Narrador independiente, hablante nativo de ralámuli
Ignacio Recaláche Gutiérrez
Independiente
Resumen
El nawésali se trata de un discurso producido en la sociedad ralámuli, mismo que se traduce como ‘consejo’, ya que se trata de sermones pronunciados por las autoridades tradicionales dirigidos a los asistentes en las celebraciones o reuniones que concuerdan con el calendario agrícola-ritual o celebraciones rituales individuales como las nutéma (fiestas de los muertos) o el yúmare (rituales petitorios). El nawésali que se presenta aquí se documentó en el pueblo de Munérachi, municipio de Batopilas, Chihuahua, México, en las celebraciones de Año Nuevo. De igual manera, el presente artículo aborda las características sociales de la población ralámuli, la descripción del nawésali y los aspectos culturales que caracterizan dicho género discursivo.
Descargas
Los datos de descargas todavía no están disponibles.
Métricas
Cargando métricas ...
Detalles del artículo
Cómo citar
Moreno Pineda, E. A. ., Recaláche Químare, A. ., & Recaláche Gutiérrez, I. . (2023). El nawésali: cohesión social entre la población ralámuli (tarahumara) de Munérachi. Tlalocan, 28(2), 101-137. https://doi.org/10.19130/iifl.tlalocan.2023.2/03X000S23464
Alvarado García, Maribel. 2007 “Procesos morfofonológicos y supletividad como mecanismos para expresar la categoría gramatical de número en tarahumara”, Dimensión Antropológica 40(14): 29-53.
Alvarado García, Maribel y Alfonso Medina Urrea, 2009 “Towards the speech synthesis of Raramuri: a unit selection approach based on unsupervised extraction of suffix sequences”, Research in The Teaching of English 41: 243-256.
Bennett, Wendell y Robert Zingg, 1986 Los Tarahumaras. Una tribu india del norte de México. México: Instituto Nacional Indigenista.
Gardea, Jesús, y Martín Chávez. 1998 Kite amachíala kiya nuruámi. Nuestros saberes antiguos. Chihuahua: Gobierno del Estado de Chihuahua/Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Gotés Martínez, Eduardo, Marco Vinicio Morales Muñoz, Margarita Hope y Nicolás Olivas Santoyo. 2010 “El nawésari y los evangelio. Sistemas normativos, conflicto y nuevas presencias religiosas en la Sierra Tarahumara”. Los dioses, el evangelio y la costumbre. Ensayos de pluralidad religiosa en las regiones indígenas de México. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Medina Urrea, Alfonso y Maribel Alvarado García. 2009 “Un experimento de reconocimiento automático de la derivación léxica en ralámuli”, en La lengua y la antropología para un conocimiento global del hombre. Homenaje a Leonardo Manrique Castañeda, Susana Cuevas Suárez, coordinadora, pp. 243-251. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Merrill, William L. 1992 Almas rarámuris. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Miller, Wick R. 1984 “The Classification of the Uto-Aztecan Languages Based on Lexical Evidence”, International Journal of American Linguistics, 50(1): 1-24.
Moctezuma, José Luis. 2012 “La familia yutoazteca sureña: una introducción”, en Aproximaciones a la documentación lingüística del Huichol, Carmen Conti, Lilián Guerrero y Saúl Santos, editores, pp. 41-62. Jaén: Universidad de Jaén.
Morales Muñoz, Marco Vinicio. 2012 “Las prácticas de intervención institucional en la creación y organización sociopolítica de los asentamientos rarámuri en la ciudad de Chihuahua. El caso de El Oasis”, Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad XXXIV(134): 19-55.
Morales Muñoz, Marco Vinicio. 2014 “Aquí la mujer se siente más responsable. Género y etnicidad rarámuri en la ciudad de Chihuahua. Entre relaciones de complementariedad y desigualdad”. Tesis doctoral, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México.
Moreno Pineda, Edgar Adrián. 2016 “Descripción morfológica del tarahumara (ralámuli ra’íchala)”, en Estudios del lenguaje en el noroeste de México, Mirián Adriana Noriega Jacob, compiladora, pp. 11-59. Hermosillo, Sonora: Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa del Estado de Sonora.
Moreno Pineda, Edgar Adrián. 2017 “Configuraciones sociolinguísticas del ralámuli (tarahumara) de Munérachi”, Expedicionario. Revista de Estudios en Antropología 6: 6-16.
Moreno Pineda, Edgar Adrián. 2018 “Toponimia en ralámuli (tarahumara) de la región de Munérachi”, en Lenguas minorizadas: documentación, revitalización y políticas lingüísticas, Edgar Adrián Moreno Pineda y Marcos Ramírez Hernández, coordinadores, pp. 75-96. Chihuahua: Programa Institucional de Atención a Lenguas y Literaturas Indígenas.
Moreno Pineda, Edgar Adrián. 2019 “Supleción en ralámuli ra’íchaala”, Lingüística Mexicana. Nueva Época, 1(2): 103-118.
Moreno Pineda, Edgar Adrián. 2023 “Características retóricas y culturales del nawésali de Munérachi”, en Identidades lingüísticas de México: Corpus, documentación y revitalización, Manuel Alejandro Sánchez Fernández y Iván A. Sanchís Pedregosa, editores, pp. 39-53. México: Instituto de Humanidades y Ciencias de la Conducta.
Muñoz Amaya, Carmen. 2021 “ ‘Rai’chali uchéliame’: Etnografía de la comunicación del nawésali en la localidad ralámuli de Munérachi, Chihuahua”. Tesis de licenciatura. Escuela de Antropología e Historia del Norte de México, Chihuahua, Chihuahua.
Pintado Cortina, Ana Paula. 2021 “La educación indígena en la Sierra Tarahumara como un asunto de muerte: Obstáculos y retos ante una sociedad discriminatoria y desigual”, Figuras. Revista Académica de Investigación 2(2): 8-29.
Pintado Cortina, Ana Paula. 2012 Los hijos de Riosi y Riablo. Fiestas grandes y resistencia cultural en una comunidad tarahumara de la barranca. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Rivera Almaguer, Raquel Xochitlquetzal. 2005 “Autonomía Indígena en México”. Tesis de maestría en Sociología. Universidad Iberoamericana, México.
Sariego Rodríguez, Juan Luis. 2002 El indigenismo en la Tarahumara. Identidad, comunidad, relaciones interétnicas y desarrollo en la Sierra de Chihuahua. México: Instituto Nacional Indigenista.
