Análisis del discurso y hermenéutica como métodos en la interpretación de textos

Contenido principal del artículo

Adriana Bolívar

Resumen

En este artículo reflexionamos sobre la interpretación de textos desde las perspectivas del análisis de discurso y de la hermenéutica ya que estas disciplinas sirven de marco teórico y metodológico en una gran variedad de proyectos de investigación, tanto en las humanidades como en las ciencias sociales. Puesto que en ambos casos nos enfrentamos con la interdisciplinariedad, examinamos algunas tensiones que se generan entre estos campos cuando se pretende que una disciplina domine a la otra. El objetivo es orientar a investigadores jóvenes sobre lo que significa tomar la decisión de inclinarse por una u otra tradición. Se discuten posiciones de analistas críticos en relación con el planteamiento de que la hermenéutica actual necesita de la lingüística y del análisis del discurso para renovarse, a lo que se añade la necesidad de dar más atención al diálogo en el análisis crítico del discurso. Se propone una colaboración más cercana entre investigadores de ambas disciplinas.

Descargas

Métricas

Vistas del PDF
2,392
Mar 25 '20Mar 28 '20Mar 31 '20Apr 01 '20Apr 04 '20Apr 07 '20Apr 10 '20Apr 13 '20Apr 16 '20Apr 19 '2014
| |
Vistas del HTML
751
Jul 2020Jan 2021Jul 2021Jan 2022Jul 2022Jan 2023Jul 2023Jan 2024Jul 2024Jan 2025Jul 2025Jan 2026166
|
Vistas de otros formatos
701
Jul 2020Jan 2021Jul 2021Jan 2022Jul 2022Jan 2023Jul 2023Jan 2024Jul 2024Jan 2025Jul 2025Jan 2026108
|

Detalles del artículo

Cómo citar
Bolívar, A. (2020). Análisis del discurso y hermenéutica como métodos en la interpretación de textos. Interpretatio. Revista De hermenéutica, 5(1), 17-34. https://doi.org/10.19130/iifl.it.2020.5.1.0003
Sección
Dossier: Artículos
Biografía del autor/a

Adriana Bolívar, Universidad Central de Venezuela

Profesora titular en lingüística y estudios del discurso en la Universidad Central de Venezuela. Doctora en Lingüística por la Universidad de Birmingham, U. K. Fundadora de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso. Se especializa en análisis de discurso académico, político e intercultural. Ha publicado más de 200 artículos y capítulos de libros. Entre los libros como autora destacan: Discurso e interacción en el texto escrito (1994, 2015) (Caracas: UCV), Political Discourse as Dialogue. A Latin American Perspective (2018) (Routledge) y, como editora, Análisis del discurso. Por qué y para qué (Caracas: UCV), y con Franca Erlich (2007), El análisis del diálogo. Reflexiones y estudios (Caracas: UCV).

Citas

BELL, Allan (2011). “Reconstructing Babel: Discourse analysis, hermeneutics and the Interpretive Arc”, Discourse studies, 13 (5): 519-568.

BEUCHOT, Mauricio (2008). “Breve exposición de la hermenéutica analógica”, Revista Teología, Tomo XLV: 491-502.

BILLIG, Michael (2011). “Rabbinic traditions of interpretation and the hermeneutic arc”, Discourse studies, 13 (5): 569-574.

BOLÍVAR, Adriana (2005). Discurso e interacción en el texto escrito. Caracas, Universidad Central de Venezuela. Primera edición en 1995.

BOLÍVAR, Adriana (2007). “El análisis interaccional del discurso: del texto a la dinámica social”, en Adriana Bolívar (ed.), Análisis del discurso. Por qué y para qué. Caracas, Los Libros de El Nacional/Universidad Central de Venezuela: 249-227.

BOLÍVAR, Adriana (2009). “Democracia” y “Revolución” en “Venezuela: un análisis crítico del discurso político desde la lingüística de corpus”, Oralia, 12: 27-54.

BOLÍVAR, Adriana (2010). “A change in focus. From texts in contexts to people in events”, Journal of Multicultural discourses, 5 (3): 213-225.

BOLÍVAR, Adriana (2015). “Crítica y construcción de teoría en el análisis de discurso latinoamericano”, en Denize Garcia y María Laura Pardo (eds.), Pasado, presente y futuro de los estudios del discurso en América Latina. Brasil, Ediciones ALED. Disponible online en www.comunidadaled.org

BOLÍVAR, Adriana (2018). Political discourse as dialogue. A Latin American Perspective. London/New York, Routledge/Taylor & Francis.

CHARAUDEAU, Patrick (2014). “El investigador y el compromiso. Una cuestión de contrato comunicacional”, Revista Latinoamericana de Estudios del Discurso, 14 (1): 7-22.

CHILTON, Paul (2004). Analyzing political discourse: Theory and Practice. London/New York, Routledge.

DE BEAUGRANDE, Robert (2011). “Text linguistics”, en Jan Zienkowski, Jan–Ola Ostman y Jef Verschueren (eds.), Discursive pragmatics. Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins Publishing Company: 286-296.

FAIRCLOUGH, Norman (2000). “Dialogue in the public sphere”, en Shrikant Sarangi y Malcolm Coulthard (eds.), Discourse and social life. London, Polity Press: 170-184.

FAIRCLOUGH, Norman (2003). Analyzing discourse. Textual analysis for social research. London/New York, Routledge.

FOUCAULT, Michelle (1972). The archaeology of knowledge. New York, Pantheon.

GARDNER, Philip (2011). “Hermeneutics and history”, Discourse Studies, 13 (5): 575-581.

GRONDIN, Jean (2018). “¿En qué consiste el sentido hermenéutico?”, en Mauricio Beuchot y Juan Nadal (eds.), Entornos de la hermenéutica. Por los caminos de Jean Grondin. México, Universidad Nacional Autónoma de México: 17-33.

