del legado bajtiniano por los destinatarios occidentales, advirtiendo la oposición congénita del pensador ruso a los principios estructuralistas. Tihanov va a referirse a los dos representantes más notables del postestructuralismo.

Desde esta perspectiva, Julia Kristeva, interpreta a Bajtín, con su principio dialógico y la ambivalencia menípica,8 como “encarnación del proceso de abandono de identidad, substancia, causalidad y definición, en favor de analogía, relación, oposición”.9

La polifonía, despojada de la connotación de la intersubjetividad, ha sido interpretada como un espacio intertextual abierto e indefinido en el cual “el ‘personaje’ no es sino un punto de vista discursivo de un ‘yo’ que escribe a través de otro ‘yo’”.10 No sé si vale la pena repetir aquí la declaración de los principios del grupo Tel Quel11 acerca de la desubstanciación de los sujetos discursivos en la narrativa, codificados en los pronombres personales, allá en 1966.

A su vez, Paul de Man también mostraba cierto escepticismo acerca del enfoque hermenéutico de Bajtín, que ponía a prueba la verdad mediante la otredad.12 De una manera algo inconsecuente, el propio De Man remite este enfoque a lo individual. Como resultado, la lectura edificante de De Man aleja a Bajtín de las premisas de su propio pensamiento, concluye Tihanov.13

Al interpretar el “dualismo” bajtiniano en torno al “gran tiempo” y el “microtiempo”, parámetros aplicados al surgimiento y pervivencia de los fenómenos culturales en la historia, Tihanov encuentra su origen en la síntesis de tres grandes corrientes del pensamiento. El primero es el neokantismo, con su separación entre el “hecho” y el “valor”, paralelamente a la concepción del carácter abierto del ser, debido a la tensión entre lo dado y lo planteado (posited), conceptos seguidos por Bajtín en su ético-estética. La segunda es la idea hegeliana de la totalidad de la cultura en cuanto unidad despersonalizada en su universalismo histórico, dentro de la cual es posible el contacto entre los sentidos más diversos y un potencial diálogo entre todos ellos.

La tercera es la tradición del escatologismo ruso, que implica la esperanza de que cada sentido tendría su renacimiento y cada palabra esperaría el Segundo Advenimiento en el “gran tiempo”, en el cual la nueva gran experiencia sería justificada, a pesar de haber sido relegada antes. Para ser acogido en el seno del “gran tiempo”, el sentido ha de ser inestable y -en un grado considerable- despersonalizado, como Bajtín claramente insiste, comenta Tihanov. De hecho, es una paráfrasis extendida de la famosa y popular sentencia bajtiniana acerca de que no hay nada absolutamente muerto, y cada sentido tendrá su fiesta de renacimiento.

Me abstengo de opinar acerca de esa última tradición en cuanto tal, ya que no estoy familiarizada con la filosofía religiosa rusa del siglo XIX y, en parte, porque conozco críticas a las correspondientes ideas bajtinianas por parte de los filósofos religiosos rusos actuales, justamente en el sentido de la subversión que emprende el pensador respecto de las bases de esta filosofía (me refiero, particularmente, a N. K. Bonetskaia y, en parte, S. S. Avérintsev).

La otra idea bajtiniana “alarmante”, pero muy popular, es la del ‘carnaval’.

Tihanov dice que hay un estrato ideológicamente perturbador en la celebración de la resistencia de la corporalidad colectiva: el cuerpo popular bajtiniano. Al dejar de lado la carga negativa en el sentido postestructuralista, dice que este ribete del pensamiento bajtiniano da lugar al ascenso de un anticuado, frío y descentrado humanismo, en el cual la humanidad sobrepuja y sobrevive a las existencias humanas individuales. Así, en su libro sobre Rabelais, el régimen liberal del diálogo y la valoración del otro ser humano son desplazados por una fascinación antiliberal con los poderes de la colectividad.14 Me parece que una postura semejante nos invita a revisitar la polémica desarrollada, a partir del año 1990 -el de la aparición de la Prosaics de Morson y Emerson-, por Anthony Wall y Clive Thomson.15

Al centrarme en la percepción de las ideas de Bajtín que Tihanov explicita, he pasado por alto otras figuras referentes al tema que aparecen analizadas en este valioso libro, entre ellos, por ejemplo, Gadamer, Freyer, Marr y varios más. Dejo para más adelante la exposición de los planteamientos correspondientes y su posible comentario crítico.

Finalmente, después de señalar las aportaciones fructíferas del aparato conceptual bajtiniano en la crítica literaria contemporánea, y de evaluar sus ventajas ante las ideas eurocéntricas de los formalistas, basadas en un corpus muy limitado de modelos literarios, Galin Tihanov considera que la aproximación bajtiniana permite aspirar al análisis de un universo mucho más abarcador y receptivo de culturas literarias y horizontes valorativos, haciendo un guiño, sobre todo, hacia el continente africano. De hecho, se trata de una invitación a renovar el canon y sus principios. Solo que me parece injusto que olvide el horizonte cultural latinoamericano que, combinado con el ibérico general, promete un nivel de problemáticas y de propuestas metodológicas muchísimo más desarrollado y apto de ser traducido/transferido a los lenguajes culturales que son accesibles a la mirada analítica eurocentrista.

La de Galin Tihanov es una propuesta analítica interesante y con un potencial heurístico, llena de informaciones e iluminaciones sugerentes, que invitan a su verificación mediante un cotejo con muestras del pensamiento literario y cultural desde este lado del Atlántico, algunas de ellas fecundadas por un diálogo potencial con Bajtín.