Sariego Rodríguez, Juan Luis. 2008 La sierra tarahumara: travesías y pensares. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Valiñas Coalla, Leopoldo. 1994 “Diagnóstico de variedades lingüísticas”, en Programa de reforma a la educación indígena tarahumara. Diagnóstico de necesidades y propuesta curricular, Chihuahua: Coordinación Estatal de la Tarahumara.
Valiñas Coalla, Leopoldo. 2000 “Lo que la lingüística yutoazteca podría aportar en la reconstrucción histórica del Norte de México”, en Nómadas y sedentarios en el Norte de México, Marie Areti Hers y José Luis Mirafuentes, compiladores, pp. 175-206. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Vallejo Neváez, Carlos. 2015 Nawésari. Isérigame nawésara. Colección de discursos de gobernadores rarámuri de diversas partes de la Sierra y de diversas épocas. Guadalajara: Groppe Libros.
Velasco, Pedro de. 2006 Danzar o morir: religión y resistencia a la dominación en la cultura tarahumara, 3a. ed. Guadalajara: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente/Universidad Iberoamericana.
También puede {advancedSearchLink} para este artículo.
1. Introducción
El discurso es la manifestación fundamental de la capacidad de comunicación del ser humano. En él se cristalizan las distintas formas de habla que cada sociedad puede desarrollar; estas formas de habla surgen de las maneras en que se utilizan los recursos lingüísticos en relación con los contextos en que son producidos los discursos. Debido a que cada sociedad vive en un entorno específico y experimenta la realidad de una manera particular desarrolla diferentes géneros discursivos. Por ello, se considera que el discurso es moldeado culturalmente y, al estudiar las distintas maneras de producir y entender un discurso, estamos al mismo tiempo estudiando una cultura.
Es importante señalar las escasas investigaciones relacionadas con el nawésali, que actualmente es un discurso productivo dentro de la sociedad ralámuli de las rancherías pertenecientes al pueblo de Munérachi. La mayoría de los textos académicos que exploran el nawésali lo hacen desde la antropología (Bennett y Zing, 1986; Merrill, 1992; Velasco, 2006; Rivera, 2005 y Pintado, 2021; Moreno, 2023) y como tema secundario, por lo que deben realizarse investigaciones que aborden el nawésali como tema central mediante un análisis lingüístico.
2. La población e idioma ralámuli
La población ralámuli o tarahumara tiene su territorio en la porción suroeste del actual estado de Chihuahua, México. Dicho territorio forma parte de la Sierra Madre Occidental y es conocido como Sierra Tarahumara, misma que se considera una región multicultural y lingüística, ya que ella es reconocida como su territorio ancestral y actual por las poblaciones ralámuli (tarahumara), ó’dami (tepehuanos del norte), warijó (guarijíos) y los o’ob (pimas), además de que existen varias comunidades mestizas a lo largo de dicho territorio.
De acuerdo con el Censo de Población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) del 2020, la población de 3 años y más que se declaró hablante de tarahumara suma un total de 91 554 personas. Por lo que es el pueblo originario nativo con la mayor cantidad de población en el estado de Chihuahua, representado por el 77.8%, del total que habla alguna lengua indígena, y conforma el 2.5% de la población total en el estado.
La presencia de asentamientos históricos de población hablante del idioma tarahumara en el estado de Sinaloa destaca en los municipios de Choix y Sinaloa, donde representan menos del 2% de la población de dichas jurisdicciones, así como en el estado de Durango, en el municipio de Guanaceví donde totalizan el 2.7% del total de la población.
2.1. Familia yutoazteca
El idioma ralámuli o tarahumara (ISO 639-3: twr) es parte de la familia lingüística yutoazteca, la cual se distribuye, actualmente, desde el noroeste de los Estados Unidos, mediante la lengua shoshoni, hasta la República de El Salvador con el nawat. De acuerdo con los estudios de Miller (1984), Valiñas (2000: 178) y Moctezuma (2012), la familia yutoazteca se divide en tres ramas principales: Norteño-Shoshoniano, que a su vez está formado por cuatro grupos principales: i) las lenguas númicas, que abarcan los territorios de la Gran Cuenca, el río Colorado y el sur de las Grandes Llanuras, ii) el tübatülabal en el centro-sur de California, iii) tákicas, habladas en el sur de California y, iv) el hopi, hablado en la región del Gran Cañón.
La rama Sonorense se distribuye desde la frontera entre los estados de Sonora y Arizona hasta la parte central del México, siguiendo la Sierra Madre Occidental hasta el estado de Jalisco; esta rama se divide en cuatro: i) tepimano, conformado por las lenguas tohono o’odham, o’obnok, ódami y ódam; ii) corachol, compuesta por el cora y el huichol, en la región de El Gran Nayar, entre los estados de Durango, Jalisco y Nayarit; iii) el taracahita, que se subdivide en tres subgrupos: tarahumarano (tarahumara y guarijío), opatano (ópata y eudeve) y cahita (mayo y yaqui) (Miller, 1984; Valiñas, 2000; Moctezuma, 2012) y, por último, iv) el tubar, lengua hablada en el suroeste del estado de Chihuahua en el municipio de Batopilas y extinta desde inicios del siglo XX. La tercera rama es la Aztecana y se compone por las diversas variedades de idioma náhuatl que se distribuyen desde el sur del estado de Durango hasta El Salvador.
3. El pueblo de Munérachi
En las rancherías que pertenecen al pueblo de Munérachi, el idioma ralámuli o tarahumara es el principal vínculo de comunicación en todos los contextos sociales y en la vida cotidiana: reuniones, omáwari (celebraciones), tienda, iglesia, escuela, conversaciones, contextos domésticos, crianza de los hijos, entre otros. Al igual que el resto de las rancherías que conforman el pueblo, es común el monolingüismo, principalmente entre los niños, las niñas y las mujeres. En cuanto a las personas bilingües ralámuli-español, aprenden esta segunda lengua en la escuela. El uso de esta última es común en los hombres, debido a las relaciones comerciales que establecen con los mestizos de las comunidades cercanas como Cerro Colorado y Batopilas y, en menor medida, con centros turísticos como Creel y Guachochi para la venta de artesanías.