HAIDAR, Julieta (2003). El campo de los estudios del discurso: aportes para el estudio de la política. República Dominicana, Fundación Global Democracia y Desarrollo.

HALLIDAY, Michael (1978). Language as social semiotic. London, Edward Arnold.

HALLIDAY, Michael (1994). An Introduction to Functional Grammar. London, Edward Arnold.

KRESS, Gunther, y Theo VAN LEEUWEN (1996). Reading Images. The Grammar of Visual Design. London/New York: Routledge.

OSTMAN, Jan-Ola, y Tuija VIRTANEN (2011). “Text and discourse linguistics”, en Jan Zienkowski, Jan–Ola Ostman y Jef Verschueren (eds.), Discursive pragmatics. Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins Publishing Company: 265-286.

PAVÁN SCIPIONE, Carlos (2007). “Hermenéutica y fundamentación ontológica del diálogo en Gadamer”, en Adriana Bolívar y Frances D. de Erlich (eds.) (2015), El análisis del diálogo. Reflexiones y estudios. Caracas, Universidad Central de Venezuela: 43-67.

PÊCHEUX, Michel (1982). Language, semantics and ideology. London, Macmillan.

PELLAUER, David (2011). “Some comments on Allan Bell´s proposed turn to hermeneutics”, Discourse studies, 13 (5): 583-587.

PRATT, Mary Louise (2011). “The body in the corpus”, Discourse Studies, 13 (5): 589-592.

RODRÍGUEZ ALFANO, Lidia (2010). “A continuum of approaches to dialogue”, en Dale Koike y Lidia Rodríguez Alfano (eds.), Dialogue in Spanish. Studies in functions and contexts. Amsterdam, Philadelphia: 1-27.

TEPE, Peter (2011). “Cognitive hermeneutics. The better alternative”, Discourse Studies, 13 (5): 601-608.

TEUBERT, Wolfgang (2007). “Escritura, hermenéutica y lingüística de corpus”, Revista Signos, 40 (64): 431-453.

TITSCHER, Stefan, Michael MEYER, Ruth WODAK y Eva VETTER (eds.) (2000). Methods of text and discourse analysis. London/Thousand Oaks/New Delhi, Sage Publications.

VAN DIJK, Teun A. (2005). “Contextual knowledge management in discourse production: A CDA perspective”, en Ruth Wodak y Paul Chilton (eds.), A new agenda in (critical) discourse analysis. Amsterdam, John Benjamins: 71-100.

VAN DIJK, Teun A. (2008). Discourse and context. A social cognitive approach. Cambridge, Cambridge University Press.

VAN DIJK, Teun A. (2009). Society and discourse. How social context influences text and talk. Cambridge, Cambridge University Press.

Introducción

En virtud de mi formación como lingüista y analista del discurso, me ha tocado trabajar de cerca con investigadores de las humanidades y las ciencias sociales en proyectos multidisciplinares o interdisciplinares que exigen llevar a cabo el análisis de textos para estudiar algún fenómeno de tipo histórico, psicológico, social, político o cultural. El hecho de enfrentarme a la formación de investigadores en cursos de posgrado, a quienes hay que darles herramientas confiables para que sus datos sean válidos y convincentes, me llevó a desarrollar más el análisis lingüístico del discurso porque me permite obtener evidencia empírica con dos grandes propósitos, por un lado, uno lingüístico, para explicar cómo funcionan determinados recursos lingüísticos en contextos particulares y, por otro, uno sociodiscursivo, para explicar cómo cambian los textos en la dinámica social y cómo la dinámica social y cultural influye en los textos (Bolívar 2007, 2018). Aunque la hermenéutica no ha sido mi campo de especialidad, considero que es importante conocer esta opción y evaluar sus ventajas y desventajas, especialmente cuando se aplica al análisis de textos cotidianos, como es el caso de la hermenéutica objetiva, que surgió como un nuevo método en las ciencias sociales (Titscher et al. 2000).

Dado el carácter interdisciplinar de estas dos tradiciones podemos encontrar tensiones que se derivan de su método de interpretación de textos. En este artículo se hará evidente que la validación de las interpretaciones requiere de un análisis sistemático de los textos tomando en cuenta al menos tres dimensiones en la construcción del significado: una teoría del lenguaje, una teoría de los textos y del discurso, y una aproximación empírica al análi­sis crítico del discurso. Tocaré estos aspectos a lo largo del artículo, aunque no necesariamente en este orden. Primero veremos de manera muy rápida en qué consisten el análisis del discurso y la hermenéutica y examinaremos por qué surgen algunas tensiones;1 luego nos enfocaremos en los aspectos de método (los caminos diferentes), nos detendremos en la hermenéutica objetiva como método en las ciencias sociales y, finalmente, con base en mi propia investigación en análisis del discurso, presentaré cuestiones que considero relevantes para el análisis del diálogo en los estudios críticos del discurso.

La validación de las interpretaciones: análisis del discurso y hermenéutica

El análisis del discurso proporciona una forma de validar interpretaciones de textos porque es interdisciplinar y toma en cuenta el conocimiento sobre la producción de textos, su interpretación y evaluación. Esto significa que necesitamos entender el discurso desde dos perspectivas: una que define al análisis de manera similar a la lingüística textual (de Beaugrande 2011), también llamada lingüística discursiva (Ostman y Virtanen 2011), y otra que define al texto desde una perspectiva crítica, en la que este es proceso y producto de representaciones sociales, de interacciones, y de lucha ideológica que deja sus marcas en los textos. El análisis crítico se practica desde diferentes perspectivas en Europa (Wodak y Meyer 2000) y en América Latina (Bolívar 2015, 2018; Haidar 2003). La lingüística textual pone el foco de la investigación en los procesos del texto, la forma en que se estructura la información, la referencia, las señales de cohesión y coherencia, los tipos de textos y géneros discursivos, intertextualidad y otros procesos. La definición de texto en la lingüística textual considera los eventos comunicativos y distingue claramente entre lo que es el sistema formal de la lengua y su uso en contextos, como lo explica De Beaugrande:

Today, the ‘text’ is widely defined as an empirical communicative event given through human communication rather than specified by a formal theory. Each such event ‘rides on’ a dynamic dialectic between the ‘virtual system of language (the repertory of possibilities) and the ‘actual system’ constituted by the choices of the text producer (De Beaugrande 2011: 290).2

Igualmente, queda claro que la investigación en el campo de la lingüística textual o discursiva se enfoca en los productores y lectores del texto, y es una ciencia empírica e interdisciplinar porque no puede ser de otra manera:

Our task is to describe, as empirically and realistically as we can, the processes whereby communicative participants can and do produce and receive texts. The task plainly demands interdisciplinary research between text linguistics and psychology, sociology, ethnography, and so on, all of whom work with real data from the standpoint of human activities (De Beaugrande 2011: 290).3

El análisis crítico del discurso articula distintos enfoques disciplinares y es “problem driven” (motivado por los problemas) (Van Leeuwen 2005). La investigación se ancla en varias disciplinas y desde ellas se examinan los fenómenos sociales y políticos a través del lenguaje; por ejemplo, se integran la ciencia cognitiva y el lenguaje (Van Dijk 2008); el lenguaje, la historia, la cognición, la retórica y la argumentación (Wodak 2001); la ciencia social, la política y la lingüística (Fairclough 2003); el diálogo, la lingüística, el análisis de la conversación, la ciencia política (Bolívar 2018); la cultura, el discurso, la política (Haidar 2003). El análisis crítico también se adhiere al estudio sistemático de textos orales, escritos y multimodales, y usa distintas gramáticas como referencia para explicar el significado; estas se pueden ubicar en un paradigma universalista, y, por ende, son sintagmáticas y cognitivas, influenciadas por Chomsky; o son de tipo funcionalista, centradas en el uso del lenguaje en contextos culturales, especialmente la gramática sistémica funcional que es una de las más usadas por su carácter semiótico social (Halliday 1978, 1994). Los desarrollos a partir de esta gramática, en especial lo que se conoce como la Escuela de Sidney, han conducido a estudios más profundos sobre la evaluación en el lenguaje o lenguaje evaluativo, así como estudios de los géneros discursivos.

La tradición francesa del análisis del discurso también distingue entre metas diferentes, una no crítica (Charaudeau 2014) y una crítica, iniciada por Foucault (1972) y Pêcheux (1982). En la tradición no crítica la meta es el estudio de la comunicación y, por ende, de los textos, en los que influyen autores como Benveniste, Ducrot, Charaudeau, Maingueneau; en la segunda, hay un compromiso social y político que se hace evidente en los análisis. Inicialmente los analistas críticos del discurso fueron evaluados negativamente porque, supuestamente, mostraban un sesgo en sus análisis, pero ya se han encargado ellos de marcar la diferencia entre crítica basada en investigación empírica y denuncia, y de explicar sus métodos de manera cada vez más precisa en cuanto a conceptos, categorías de análisis, pasos y procedimientos (véase por ejemplo Wodak y Meyer 2000). Los analistas del discurso descriptivo y crítico recurren, particularmente en los últimos años, a la lingüística de corpus que permite manejar grandes bases de datos, de modo que los textos se pueden leer en dos direcciones complementarias, una basada en los datos (corpus based) más bien de tipo cuantitativo, y otra dirigida por los datos (corpus driven), que permite la interacción del analista con el corpus y hacer un trabajo inferencial bien fundamentado en datos (Bolívar 2009). Para algunos, la lingüística de corpus podría ser el punto de unión entre el análisis del discurso y la hermenéutica (Teubert 2007). Es una propuesta digna de ser tomada en cuenta.

Ahora bien, la búsqueda del significado es también “el objetivo de toda hermenéutica” (Beuchot 2008: 492) y esta es “la disciplina de la interpretación de textos” (Beuchot 2008: 495). La hermenéutica está en una permanente búsqueda de equilibrio en las interpretaciones, como se observa en la hermenéutica analógica que se centra en la proporción, entre la pretensión de claridad (la univocidad) y la oscuridad y confusión en la interpretación (equivocidad) (Beuchot 2008: 492). No obstante, aunque la hermenéutica analógica considera los niveles de análisis lingüístico sintáctico, semántico y pragmático, así como el contexto del texto, y alude a la interpretación de niveles micro y macro, es relevante hacer notar que el punto de partida está en el lector del texto. Sobre este punto, De Beaugrande advirtió hace mucho tiempo que debíamos ser cuidadosos con dejar la responsabilidad de la interpretación solo a los lectores (véase Bolívar 2005). En la hermenéutica analógica el significado es entendido como el texto; la sintaxis, como el aspecto formal atado a “la corrección”; la semántica, como “la interpretación o las cosas” (Beuchot 2008: 498).

La hermenéutica se ocupa del “sentido hermenéutico” (Grondin 2018: 17) que se centra en la razón de la lengua y equivale a “estar a la escucha de lo que nos enseña el tesoro de la lengua” (17). Grondin distingue al menos cinco “vías” para llegar al sentido que anima la hermenéutica: la sensibilidad, el significado, la dirección, la inteligencia y lo razonable. De todas ellas, aparentemente, la sensibilidad es la más valiosa porque es el primer significado de “sentido” de los textos. Como dice Grondin:

El primer significado de sentido designa o caracteriza una capacidad de sentir las cosas, una sensación de algo. El mejor ejemplo para ilustrar esto es cuando se habla de los cinco sentidos: tocar, oler, mirar, gustar, escuchar. Somos seres abiertos al mundo -esta es una idea clásica de la filosofía- y estamos abiertos a él gracias a nuestros cinco sentidos. Entonces, el sentido hermenéutico, como quiere entenderlo, primeramente es un sentido sensitivo: una capacidad de sentir las cosas. De esta manera, la hermenéutica es una especie de sensibilidad, una sensibilidad para algo (Grondin 2018: 17-18, cursivas en el original).