Bibliografía

  1. , (Translator) (). Bajtín, la risa, la cultura cristiana. Acta Poetica 18/19(1-2), 25-46.
  2. (). . . Moscú-San Petersburgo: Centro de Iniciativas Humanísticas. . Bajtín a los ojos de un metafísico
  3. , (Translator) (). . . La Habana: UNEAC. La Habana: Casa de las Américas. La Habana: Embajada de Francia en Cuba. .1-24. 1966
  4. , (Translator) (). ‘Una risa invisible al mundo’. La anatomía carnavalesca de la Nueva Edad Media. Acta Poetica 18/19(1-2), 47-116.
  5. (). Dialogue and Dialogism. Poetics Today 4(1), 99-107.
  6. (). . . 1. Kniga kak sobytieLibro como suceso
Galin Tihanov, The Birth and Death of Literary Theory. Regimes of Relevance in Russia and Beyond (Stanford: Stanford University Press), 2019.
Novoe Literaturnoe Obozrenie 1 (2021), en https://magazines.gorky.media/nlo/2021/1 (consultado el 20 de octubre de 2021).
“Similarly, in the 1960s, we can begin to discern the complex overlap of all three regimes that I have just described: a lingering appreciation of literature on the basis of literariness; the eruptive sway of literature in activist social and political debates on campuses in Paris, Prague, and Berkeley; and finally, the withdrawal into a private consumption of literature as a largely escapist practice in the face of increasingly mediated forms of communication and the enhanced commodification of leisure”, en Galin Tihanov, The Birth and Death of Literary Theory, 24 [De un modo parecido, en los años sesenta comenzamos a discernir la compleja sobreposición de los tres regímenes que acabo de describir: la extendida apreciación de la literatura sobre la base de la literariedad; la irrupción volcánica de la literatura en los debates sociales y políticos en los campus universitarios de París, Praga y Berkeley; y, finalmente, el retiro hacia el consumo privado de la literatura como importante práctica escapista frente a las formas mediáticas de la comunicación y la creciente mercantilización del ocio]. La traducción es mía.
Es en esta encrucijada cuando emerge un Franz Kafka, judío checo de habla y educación alemanas.
Tihanov, The Bird and Death of Literary Theory, 182. [La Educación sentimental de Shklovski no es tan solo un monumento a las revoluciones de Febrero y de Octubre y de la consiguiente guerra civil; también es un monumento a uno de los momentos más seminales de la evolución de teoría literaria, que aún sigue reverberando en los actuales debates acerca de la literatura mundial.] La traducción es mía.
Los judíos rusos, confinados a la permanencia en las zonas de asentamiento especiales, tenían que cruzar esta “línea” fronteriza mostrando capacidades intelectuales y sociales extraordinarias, para poder integrarse a las estructuras del Estado y a la educación. La doble barrera cultural y estatal que había que superar para la integración producía una atención analítica hacia las propias estructuras, que es lo que obviamente sobreentiende Tihanov.
Tihanov, The Birth and Death of Literary Theory, 108.
Cf. Julia Kristeva, “Bajtín, la palabra, el diálogo y la novela” [1966], en Intertextualité. Francia en el origen de un término y el desarrollo de un concepto, trad. Desiderio Navarro (La Habana uneac-Casa de las Américas-Embajada de Francia en Cuba, 1997), 1-24.
Tihanov, The Birth and Death of Literary Theory, 127.
Ibidem.
Redacción de Tel Quel, Teoría de conjunto, trad. Salvador Oliva, Narcís Comadira y Dolores Oller (Barcelona: Seix Barral, 1971).
Cf. Paul de Man, “Dialogue and Dialogism”, Poetics Today 4, núm. 1 (1983): 99-107.
Ibidem: 128. “Unlike Kristeva, de Man was also skeptical about the potential of Bakhtin’s hermeneutic approach —which de Man somewhat incongruously applies with reference to the individual— to truly appreciate otherness. De Man’s reading of Bakhtin is edifyingly critical at the price of detaching itself from the premises of Bakhtin’s own thinking”. [A diferencia de Kristeva, De Man se mostró escéptico sobre el potencial del enfoque hermenéutico bajtiniano —que De Man aplica de manera un tanto inconsecuente con referencia al individuo— para apreciar verdaderamente la otredad. La lectura que hace De Man de Bajtín es edificantemente crítica, hasta el punto de distanciarse de las premisas del propio pensamiento de Bajtín].
Tihanov, The Birth and Death of Literary Theory, 132 Bakhtin’s vision of carnival affirms a notion of alterity materialized in a collectivist action that, in its corporeal intensity, appears to be expressive of a pre- or postlinguistic notion of otherness. In addition, in Bakhtin’s optimistic version of carnival, negativity and death are negated and established as no more than sublatable moments in the immortality of the people; but the refusal to recognize pain, negativity, and death as irreducible elements of the human condition amounts to refusing to fully recognize alterity, in whose engendering they are bound to partake. [La visión bajtiniana del carnaval afirma una noción de la alteridad materializada en una acción colectiva, que, en su intensidad corporal, parece ser la expresión de una noción pre o postlingüística de la otredad. Además, en la versión optimista del carnaval bajtiniano, la negatividad y la muerte son negados y se establecen como apenas unos momentos colaterales de la inmortalidad del pueblo; pero al rechazar el dolor, la negatividad y la muerte como momentos irreductibles de la condición humana, ello equivale al rechazo de una alteridad plenamente reconocida, en cuya generación ellos están forzados a participar].
Cf. Anthony Wall y Clive Thomson, “Cleaning Up Bakhtin’s Carnival Act”, Diacritics 22-23 (1993): 47-70, y la consiguiente respuesta: Gary Saul Morson y Caryl Emerson, “Imputations and Amputations: Reply to Wall and Thomson”, Diacritics 23-24 (1993): 96-99.