Lo que mantiene la cohesión social dentro del grupo es primeramente la red del tesgüino, la cual es, esencialmente, un asunto entre vecinos. Intervienen los que viven en un radio cercano o aquellos a quienes se debe corresponder por ayudar en alguna acción. Su principal importancia radica en el hecho de que proporciona una frecuente y agradable vida social a un grupo vecino (Bennett y Zingg, 1986: 501). La red del tesgüino se encuentra ligada con los trabajos comunales y las actividades rituales, además de ser espacios donde se forjan matrimonios y otras alianzas sociales. A su vez, en el aspecto económico, se observa que los bienes son comunitarios y que por medio de la institución del kórima4 se garantiza la supervivencia del grupo y se evita la acumulación de riqueza.
El uso del habla en la sociedad ralámuli es de vital importancia para el aprendizaje, desarrollo y actuación social del individuo. La educación y el ser buen ralámuli se enseña desde temprana edad por medio de consejos pronunciados por los padres a los hijos. En el caso de los hombres, los padres enseñan a los hijos a sembrar y las madres enseñan a sus hijas a hacer mapácha (‘camisas’) y tobéke (‘canastas’). En el aprendizaje de estas actividades es fundamental el uso del habla, pues a través de ella se dan instrucciones y consejos sobre cómo hacer un buen trabajo.
La migración en estas rancherías es poca, la mayoría de los ralámuli que llegan a salir lo hacen temporalmente y trabajan como jornaleros en campos agrícolas ubicados en los municipios de Cuauhtémoc, Ascensión y Casas Grandes. En la ciudad de Chihuahua realizan trabajos de albañilería en el caso de los hombres y de servicio doméstico en el caso de las mujeres.
Los ralámuli del pueblo de Munérachi en pocas ocasiones salen del estado y si lo hacen se trasladan principalmente a los campos agrícolas de Los Mochis, Sinaloa y, en menor medida, a algunas poblaciones de Sonora o Baja California Sur. El tiempo que permanecen fuera pocas veces es mayor a un año. Sin embargo, existen personas que se han establecido permanentemente en la ciudad de Chihuahua.
De acuerdo con lo observado en las comunidades, la definición de algunos roles sociales de prestigio y autoridad de los mayores es a partir del habla, es decir, la capacidad o competencia en el uso del lenguaje es un criterio importante para el otorgamiento de cargos como el de silíame ‘gobernador’; además se debe tener un habla adecuada para ser considerado un buen ochérame ‘anciano’. Entonces, se espera que dependiendo del rol que se tenga en la comunidad se maneje un tipo de lenguaje, mismo que, desde el punto de vista occidental, se puede considerar como un habla culta o como lo que la sociolingüística denomina registros formales (en contraste con los registros coloquiales o del habla cotidiana). Así, los miembros del grupo que muestran notables habilidades verbales son considerados como personas adecuadas para intervenir en los asuntos públicos o de interés colectivo.
En lo que respecta al habla cotidiana, no tiende a utilizar un lenguaje considerado vulgar, es decir, se dirigen con respeto y evitan en todo momento el uso de las llamadas malas palabras. El uso constante de dicho lenguaje genera el rechazo por parte de la comunidad, por lo que a las personas que se expresan así se les deja de invitar a las tesgüinadas y a las faenas de trabajo, debido a que existe también una relación entre lenguaje y comportamiento, es decir, el tener un lenguaje irrespetuoso y ofensivo se relaciona con un comportamiento inadecuado, al grado de hacer una correlación con el komúchi (‘diablo’), del que se dice que “los manda a hablar malas cosas”. De igual manera, si una persona se expresa bien en su habla se refieren a ella como ‘we ga’lá natéame’, traducido literalmente como ‘el que piensa muy bien’. Esta designación, como se mencionó anteriormente, se les atribuye a personas que ocupan un cargo, ya sea ritual (como owilúame) o político (como silíame), o incluso a los ochérame (‘ancianos’), como personas que tienen un conocimiento de la historia y los sucesos que han ocurrido.
El uso del ralámuli en el pueblo de Munérachi es de suma importancia, prevaleciendo sobre el español en los principales contextos comunicativos, exceptuando únicamente los tratos con el mestizo. Aunque el uso del idioma originario es importante para la identidad del ralámuli, no es un determinante absoluto, ya que algunas personas consideran que se puede ser ralámuli siempre y cuando alguno de sus padres lo sea, aunque no hable la lengua.
En cuanto a la variación lingüística, existen diferenciaciones internas. Esta diferenciación interna es reportada por los propios hablantes, quienes se integran en lo que perciben como el habla de Munérachi. Estas diferencias del ralámuli ra’íchala funcionan como un mecanismo de identidad con respecto a otros grupos ralámuli. Es decir, al percibir una modalidad de habla como similar a la que se usa en una determinada comunidad, la relacionan con patrones culturales similares. De la misma manera, al percibir una modalidad de habla como distinta a la suya, por ejemplo, como las de pueblos cercanos (Kírare, La Yerbabuena, Polanco, etc.), la identifican con patrones culturales distintos, lo que implica diferencias en las fiestas, vestimenta, forma de organización, etc.5
Es importante dar cuenta de las creencias que existen con relación al origen de su lengua o idioma, debido a que refuerza la identidad del grupo. Se cree que el idioma fue enseñado por Onolúame. En algunos casos se menciona que la lengua fue adquirida cuando Onolúame insufló la escultura de barro con la cual creó al ralámuli.
La creencia que existe acerca de la naturaleza y origen de la lengua ralámuli, se traslada a las lenguas indígenas colindantes. La mayoría de las personas tienen conocimiento de la existencia de lenguas cercanas como el warijó (guarijío), principalmente, y el ódami (tepehuano del norte). En contraste, la existencia del o’ob es desconocida por la mayoría. Como en el caso del ralámuli ra’íchala, piensan que fueron otorgadas por Onolúame. En el caso del español (chabochála) hay varias menciones que atribuyen su origen al komúchi. Dicha creencia se ve respaldada por la actitud que se tiene hacia el chabóchi (mestizo, persona no ralámuli), a quien por lo general relacionan con la maldad.
De las lenguas distintas al ralámuli, en el ejido Munérachi el español es la segunda más utilizada por los hablantes, misma que puede ser descrita como una particular variedad étnica (etnolecto) del español, utilizada en estas comunidades e históricamente desarrollada a raíz de los tratos comerciales, jurídicos y trámites gubernamentales a que los ha obligado el contacto con la sociedad hispanohablante.