Un punto importante es que la hermenéutica puede explicarse a través de sus conceptos de método, “no en el sentido universalista de Descartes, para quien el método se define antes de acercarse a las cosas” (Grondin 2018: 29) sino como un camino que escrudiña los signos del lenguaje. Este camino se caracteriza por la paciencia y el sufrimiento: La sensibilidad hermenéutica es una “escuela de la paciencia” cuyo término en latín -patior- significa ‘sufrir’ (29). Según Grondin, la idea de que se aprende sufriendo se remonta a Gadamer, quien la rastrea hasta Esquilo en la fórmula pathei matos, como ‘método’ que “resume perfectamente la sensibilidad hermenéutica, que es una sensibilidad para el sentido de las cosas que nace de un camino largo, paciente y lleno de sufrimiento” (2018, 29).

Otro tipo de hermenéutica desarrollada en épocas más recientes es la hermenéutica objetiva que examinaremos más adelante. También la hermenéutica crítica, que es reconocida por algunos analistas críticos como muy importante en su enfoque, por ejemplo, Wodak (2011), para quien la autorreflexión crítica es parte clave del proceso de investigación.

Las tensiones entre disciplinas

Estamos ante dos disciplinas complejas que pueden generar tensiones debido a que cada una puede querer dominar a la otra, ya sea por el alcance universal de la hermenéutica o por el modo de acercarse al análisis de los textos en contextos situados, que en análisis del discurso requiere de estudios empíricos que toman en cuenta a los productores de los textos, tanto en los planos de la comprensión y de la producción como de la circulación. Prueba de ello es el número especial sobre hermenéutica y discurso publicado en 2011 por la revista Discourse Studies que recogió un artículo focal de Allan Bell titulado “Re-constructing Babel: Discourse analysis, hermeneutics and the Interpretive Arc”4 en el que, basándose en el Arco interpretativo de Ricoeur, analiza la historia bíblica de Babel y propone un giro del análisis del discurso hacia la hermenéutica filosófica. Bell planteó que el análisis del discurso debería denominarse “Discourse interpretation” [Interpretación del discurso] (Bell 2011: 519), lo que lo convertiría en parte de la hermenéutica. Su artículo fue respondido y comentado en el mismo número por investigadores de distintas disciplinas y desde diferentes perspectivas: estudios del discurso (Van Dijk 2011, Wodak 2011), ciencia cognitiva (Tepe 2011, Van Dijk 2011), estudios sobre el Viejo Testamento (Billig 2011), la hermenéutica (Pellauer 2011), la historia (Gardner 2011) y la literatura (Pratt 2011). Los comentarios trajeron a la luz las fortalezas y las debilidades de la hermenéutica como método y dejaron una valiosa reflexión para los estudios interdisciplinares y transdisciplinares. Surgieron puntos importantes que el mismo Bell reconoció (Bell 2011), tales como lo que significan la intencionalidad del autor, el valor del contexto sociocultural original, los problemas de traducción, las cuestiones que tienen que ver con la subjetividad en la interpretación, el papel y las limitaciones de enfoques cognitivos, y la enseñanza de la lectura de los textos. Lo importante de este número especial fue, por un lado, el hecho mismo de proponer un giro hacia la hermenéutica filosófica, lo que generó una interesante discusión, y, por otro, promovió la discusión interdisciplinar, de manera que tanto el análisis del discurso como la hermenéutica resultaron enriquecidos. No obstante, merecen destacarse las críticas a la hermenéutica como método, como veremos más adelante.

Los caminos diferentes

Tanto el análisis del discurso como la hermenéutica se centran en la interpretación de textos, pero llegan a ellos de distinta manera. Un punto interesante es que no todos los que participaron en el número especial de Discourse Studies eran analistas del discurso o filósofos, pero se hizo palpable el acuerdo sobre el análisis del discurso como una ciencia empírica. Por ejemplo, Tepe (2011) se pregunta cuán factible es la aplicación de la propuesta de Bell para la investigación empírica, qué tipo de hermenéutica sería la que habría que usar, dada la variedad existente, pero la cuestión clave es qué tipo se recomendaría para una disciplina que sigue los métodos de la ciencia empírica. De ahí que él propone la hermenéutica cognitiva como una mejor alternativa.

If we assume that such a hermeneutic turn in discourse analysis is deemed to be as advocated by Ricoeur -as well as Gadamer’s hermeneutics to which it is akin- is at odds with the empirical rational way of thinking on several major points. If a hermeneutic turn is to take place in a discipline that works according to the principles of empirical science, cognitive hermeneutics is a better alternative than Ricoeur’s hermeneutics (Tepe 2011: 602).5

En su opinión, la falla en la hermenéutica de Ricoeur y de Gadamer reside en que no se dan cuenta de que es posible hacer una interpretación cognitiva basada en los principios de una ciencia empírica. De hecho, Tepe propone que la hermenéutica cognitiva es superior a la hermenéutica subjetivista de Ricoeur y de Gadamer, ya que “appropriative interpretation is erroneously claimed to be a cognitive scientific effort” [ellos defienden erróneamente que la interpretación apropiativa es un esfuerzo cognitivo científico] (Tepe 2011: 607). Por su parte, Van Dijk (2011) opina que los estudios críticos del discurso han ido más allá de las interpretaciones “impresionistas o eruditas” de la “interpretación” de los textos (él pone esas comillas), como en la hermenéutica tradicional. Considera que el discurso hace más explícitas las explicaciones “metafóricas” del Arco de Ricoeur y los procesos mentales. Desde su punto de vista, usando el concepto de modelos mentales, la psicología actualmente puede dar cuenta de muchas de las propiedades de la comprensión semán­tica y pragmática en textos y habla situada. Para él el concepto de contexto es clave ya que se construye intersubjetivamente en la interacción. Su trabajo como analista está fundamentado en la investigación de varias décadas y proporciona lineamientos sobre la relación entre lenguaje, cognición y sociedad. Es difícil resumir sus aportes en tan poco espacio, pero vale la pena examinar desarrollos más recientes que son bastante inspiradores en cuanto a temas de comprensión de textos, manejo y manipulación del conocimiento en los textos y en el habla (véase por ejemplo Van Dijk 2005, 2009).

Es interesante conocer la respuesta de Van Dijk (2011) a la propuesta de Bell de convertir el análisis del discurso en parte de la hermenéutica. Sobre esto apunta, por un lado, que si definimos el campo multidisciplinar de los estudios del discurso de manera muy amplia, puede, “obviamente”, formar parte de la hermenéutica, porque incluiría el análisis literario, la crítica literaria, la retórica, la semiótica parcialmente, y casi toda la investigación que se hace en las humanidades y las ciencias sociales. En tal caso, para Van Dijk la hermenéutica puede ser de gran ayuda para la comprensión del discurso histórico y del literario, y los procesos que se manifiestan en el texto, así como las representaciones de sus autores. Sin embargo, por otro lado, él sostiene que la hermenéutica solo tiene futuro como teoría y práctica de la comprensión del lenguaje por quienes lo usan, si se basa en las teorías y hallazgos de las últimas décadas sobre procesamiento del discurso en los campos de la psicología cognitiva, la psicología social, la sociología y la antropología de los textos y del habla (Van Dijk 2011: 10).

Van Dijk (2011: 10) nos recuerda que cuando hablamos de comprensión nos referimos a “la comprensión de la gente que usa el lenguaje”. Su posición enfatiza el hecho de que el análisis del discurso, tal como se practica actualmente, cubre casi todas las actividades consideradas por la hermenéutica, con más teorías y más métodos. Citando sus palabras:

We should not forget that understanding is understanding by language users, social actors and cultural members, and we need many disciplines and their theories, methods and other insights in order to make this very complex human activity explicit. This is one major aim of Contemporary Discourse Studies. In that sense, Discourse studies today is accomplishing many -if not all- of the traditional tasks of hermeneutics, and many more, and does so more explicitly (more theory), more systematically (more methods) and much better empirically grounded in observation and experiment (Van Dijk 2011: 10).6

Por otro lado, desde la filosofía, Pellauer (2011) no está convencido de la propuesta de Bell en cuanto a su operalización del método de Ricoeur. Para él, Bell no es suficientemente radical porque se refiere al método y no queda claro si los estudios del discurso deberían ser una subdisciplina de la hermenéutica filosófica.

Más allá de la hermenéutica filosófica: la hermenéutica objetiva

En relación con la hermenéutica como método, Wodak (2011) lamenta que la hermenéutica objetiva, tal como se practica en las ciencias sociales actualmente, no tome en cuenta el conocimiento de la lingüística textual y el análisis del discurso. Sobre este aspecto, vale la pena ahondar un poco más. Una de las preguntas que se hizo Tepe (2011) fue qué tipo de hermenéutica sería la adecuada para Bell (2011), y propuso que era la hermenéutica cognitiva. La hermenéutica objetiva es otra posibilidad, ya que está incluida entre los métodos para el análisis de textos y el análisis del discurso (Titscher et al. 2000), y se define como un método para el análisis de textos basado en procedimientos reconstructivos cuya meta es descubrir “estructuras latentes”. Se diferencia de la hermenéutica clásica porque surgió en el campo de las ciencias sociales y, por ende, para explicar relaciones humanas más que las intenciones de individuos. Tal como lo describen Titscher y sus colegas (2000: 198) esta hermenéutica no sigue una epistemología científica en particular, sino que se basa en la comprensión cotidiana, la cual es refinada mediante reglas explícitas y procedimientos que deben ser seguidos meticulosamente por los investigadores. Surgió en el contexto de la investigación sobre la socialización de los niños, con el fin de analizar la interacción interna en la vida familiar después de constatar que las teorías clásicas subjetivistas no eran suficientes para responder las preguntas que se hacían los científicos sociales. Vale la pena citar las palabras de Titscher et al. (2000), quienes señalan las diferencias entre la hermenéutica clásica, “atrapada” en las “intenciones individuales” y la objetiva, centrada en el supuesto de un subconsciente social:

The development of objective hermeneutics as a method of text analysis was accompanied by a need for the development of a new methodology for the social sciences. This need had its origin in the extension of the research domain of sociology into areas that are attributed to the existence of a social subconscious. As hermeneutics, the method thereby trascends that boundary imposed on the classical variant, because the latter is trapped in the world of the individual and his or her intentions (Titscher et al. 2000: 198).7

Este tipo de hermenéutica tiene similitudes con el análisis del discurso en algunos aspectos. Se apoya en ciertos principios básicos: la variación del contexto, el contexto interno y externo, la lectura, el principio de la interpretación extensiva, la interpretación completa, el principio del uso económico de las hipótesis individuales. El método se basa en dos tipos de procedimientos, el análisis secuencial y el análisis detallado, que están muy bien explicados en Titscher et al. (2000: 199-212). Resulta interesante acotar que la interpretación en la hermenéutica objetiva depende de manera crucial del uso adecuado del conocimiento contextual, y es lo que le da su mayor productividad.

Aunque Titscher et al. (2000) incluyen a la hermenéutica objetiva como un método para el análisis de textos y del discurso, no dejan de resaltar los problemas que se derivan de este tipo de análisis por no tomar en cuenta la experticia de los lingüistas, la retórica, la pragmática y la teoría de la argumentación. Posteriormente, Wodak (2011) reiteró esta posición y sugirió que la experticia lingüística es necesaria como una forma de validar las interpretaciones de los textos.