En cuanto a la documentación e investigaciones desarrolladas en pueblos o rancherías que se consideran parte de la variante cumbres, a la cual pertenece Munérachi, junto con Kírare, La Mesa de la Yerbabuena y Samachique, la mayoría de las investigaciones son de aspectos morfosintácticos entre las que destaca Alvarado y Medina (2009) y Medina y Alvarado (2009) quienes analizan aspectos relacionados con la secuencia de los sufijos y su identificación en el ralámuli. Por otro lado, Alvarado (2007) y Moreno (2019) analizan el fenómeno de la supleción y la categoría de número; Moreno (2016) realiza la descripción morfológica del ralámuli de Munérachi.
En cuanto a estudios dialectológicos únicamente tenemos el antecedente de Valiñas (1994, 2000) quien realiza la identificación de las variantes del ralámuli, en el caso de la variante de cumbres con datos obtenidos en Munérachi, Kírare, Basíware y Samachique. En cuanto a los estudios etnolingüísticos se tiene la investigación de Moreno (2018) con aspectos de la toponimia, mientras que con relación a investigaciones referentes al arte verbal encontramos a Muñoz (2021) y Moreno (2023) con la descripción a partir de la etnografía de la comunicación del nawésali. Por último, es importante mencionar las investigaciones desde el punto de vista sociolingüístico en el cual destaca Moreno (2017) con el estudio de las configuraciones sociolingüísticas de Munérachi y Pintado (2021), enfocado al estudio de la educación indígena en Coyachique, pueblo contiguo a Munérachi.
4. El sistema de gobernanza ralámuli
El actual sistema de gobierno ralámuli es una herencia de la implementación de los cargos que se establecieron durante el periodo colonial. Esta implementación de estructura de cargos buscó regular y vigilar el comportamiento de las poblaciones originarias por parte de los misioneros católicos y el sistema jurídico que se instauró en la Nueva España. Es entonces que:
los cargos fueron ocupados por los líderes, caciques principales e incluso por algunos curanderos, todos ellos identificados por los jesuitas como gente que tenía la capacidad de influir en los demás. A todos ellos, o a la mayoría, se les entregó una vara o bastón de mando como insignia del cargo que portaban (Morales, 2012: 122-124).
De igual manera, algunos de los cargos importantes dentro de la sociedad fueron “demonizados” y desprestigiados, principalmente aquellos de carácter religioso. En este sentido, se implementó un sistema civil separado de las actividades rituales propias de las sociedades originarias para poder tener un control sobre las distintas sociedades.
Actualmente, el sistema de cargos en la población ralámuli de Munérachi cumple una función importante en la realización de actividades tanto políticas como religiosas dentro del pueblo. Por ello, “la función de este modelo político a través de las personas que lo conforman es normativa y coordinadora: mantienen el orden social, imparten justicia, preservan las costumbres y valores culturales, conservan las prácticas festivas y religiosas, organizan a los individuos para llevar a cabo actividades comunales y, además, tienen la posibilidad de canalizar algunos recursos provenientes de las instituciones nacionales” (Morales, 2012: 128). Es en la mayoría de estos contextos donde se llevan a cabo los nawésali, cuya finalidad es mantener y regular el orden social dentro de la comunidad. Por esta razón, es importante entender cómo funciona el sistema de gobernanza, el cual permite indagar en el aspecto social detrás del consejo que se brinda.
El sistema de gobernanza ralámuli se divide en dos grupos de cargos, “el que atiende asuntos relacionados con el gobierno y con las fiestas y los cargos exclusivos de estas fiestas” (Pintado, 2012: 83). El primer grupo se puede dividir en tres: i) los que llevan asuntos de gobierno e implementación de justicia: silíame ‘gobernador’, teniente y akánte; ii) los que llevan asuntos relacionados con el orden social: kapitáni ‘capitán’, alawási ‘alguacil’ y sontáli ‘soldados’; iii) los que cumplen con cuestiones morales relacionadas con los matrimonios: mayor y fiscal.
El silíame es la máxima autoridad de los pueblos, su elección es por medio de una asamblea que se realiza el día de Kantelaria (2 de febrero) y su duración es por un periodo de 3 años. Dentro de las actividades del silíame se encuentran los asuntos políticos y administrativos, es el enlace con las cabeceras municipales y con las instituciones estatales y federales. Dentro de los pueblos, su función es la de ejecución de justicia y se encarga de que las fiestas del calendario agrícola-ritual se lleven a cabo. El akánte o segundo gobernador es el suplente del silíame, en caso de ausencia o dificultades para atender un asunto, además acompaña al silíame a las reuniones con la comunidad. El teniente se encarga de dar aviso de las reuniones con el silíame y, en algunos casos, funciona como gestor entre el silíame y la comunidad. La insignia de estos cargos es el uso de los bastones de mando que se utilizan en el momento de la administración de justicia, durante un nawésali o en reuniones con la comunidad.
El kapitáni ‘capitán’ es la cabeza de los cargos relacionados con el orden público y se apoya del alawási, quien, como comisario de policía “tiene la función de ser el mediador o enlace entre la organización ralámuli y el gobierno municipal en asuntos concernientes al orden público de los tarahumaras” (Morales, 2012: 130). Los sontáli ‘soldados’ son los auxiliares del kapitáni y tienen la función de cuidar el orden dentro de las distintas celebraciones y reuniones, además de que sirven de apoyo para la congregación de las personas en las reuniones convocadas por el silíame. La función de mayor y de fiscal es realizar las uniones matrimoniales, así como resolver asuntos de carácter moral, principalmente problemas de parejas.
Con respecto a los cargos para las fiestas estos se dividen en: jefe de moróko y grupo de moróko, jefe de pariseo y grupo de pariseo, sakitáni, ropíli y tenánchi. Mientras que los cargos del pueblo y el awílachi (patio ritual) son chapeyóko, monárko, matachín y seméame.
Para la celebración de Nolilúachi participan los grupos de moróko y pariseo, con su respectivo jefe. Estos grupos son una simbolización del bien y del mal; es así como durante la celebración toman el mando del pueblo para cuidar el orden y que la celebración se realice adecuadamente.
Por otra parte, los cargos que tienen validez, con todas las fiestas en el pueblo (Nolilúachi y fiestas decembrinas) son el ropíli, quien se encarga de los bastones de mando, mismas que se otorgan al silíame, akánte y teniente para dar el nawésali. El sakitani se encarga de hacer el llamado al sonar las campanas para que se congregue la comunidad en teópachi ‘iglesia’.
El cargo de tenánchi es exclusivo para mujeres, se encargan de preparar la iglesia para que se lleve a cabo la celebración. Entre sus actividades están barrer, prender las velas, acomodar las imágenes, así como acompañar la peregrinación con el sahumerio para ir esparciendo el humo.
La comisión del chapeyóko es la de reunir a los hombres para que participen en la danza de matachines y se asegura que tenga su vestimenta preparada. Durante la celebración, se encarga de alentar la danza durante su ejecución y de animar durante toda la noche a los matachines. Éstos son hombres que participan en las danzas que se realizan en las fiestas decembrinas, aunque no exclusivamente. Quien dirige los pasos de los matachines durante la danza es el monárko. Cada ranchería puede tener un grupo de matachines, que pueden variar en número. Durante las fiestas en el pueblo, se concentran todos los danzantes de las rancherías para formar un solo grupo.
Todas las celebraciones, tanto de las fiestas en los pueblos como de los awílachi, se acompañan por un grupo de músicos seméame, compuesto por violín y guitarra, que si bien no es un cargo que se designe se relaciona con el oficio y las habilidades de las personas.
Por último, está la figura del owilúame, quien se encarga de dirigir las celebraciones de carácter ritual como el yúmare y las nutéma. Además, es el mediador entre el plano sobrenatural y el plano terrenal y en cada ceremonia en la que participa da nawésali a las personas reunidas.
5. El nawésali
Las descripciones y estudios que se han hecho del nawésali en el ámbito de las ciencias sociales han sido pocos. Entre los primeros investigadores que mencionan este evento comunicativo se encuentran Bennett y Zingg (1986: 504) quienes refieren que es un tema el cual requiere una mayor profundidad de análisis. Las descripciones que realizan del nawésali lo hacen con base en las reuniones dominicales donde el gobernador da el sermón (llamado así por ambos autores). De manera general, refieren que el nawésali aborda el comportamiento que deben tener los tarahumaras en su vida diaria, los castigos que se establecen ante las faltas a la comunidad, como por ejemplo robos. Además, se vincula con aspectos de la cosmovisión como lo que sucede después de la muerte, la historia de la comunidad, así como aspectos relacionados con las diferentes deidades.
El trabajo etnográfico realizado por Bennett y Zingg durante la década de 1930 nos acerca a amplias descripciones, las cuales parecen no haber sufrido modificaciones extremas. Lo que dichos autores reportan sobre las temáticas tratadas dentro del nawésali, es lo que se puede atestiguar en los discursos pronunciados en el pueblo de Munérachi, con la excepción de que en este lugar no se realizan de forma dominical como sucede en otros pueblos como en Norogachi.
Velasco (2006) atribuye el significado de sermón o discurso público al nawésali, además de incluirlo como un evento comunicativo propio de las celebraciones rituales y dominicales. De igual forma, refiere que dicho discurso posiblemente sea anterior al establecimiento de las misiones coloniales en la región y que formaban parte de la tradición discursiva de distintas poblaciones. Es importante referir que dicho autor menciona en las poblaciones gentiles (no bautizadas) la existencia del nawésali, “pero su forma es mucho menos ritual e institucionalizada que la de los pagótuame: no hay templo ni varas de autoridad, tampoco se da el agrupamiento de hombres y mujeres, el contexto es mucho menos formal y se puede decir que el nawésari se improvisa de una manera más espontánea y suele ser más corto” (Velasco, 2006: 172).
De las investigaciones que abordan el nawésali con mayor profundidad fue la de William Merrill y su publicación Almas Rarámuri, quien dedica un apartado a los sermones y la reproducción del conocimiento y a su vez lo analiza con posturas teóricas de Bourdieu y Giddens sobre la acción humana. Merrill (1992: 102), quien realizó su investigación en la región de Rejogóchi, menciona que “los tipos de información que se transmiten [en el nawésali] así como su eficacia como vehículos para la reproducción del conocimiento teórico está determinada, principalmente, por el papel que juegan estos sermones en el proceso político rarámuri y las convenciones retóricas que guían su reproducción”.
Con relación a la etimología de la palabra nawésali, Merrill menciona que existen dos términos para referir a lo que él llama sermones: nawésali y nátili,6 ambas palabras “comparten la raíz na- que quiere decir ‘pensar’, pero nawésare y nátiri nombran no pensamientos al azar u opiniones espontáneas sino pensamientos bien elaborados y opiniones cuidadosamente consideradas” (Merrill, 1992: 102). El autor no proporciona una diferencia entre ambos términos y los utiliza a modo de sinónimos.
Por su parte, Pintado (2012) realiza una descripción del nawésali en la ranchería de Coyachique; dicha descripción es importante ya que la ranchería es contigua a las que circundan el pueblo de Munérachi. Dentro de las características que resalta es el hablar bien, que “los que tienen mayor responsabilidad son el gobernador y el curandero; por eso una de las virtudes que debe tener un ralámuli, si quiere ser gobernador o curandero, es saber hablar bien” (Pintado, 2012: 188). Pintado, además de otorgarle un carácter político al nawésali también lo lleva al plano de la curación. En su descripción refiere que el nawésali “tiene la función de reforzar el nátali [pensamiento] de cada ralámuli, pues les proporciona la certeza de que están siguiendo el camino debido. Pronunciar un discurso requiere una gran habilidad para poder reconstruir el ideal” (Pintado, 2012: 189).
Carlos Vallejo en el año 2015 publica una serie de nawésali que abarcan una temporalidad de 1940 a 1980, y que incluye los pueblos de Papajichi, Choguita, Norogachi, Ba’wichiki, Bakóchi, San Antonio, Panaláchi, Cusárare y Teweríchi. Además de resaltar la función de ser enseñanzas de los antepasados, las cuales ayudan a poder comportarse como buenos ralámuli, estos:
dan avisos prácticos a la comunidad. Sobre las reuniones ejidales, sobre las fiestas próximas a celebrarse y sus preparativos, sobre las escuelas del pueblo y los internados para los estudiantes. Sobre los programas de apoyo federales y estatales. En fin, sobre muchos asuntos que son de interés para la comunidad (Vallejo, 2015: 13).
Es decir, este tipo de discursos abordan temas de la vida cotidiana. Dicha publicación se puede considerar la compilación más importante de nawésali, por lo que toma relevancia en el plano de la documentación.