Linguistic knowledge and expertise are, however, missing from the objective hermeneutics enterprise and have, unfortunately, not been taken into account: many (salient) misinterpretations could be avoided if text analysis in the sense of linguistics, rhetoric, pragmatics or argumentation theory would be considered (Titscher et al., 2000: 209-210). Expert knowledge about the form and function of linguistic-grammatical units in specific genres and contexts (and languages) necessarily restricts the potentially huge range of interpretations (Wodak 2011: 626).8

Cuando Wodak (2011) compara el análisis hermenéutico con el análisis de discurso, observa que el primero quiere captar y producir significado en las relaciones humanas, averiguar qué las hace significativas y qué les da sentido. Considera relevante el concepto de círculo hermenéutico porque, efectivamente, el significado de las partes se entiende en el contexto del todo, y el todo es accesible por las partes, pero su argumento es que los lingüistas textuales y analistas del discurso llevan a cabo un análisis sistemático explícito de los significados implicados, de los significados y efectos posibles. Desde su perspectiva “el análisis hermenéutico definido como arte por lo general no es sistemático y, con frecuencia, descuida la estructura social y el contexto permaneciendo así no transparente” (Wodak 2011: 625). De hecho, ella se aleja de la hermenéutica clásica y de la objetiva para apoyar una hermenéutica crítica que requiere un análisis basado en la tricotomía: explicación, interpretación y crítica (Wodak 2011: 623). El análisis histórico-cognitivo del discurso que ella ha desarrollado junto con otros sus colegas ofrece fundamentos teóricos y categorías de análisis explícitas como para llevar a cabo el análisis de textos con apoyo en la lingüística, la retórica y la teoría de la argumentación.

El diálogo en la hermenéutica y en el análisis del discurso

Aunque hay puntos de unión en ambas disciplinas, hemos anotado antes que en la interpretación de los textos difieren en cuanto al método. No obstante, hay un aspecto fundamental que no hemos tocado, y es el del diálogo como concepto central en la hermenéutica y en el análisis del discurso. Es aquí donde encontramos diferencias más grandes. Por un lado, Paván Scipione (2007) se refiere a la universalidad del diálogo y del lenguaje en el sentido de Gadamer y sostiene lo siguiente:

[…] según Gadamer, la máxima universalidad que caracteriza al lenguaje, tanto en su dimensión comprensiva como hermenéutica (dimensiones que son ónticamente previas al monólogo científico), depende de la anterior universalidad del diálogo tanto en su primera y fundamental manifestación que asegura su universalidad en el discurso del alma consigo misma, como en el ámbito compartido de la conversación. Conversar y dialogar (siendo esta última la actividad que universaliza fundacionalmente la primera) son, para Gadamer, experiencias fundamentalísimas, previas, pues, a cualquier otra clase de comunicación. Por lo tanto, podemos afirmar que la máxima universalidad que ostenta la hermenéutica en tanto “forma de realización de la comprensión” (Gadamer 1993 I: 467) depende de la previa universalidad de la dimensión lingüística entendida en su concreto discurrir dialógico-hermenéutico (Paván Scipione 2007: 45).

Está claro que al diálogo se atribuye la máxima universalidad en la práctica, como advierte Paván Scipione “el lenguaje es más universal que el diálogo porque este último es parte del primero, pero no hay que olvidar que la universalidad del lenguaje encuentra su plena expresión en el diálogo” (46). En el análisis del discurso también es central el diálogo, pero es necesario aclarar algunos puntos.

  1. Los estudios sobre el diálogo desde la perspectiva lingüística y discursiva se debaten entre dos extremos: uno, que pone el foco en situaciones micro, con dos hablantes presentes, en un momento y espacio dados y otro, que no tiene restricciones de ningún tipo. En este continuum se encuentran diferentes tipos de diálogo que dependen de la necesidad o no de la presencia de los participantes, el número de receptores, de si el lenguaje es verbal o emplea otros códigos, de las limitaciones espacio-temporales, y de si la meta es el acuerdo o el debate, a lo que hay que agregar las funciones ontológicas y epistemológicas que se dan al diálogo (véase Rodríguez Alfano 2010: 3).

  2. El máximo valor a la función epistémica del diálogo es el que le daba la filosofía clásica (Platón, Aristóteles), pero en la actualidad lingüistas tan influyentes como Chomsky evitan hablar del tema, y los analistas críticos que postulan enfoques dominantes se concentran más en el plano de las representaciones (Fairclough 2003; Kress y Van Leeuwen 1996; Van Dijk 2005, 2008, 2009; Van Leeuwen 2005; Wodak 2001, 2011; Wodak y Chilton 2005) y hay quienes tratan el diálogo como algo “implícito” (Chilton 2004) o “utópico” (Fairclough 2000).9

  3. Según analistas del diálogo en el discurso, algunos enfoques críticos en la tradición francesa del análisis del discurso son los que menor importancia dan al diálogo, especialmente quienes siguen a Foucault, porque “subestiman su valor al perseguir el estudio de macroperspectivas” (Rodríguez Alfano 2010: 20). De hecho, Rodríguez Alfano afirma que ellos “niegan” el valor de los estudios del diálogo situado. Este es un punto importante que habría que tratar más a fondo en otro momento.