Desde la comunidad ralámuli Gardea y Chávez (1998) realizan una serie de descripciones con relación a los consejos. En dicho trabajo, desde una visión ralámuli, destacan la importancia del nawésali en la comunidad y refieren quiénes son las personas adecuadas para dar un consejo:
para darnos un buen pensamiento, está el gobernador ralámuli, el curandero y otras autoridades que se juntan para darnos consejo en nuestro pueblo; ellos son quienes nos ayudan a despertar, a abrir los ojos, porque saben cómo aconsejar en esta tierra (Gardea y Chávez, 1998: 187).
Las descripciones de Gardea y Chávez refuerzan la idea de que el nawésali sirve para dar cohesión social a la comunidad y, de esta manera, reforzar la identidad ralámuli en oposición a la del mestizo, en la que se recomienda continuar con las enseñanzas de los anayáwari ‘antepasados’.
Entre las investigaciones que si bien no abordan de manera amplia el tema del nawésali pero hacen menciones se encuentran Rivera (2005: 78), quien realiza una investigación sobre la autonomía indígena y un análisis desde el plano de la justicia ralámuli ‘tarahumara’; refiere que el nawésali es un sermón que se da a través del consenso público y en él se hace el ejercicio de justicia. Siguiendo esta línea, Juan Luis Sariego (2008: 114-115) enmarca el discurso del nawésali dentro de las cuestiones de justicia en el cual alude que “el siríame o gobernador, imparte un sermón o nawésari invitando a la gente a comportarse de acuerdo con las normas morales y los principios éticos aprendidos de los antepasados o anayáwari”. Aunado a lo anterior, Sariego (2002: 108) también refiere que el nawésali “reafirma los deberes sociales de respeto, la equidad, la solidaridad y el mantenimiento de las tradiciones y costumbres”. En este mismo sentido, Gotés et al. (2010: 175) refieren que:
los discursos que se celebran en todo tipo de ceremonias sobre la mejor forma de convivencia heredada de los antepasados e inducida por Dios fungen como la norma jurídica; y por otro lado los juicios públicos mediados desde el sistema de cargos ejecutan, cuando es necesario, dicha norma.
Así, la manifestación social de entendimiento del mensaje del nawésali se observa en los juicios, no tanto en los rituales. Si bien éstos son el marco del dicho evento comunicativo, es fuera del espacio ritual donde se manifiesta la acción del mensaje, es decir, en la vida cotidiana.
Marco Vinicio Morales (2014) realizó investigaciones con la población ralámuli asentada en la ciudad de Chihuahua. Refiere que el nawésali es uno de los elementos que continúa en práctica en estos contextos. Aunque posiblemente no tenga la misma eficacia, ya que como lo reporta Morales (2014: 223) “algunos residentes de los asentamientos tuvieron la expectativa de que los silíame se convirtieran en un guía moral y un vigilante del orden interno. Pensaron que quien ocupara este cargo debería orientar la conducta colectiva a través del nawésari o consejo, y que junto con los segundos gobernadores y los capitanes aplicaría la normatividad tradicional para sancionar las faltas al orden cometidas dentro del asentamiento, como lo hacen los funcionarios en las localidades de la Sierra.”
Por último, desde la lingüística solo se cuenta con la investigación de grado de Carmen Muñoz (2020), quien realiza una descripción y análisis de los nawésali de la época decembrina en el pueblo de Munérachi. El enfoque que utiliza es el de la etnografía de la comunicación, quien concluye que el nawésali como discurso dentro de la sociedad ralámuli, […] ya que presenta una construcción compleja al poder manifestarse de diversas maneras y modos, pero conserva siempre ciertas características como lo que representa para alguien de la comunidad estar atento a los consejos, el conocer quiénes y en qué momentos pueden darse los nawésali (Muñoz, 2020: 166-167).
El nawésali se realiza en dos situaciones en el awílachi ‘las fiestas del patio’ y en el teópachi ‘atrio de la iglesia’. Estas últimas situaciones responden al calendario agrícola-ritual. La organización del omáwari o celebraciones ocurre desde un día antes, con las llamadas bachámi o ‘vísperas’, es decir, las celebraciones ocurren durante la noche previa. Es así que los nawésali se realizan en el mayor de los casos durante la noche, con el objetivo de que por la mañana se den los festejos con la bebida ritual, en este caso el suwíki.
Los omáwari que se realizan en el teópachi ‘iglesia’ son de carácter comunal, es decir, los pueblos junto con las rancherías que los conforman se organizan para llevar a cabo el omáwari correspondiente. Mientras que las celebraciones en el awílachi las organiza una familia en específico con ayuda de algunas personas de la comunidad; puede ser de la misma ranchería o se pueden invitar a personas de otras rancherías.
Entre los participantes que corresponden a la estructura de orden público y tienen un mayor peso dentro de la sociedad ralámuli se encuentra el silíame, el akante, kapitani y el komisario. Estos cargos fueron introducidos en los distintos pueblos originarios con la llegada de las políticas dictadas en la época del Virreinato, los cuales afectarían la estructura original de gobierno sustentada, en algunos casos, en los especialistas rituales. La finalidad del nawésali es generar cohesión social. Es uno de los discursos comunitarios que afianza aspectos de identidad, en el cual se busca la oposición al comportamiento del mestizo, reforzar su cosmovisión al abordar cuestiones de creencias y, por último, el mantenimiento de la unidad social.
Los turnos de habla están mediados primero por el silíame, quien hace la invitación a los asistentes a estar atentos al mensaje, a quienes se les designa de forma afectiva como kúruwi (‘niños-niñas’). En este momento, mientras salen de la iglesia y se acomodan, los hombres pueden estar haciendo juegos de palabras, como chistes o algunas burlas, las cuales son aceptadas socialmente. Estos juegos se pueden dirigir a los encargados del orden. Cuando el silíame se asegura que las personas se encuentran en el atrio comienza el nawésali, sin interrupción; antes de concluir, el silíame lanza algunas preguntas con el fin de afirmar que la audiencia haya captado el mensaje. Posteriormente, continúa el akánte o suplente, quien sigue la misma dinámica, genera un discurso, en este caso más corto que el dado por el gobernador y, de igual manera se confirma con la audiencia que se haya escuchado el mensaje. Al concluir el akánte, continúa el komisario con el nawésali, de menor duración que el dado por el akánte, quien da las palabras finales, las cuales al igual que el silíame y el akánte confirma con la audiencia.
La participación de la audiencia ocurre únicamente en la respuesta de afirmación que se da a las autoridades, mientras que al concluir la serie de nawésali se da un descanso para los asistentes y se aprovecha ese tiempo para realizar algunos juegos de palabras, pero no se habla del contenido del mensaje. El ejemplo que se muestra a continuación es un nawésali ejecutado el 31 de diciembre por el komisario Antonio Recaláche. La traducción e interpretación del discurso es por parte de Ignacio Recaláche.
Nawésali
Antonio Recaláche
Comisario
A’lá belá ju kúruwi baní, ma timí. (2) A timí pe okúa jaré cho nakaré timí kúruwi baní na Onolúame. (3) Korrálchi muchúwa, baní ké itime muwéami, (4) ka ru baní wikabé niili, (5) kámi baní wikabé ti ínila ru bá (6). Ma a bilé omáwari wa’lú se’bárisa ká ba, í pachá korrálchi belá. (7) I belá wilí bilé teyópa, bilé kapíya mápureká timí, (8) ke belá timí wiká ju jípi pe (9) belá, ti kulí sé’ra baní bilé omáwari ma. (10) Ma ti okúa omáwari niime re be’alí be’á (11) ma chi’libúsa bilé pásko pásko baní. (12) Arigá, miná minábi olísipo re (13) ma pi chabé ke omáwi ru baní we ‘a ku (14) ¿chu riká riwélita ba jípi? (15) Na towí bachá chukúami lá baní matétera ba (16) animé re we wéti pé pé jubá a uchúami kámu ba, (17) jerigá mi anéma émi Onolúame kúchiwaala ba, (18) pe timí, a ma timí a simáli ba pachá ripurásia ba. (19) Siné kaachi, ma ‘a siné kaachi, ma ‘a timí ‘a timí ko’álampa Onolúame natikíla ba (20) ma, ma, timí a be ko’ltili, ma, ma, timí (21) pe, ibíli labá ba re pe ma. (22) Ma belá, ti pe abe chabé, ka belá ko ke bilé cho posaabe ijí niili tu ba (23) abé pe chiriká niili ba ma ‘a abé. (24) Ma, bilé, bilé ro’átima. (25) Abé a abé timí a anéli chanáli, tu, bilé tamí tasí na échi ma. (26) Échi regá niili, (27) ke belá ke belá cherégo ba pe belá napéa a ripulásima baní, (28) ‘a ma a’lá ju. (29) Jípi, bachá, bilé niisi ma timí simárili ripurásia pachá baní, (30) ke cho riké re ma ‘a ripurásiba ka, (31) ke cho riké re ju minámi ké cho ripuraami re jubámi. (32) Ma miná, bilé oméro mi rikaachia (33) jópi a nawánali ko (34) na’í wilí bilé bilé kapiya, (35) bilé tiyópa wilí, (36) a riporóa namu’ála olá re ko. (37) Abóni ke re ko ke símiala kamú jaré kaachi, (38) abóni kaachi re ko pé ti abóni a wérili olábo a siné kaachi (39) a pe ke mapureká timí a siné kaachi a nolínama ba bilé romówali, (40) chabé che we risúa, rekámi ni bilé namúti rikaachi ba kowaami ba (41) ke belá itéi ba ni bilé kowaami. (42) A nilúli re jémi ko, we tamujé ke bilé itéi na’í Munérachi niila. (43) Pe rigá pe rigá wilí, (44) jípi riká belá ya baní ma checho ba. (45) Kíte ma wérili, olási ba pe bilé riporásia í’i pachá ko, (46) siné kaachi a ku nolínime re bilé romówali, (47) pe abinói a natása, (48) a ku nolínima re we siné káachi. (49) Ma nijía bilé kilii, niila a’lá énisa (50) ke aniká énisa. (51) Siné kaachi, jé’mi, a bilé nirákani énisa bilé bilé tumú, bilé kúruwi abóitimí. (52) Ne némi najisáka riká énisa, (53) ke a’lá ju chiriká. (54) A belá kúruwi, chigó. (55) Pe bilá timí lailá, abóti níba siné kaachi ‘a we nagá atí go panínila atíami ko. (56) Pé ti ko’ámi ké timi je lábo, (57) abótimi je rigá romoochi mi ke ukú (58) pe belá ke chirigá juku, (59) pe binói anagá atí paníla re (60) abói tamí anagá a re a’lá nigá atí a ré, (61) chótita anagá é’ena abóni tamó, (62) pe tamó ko pe rigá timí a pe pe á natási, kilii, kúruwi nína, (63) pe na’í niili (64) ku na ku i ku wekáwali tálina wé timi, (65) chabé ke omáwari itéi rúba níbe (66) pe be, jípi, che chécho ye ikisá baní. (67) Na ta towí belá bachá chukúami, (68) chu olá a ku, ku iwérili nijíbe re be’alími. (69) Ma chirigá a ba’óma lína (70) chabé, belá ke itéi tú, (71) chabé ri kaachi ni bilé moló’ami ni bilé pariseo ke itéi ru. (72) Chabé, chirigá la baní ba í’i (73) we we belá pe rigá júpa ne omonála niili nijé niila, (74) ¿chu lá timí niili émi niila ko? (75) A belá ‘émi cho ke simílila niili jé’mi omáliwa jéka niilaa (76) ¿Chu lá timí niili ‘émi ba wé nijé, niila ko? (77) Ti’émi niila ko wé a belá ke simíli nalá niili omáwari ka (78) cho we nijé niila ka lá’o (79) pe ‘a belá nilúame bá na bilé omáwari, bilé korésimo anilíami, (80) chopa be’alí olú simírila niila échi, (81) la wénili ku we omawásiwa a’lá niima re ba’alí mi niila ka. (82) Chéo we a belá nilú ruwá tu bilé oko’ami, (83) échi re échi re sí’i ripá ba ke omawára baní we bilá wénili ku neela. (84) Jipi ne a’lá, nilúsa a’lá niimi panina ku ko omáwachi (85) ¿Ácha yá wiká ku walínele? (86) Jeriká néra ku natási kilii, (87) siné kaachi risóa re ká, (88) ma chabéi belá aliwá belá ka’rái jópiti okóa yúa ‘énila (89) abóni laní che échi ti bí ke téi bané. (90) Chabé, jówi mapuregá, ku o’móna, ku omonábo, (91) échi lina, jipi lina ke itéa ba romówali níba (92) chabé ko pe wakiché’e ikíbachi baní, (93) échi re ku ku omonábo che lina. (94) Échi be nilulima cho bilé omáwari, (95) ké bilé bilé nomí jo ku kuuchi awána ko ba (96) jípi be pe belá risó’a riwélima ba, (97) í bilé pe rigá regá be’ali beá’a chilimé’e re bilé pakre (98) je rigá ‘a arigá bilé año nuevo, arigá rey, aregá kandelaria ke ré ma rigá korésimo anilíami simíli mi re minábi cho. (99) Jerigá nimi anéma kúruwi, (100) ¿ke chi bichíwali ju? (101) Bichíwali ju pa. (102) Yé iwée ‘a chigó re cho ko pe pe ‘a machibóa pe okuápi niila, (103) pe í romíchiami énika (104) pe ba ke timí wiká ju ba. (105) Jerigá nimí anéma iwé rigá cho, (106) e cholúni mi animé’e iwéti ko pe, (107) pe cho ru animéa sinéami pagótami (108) iwéra ma che animé’e re na towí silíami. (109) Chu yéna ko lisensia nejára. (110) Júli