  4. Si se acepta que los textos se construyen en la interacción, entonces pueden analizarse en dos planos, el del registro de la experiencia (plano semántico o contenido, también llamado autónomo) y el de la interacción (la relación entre los participantes) (Bolívar 2005), pero el interactivo domina sobre el autónomo porque las decisiones se toman en el plano de la comunicación con el otro. La interpretación de textos es fundamentalmente dialógica y es importante tenerlo en cuenta porque el diálogo se da entre quien produce el texto y su lector óptimo10 (Bolívar 2005) y en el lector que trata de interpretar lo expresado. En este sentido, estamos hablando de un diálogo entre los participantes, y es posible detectar las “voces” en el texto, la del autor y la de otros en el sentido de Bajtín, pero también en término de patrones textuales en los que el que escribe organiza secuencialmente el texto. Es importante diferenciar este tipo de diálogo, que es el más estudiado, con el diálogo social o político, en los que hay responsables de iniciar ciclos comunicativos (como un presidente que toma protesta) y de cerrar momentos históricos. Por lo tanto, el análisis puede tener dos dimensiones, una sincrónica, con foco en el texto (el caso de cuando se estudia un género discursivo particular), y una diacrónica, que se ocupa de ver los cambios o la evolución en distintos momentos.11

  5. Según el contexto estudiado, el diálogo puede definirse de diferentes maneras. En el caso del discurso político, podemos verlo como comunicación, utopía y estrategia retórica(Bolívar 2018). Cuando el diálogo es comunicación, podemos identificar varios tipos de diálogo: el que es “actuado”, con los participantes presentes; el “mediado” (en el caso de la prensa), por lo tanto, puede ser a su vez “reportado” o “citado”, “imaginado”, “representado”, y es construido sincrónica y diacrónicamente (véase Bolívar 2018). Cuando es utópico, en el sentido de que es lo deseable en una democracia, se dan normas casi imposibles de cumplir en la práctica (por ejemplo, igualdad de acceso, participación de todos); la lucha discursiva se centra en ese ideal. El diálogo puede pasar a ser un tema o tópico del discurso porque es algo de lo que se habla, pero no se pone en práctica. Pero cuando es estrategia retórica se convierte en un modo de persuasión, como en el caso de los gobiernos populistas que usan “el amor por el pueblo” como una estrategia clave en el diálogo entre el líder y el pueblo como colectivo, esto es, como una entidad homogénea.

  6. Los textos no son independientes del contexto ni se dan solos sino en redes intertextuales que son movidas por actores sociales. De aquí que sea relevante ajustar el foco desde “texts in context to people in events” [textos en contextos a gente en eventos] (Bolívar 2010) cuando nuestro interés es el estudio del diálogo social. Para entender este tipo de diálogo, necesariamente debemos recurrir a otras disciplinas. En el discurso político he propuesto un método que articula la lingüística (el diálogo está formalizado en la gramática de las lenguas a través de roles de hablantes que afirman, interrogan, controlan), el análisis de la conversación (porque allí están todas las categorías necesarias: participantes, tópicos, turnos de habla, secuencias, roles, identidad, actos del discursos, estrategias argumentativas, retóricas, etc.), la sociopragmática (porque permite analizar cómo las identidades, los valores y la imagen social se negocian en interacción con otros: de manera cortés, descortés, no cortés sobre la base de presupuestos culturales, de cortesía y descortesía, etc.) y la ciencia política (porque proporciona definiciones de conceptos básicos como democracia y otros que son relevantes para la investigación).

Al llegar a este punto, vale la pena preguntarse de qué manera la hermenéutica puede contribuir al estudio de tipos de diálogos como los que he descrito arriba. Mi intuición me dice que, posiblemente, puedo aprender mucho porque se trata de entender las motivaciones de los seres humanos y qué los mueve a actuar de una u otra manera. En mis análisis he tenido la influencia de la filosofía, particularmente de Hanna Arendt a través de colegas filósofos que me han ayudado a ampliar mi propia comprensión de los problemas que estudio en el discurso. Por eso me gustaría dejar la puerta abierta a la hermenéutica, para seguir ahondando en lo que ella tiene que ofrecer. Pero como el conocimiento se construye en la interacción, y solamente el diálogo nos da la oportunidad de avanzar (y ahí surge una función instrumental). Me atrevo a sugerir la integración de equipos interdisciplinares en los que hermeneutas y analistas de discurso estudiemos juntos y colaboremos en ampliar nuestras perspectivas teóricas y metodológicas para contribuir mejor a la comprensión, análisis e interpretación de textos.