Consejo
Antonio Recaláche
Comandante de Munérachi
(1) Está bien niños, ya ustedes. (2) Pues solo unos pocos de ustedes, niños, escucharán al que es padre. (3) En el corral estamos, pues no somos muchos, (4) pues éramos bastantes, (5) pues no somos muchos, solíamos ser bastantes. (6) Ya se está cumpliendo una fiesta grande adentro, aquí en el corral. (7) Aquí está una iglesia, una capilla para ustedes, (8) aunque ahora pues ya no son muchos (9) pues, apenas cumplieron con una celebración. (10) Ya mañana temprano serán algunas fiestas (11) y al amanecer una pascua. (12) Así, después hay que seguirlas haciendo (13) ya desde hace tiempo que no hacíamos celebraciones, (14) ¿cómo se verá ahora? (15) Le agradezco a este niño que está primero, (16) dirá que estamos muy cerca, pero nosotros estamos detrás, (17) pues así les digo a ustedes hijos del que es padre, (18) pues ustedes, ustedes ya pasaron adentro a saludar. (19) En algún tiempo, en algún tiempo, si es que ya comulgaron con el valor de Dios (20) ya, ya, ustedes ya comulgaron, ya ustedes (21) además ya les compartieron algunas wejas pues ya. (22) Pues sí, pues antes, todavía no se sentían llenos, (23) pues de esta manera nos sentimos ya. (24) Ya, uno, uno faltará. (25) Ya les dijeron allá, río abajo, pues ya así. (26) Así fue, (27) no importa pues juntos visitarán, (28) ya está bien. (29) Ahora, primero sean ustedes los que ya pasaron adentro a saludar, (30) no importa si ya hemos saludado, (31) no importa si más adelante todavía los de atrás no han saludado. (32) Ya después, con el tiempo uno puede (33) si quiere llegar (34) aquí está una capilla, (35) está una iglesia, (36) quien quiera hacer una visita a ellos. (37) Nunca quieren llegar, (38) pues algunas veces ellos tendrán coraje (39) pues para eso si de algún día llegará el tiempo de lluvias, (40) antes estaba todo muy mal, en algunos lugares había comida, (41) pero aquí no había nada de comida. (42) Sí había en otros lados, pero nosotros no teníamos aquí en Munérachi. (43) Pues así está, (44) pero ahora ya empieza otra vez. (45) Por eso, con mucha fuerza hay que hacer una oración aquí adentro, (46) alguna vez regresará la lluvia, (47) si lo piensan, (48) regresará en algún momento. (49) Entreguen algo, si andan bien (50) no lo anden diciendo. (51) Una vez, aquí, andaba uno de ustedes, unos niños, algunos de ellos. (52) Así andaban presumiendo, (53) eso no está bien. (54) Así es, niños, así. (55) En algún momento creerán ellos mismos en el que está arriba cuidándonos, arriba sentado. (56) No crean que no buscamos comida, (57) así como que en el tiempo de lluvias no llueve (58) porque no es así, (59) pues él mismo cuida desde arriba (60) pues él mismo nos está cuidando desde arriba, (61) empezó a cuidarnos a nosotros, (62) pues así piensen, tranquilos, pues niños, (63) pues aquí estaban (64) aquí vuelvan a pedir perdón ustedes (65) desde hace mucho no había fiesta (66) pero pues, pues ahora, pasen otra vez. (67) Este niño que está primero, (68) le harán así y tendremos fuerza por la mañana. (69) Así se verá bonito, (70) antes no había nada río abajo, (71) anteriormente no había morocos ni fariseos. (72) Antes, así era aquí (73) pues así es que yo me siento triste por mí mismo, (74) ¿ustedes cómo se sienten?, ¿cómo yo? (75) Por mi pues no dan ganas de pasar la celebración (76) ¿Cómo se sienten ustedes? (77) Ustedes habrán pasado esta celebración, (78) así es como yo lo creo (79) pues ciertamente habrá una celebración, una cuaresma como le dicen, (80) además ya temprano pasará esa, (81) pues si hacemos una celebración estará muy bien mañana. (82) Pues dicen que hay algo de dolor, (83) pues no vaya a ser que no hagamos bien la fiesta. (84) Ahora bien, si habrá allá arriba otra celebración. (85) ¿Acaso muchos correrán? (86) Así piensen tranquilos, (87) alguna vez seremos pobres, (88) ya hace tiempo el alma anduvo con dolor, (89) ustedes creían que otra vez no iban a tener. (90) Antes, así era, porque estábamos tristes, nos volvimos tristes, (91) eso así era, ahora no ha habido lluvias (92) antes todo se fue secando, (93) nos entristecimos por eso. (94) Entonces se hizo otra celebración, (95) pero en otro lugar donde estuvieran los pequeños, (96) ahora pues se vería mal, (97) aquí entonces mañana por la mañana se quedará un padre (98) y así como en año nuevo, así como en reyes, así como en candelaria pasará así la cuaresma que le dicen. (99) Así les digo a ustedes, niños, (100) ¿no creen? (101) Así creemos. (102) A ustedes, niñas, también aprendan un poco, (103) pues aquí andan tristes (104) pues no son muchos. (105) Así, les digo a también a ustedes niñas, (106) solamente les diré eso a ustedes niñas, (107) pues también les digo a las personas presentes, (108) con más fuerza les dirá este niño gobernador. (109) Cuando les darán permiso. (110) Claro que sí.