Bibliografía

  1. (). “Reconstructing Babel: Discourse analysis, hermeneutics and the Interpretive Arc”. Discourse Studies 13(5), 519-568.
  2. (). “Breve exposición de la hermenéutica analógica”. Revista Teología XLV, 491-502.
  3. (). “Rabbinic traditions of interpretation and the hermeneutic arc”. Discourse Studies 13(5), 569-574.
  4. (). . (2). (ed). Caracas: Universidad Central de Venezuela. .
  5. (). . , ed. . Caracas: Los Libros de El Nacional. Caracas: Universidad Central de Venezuela. .249-227.
  6. (). “Democracia” y “Revolución”, en “Venezuela: un análisis crítico del discurso político desde la lingüística de corpus”. Oralia 12, 27-54.
  7. (). “A change in focus. From texts in contexts to people in events”. Journal of Multicultural Discourses 5(3), 213-225.
  8. (). . , , eds. . Brasil: Ediciones ALED. .
  9. (). . . London: New York: Routledge. London: New York: Taylor & Francis. .
  10. (). “El investigador y el compromiso. Una cuestión de contrato comunicacional”. Revista Latinoamericana de Estudios del Discurso 14(1), 7-22.
  11. (). . . London: New York: Routledge. .
  12. (). . , , , eds. . Amsterdam: Philadelphia: John Benjamins. .286-296.
  13. (). . , , eds. . London: Polity Press. .170-184.
  14. (). . . London: New York: Routledge. .
  15. (). . . New York: Pantheon. .
  16. (). “Hermeneutics and History”. Discourse Studies 13(5), 575-581.
  17. (). . , , eds. . México: Universidad Nacional Autónoma de México. .17-33.
  18. (). . . República Dominicana: Fundación: Global Democracia y Desarrollo. .
  19. (). . . London: Edward Arnold. .
  20. (). . . London: Edward Arnold. .
  21. , (). . . London: New York: Routledge. .
  22. , (). . , , , eds. . Amsterdam: Philadelphia: John Benjamins. .265-286.
  23. (). . , , eds. . Caracas: Universidad Central de Venezuela. .43-67.
  24. (). . . London: Macmillan. .
  25. (). “Some comments on Allan Bell’s proposed turn to hermeneutics”. Discourse Studies 13(5), 583-587.
  26. (). “The body in the corpus”. Discourse Studies 13(5), 589-592.
  27. (). . , , eds. . Amsterdam: Philadelphia: John Benjamins. .1-27.
  28. (). “Cognitive hermeneutics. The better alternative”. Discourse Studies 13(5), 601-608.
  29. (). “Escritura, hermenéutica y lingüística de corpus”. Revista Signos 40(64), 431-453.
  30. (). . , , , eds. . London: Thousand Oaks: New Delhi: Sage Publications. .
  31. , (). . , , eds. . Amsterdam: John Benjamins. .71-100.
  32. (). . . Cambridge: Cambridge: University Press. .
  33. (). . . Cambridge: Cambridge University Press. .
  34. (). “Discourse studies and hermeneutics”. Discourse Studies 13(5), 609-621.
  35. (). . , , eds. . Amsterdam: Philadelphia: John Benjamins. .3-18.
  36. (). . , , eds. . London: Sage Publications. .
  37. (). . , , eds. . London: Sage Publications. .1-13.
  38. (). . , , eds. . Amsterdam: Philadelphia: John Benjamins. .
  39. (). “Complex texts: Analysing, understanding, explaining and interpreting meaning”. Discourse Studies 13(5), 623-633.
Sobre este punto vale la pena consultar el trabajo de Nadal Palazón (2018) porque aporta información importante sobre las relaciones entre hermenéutica, pragmática y análisis del discurso.
[Actualmente existe amplio acuerdo en definir el texto como un evento comunicativo empírico producido en la comunicación humana más que definido por una teoría formal. Cada uno de tales eventos “cabalga” sobre una dialéctica dinámica entre el “sistema virtual del lenguaje” (el repertorio de posibilidades) y el “sistema real” constituido por lo que escoge el productor del texto]. Traducción mía.
[Nuestra tarea consiste en describir de la manera más empírica y realista posible los procesos mediante los cuales los participantes en la comunicación pueden producir, producen y reciben textos. La tarea simplemente exige investigación interdisciplinar entre la lingüística textual, la psicología, la sociología, la etnografía, y así sucesivamente, todas aquellas que trabajan con datos reales desde el punto de vista de las actividades humanas]. Traducción mía.
[Reconstruyendo Babel: Análisis de discurso, hermenéutica y el Arco interpretativo.] Traducción mía.
[Si asumimos que tal giro hermenéutico en el análisis del discurso tiene que ser como el propuesto por Ricoeur —así como la hermenéutica de Gadamer con la cual está emparentada—, está en desacuerdo en varios puntos clave del pensamiento racional empírico. Si el giro hermenéutico va a tener lugar en una disciplina que sigue los principios empíricos de la ciencia, la hermenéutica cognitiva es una alternativa mejor que la hermenéutica de Ricoeur (Tepe 2011: 602)]. Traducción mía.
[No deberíamos olvidar que comprensión se refiere a la comprensión de quienes usan el lenguaje, actores sociales y miembros de una cultura, y necesitamos muchas disciplinas y sus teorías, métodos y otras perspectivas para hacer explícita esta actividad humana tan compleja. Esta es una de las grandes metas de los Estudios del Discurso. En este sentido, los Estudios del Discurso hoy están cumpliendo muchas —si no todas— las tareas tradicionales de la hermenéutica, y muchas más, y lo hacen de manera más explícita (más teoría), más sistemáticamente (más métodos) y mucho mejor basado empíricamente en la observación y la experimentación (Van Dijk 2011: 10)]. Traducción mía.
[El desarrollo de la hermenéutica objetiva como método de análisis de textos fue acompañado por la necesidad de desarrollar una nueva metodología para las ciencias sociales. Esta necesidad tuvo su origen en la extensión del dominio de la sociología hacia áreas que se atribuyen la existencia de un subconsciente social. Como hermenéutica, por lo tanto, el método trasciende los límites impuestos por la variante clásica porque esta última está atrapada en el individuo y en sus intenciones] (Titscher et al. 2000: 198). Traducción mía.
[El conocimiento y la experticia lingüística, sin embargo, están ausentes en la investigación de la hermenéutica objetiva y, lamentablemente, no han sido tomadas en cuenta: muchas (notables) interpretaciones erróneas podrían haberse evitado si se hubiera considerado el análisis de textos en el sentido lingüístico, pragmático o desde la teoría de la argumentación (Titscher et al. 2000: 209-210). El conocimiento experto sobre la forma y función de las unidades lingüísticas-gramaticales en géneros y contextos específicos (y lenguas) necesariamente reduce las enormes posibilidades de interpretación] (Wodak 2011: 626). Traducción mía.
Este tema está más detallado en Rodríguez Alfano 2010. También se puede consultar Bolívar (2018) para un estudio pormenorizado del uso del diálogo por los analistas críticos del discurso.
El lector óptimo es definido como aquel para quien el texto tiene el máximo sentido, mientras que el lector general puede ser cualquier lector que entienda la lengua del texto (Bolívar 2005: 116).
En Bolívar 2018 puede verse, por ejemplo, un análisis detallado del género toma de protesta en Venezuela y, también, sus cambios a lo largo de la historia política venezolana. El punto central es que los cambios en la calidad del diálogo afectan la calidad de la democracia, y se muestra cómo una democracia representativa más o menos estable durante 40 años se transformó en una revolución bolivariana que no cumple con los requisitos de democracia ni de diálogo democrático. Por el contrario, se revela una cultura política antidiálogo.