in Literatura mexicana
Conjunciones y disyunciones en Octavio Paz y José Revueltas
Resumen:
Este artículo explora algunas de las iniciales coincidencias tanto en la poesía y en labiografía, como en la formación política y cultural de los escritores OctavioPaz y José Revueltas, detectables sobre todo en sus años de juventud. Señala queun texto poco conocido de Marx, los Manuscritos económico-filosóficos de1844, que se traducen en México por primera vez en 1939, tiene unfuerte impacto que llega a reflejarse en lo que ambos escritores publican. Suevolución filosófica empieza a divergir de modo claro a partir de los añoscincuenta, con la adscripción surrealista de Paz y sus lecturas heideggerianasde esa época, mientras que Revueltas permanecerá fiel a un marxismo de fuertestendencias hegelianas.
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Aunque personalidades en gran medida antitéticas en las que relumbra un genio específico,sorprenden las coincidencias y afinidades entre Octavio Paz y José Revueltas. No sólonacen los dos en el año de la "Toma de Zacatecas" por el ejército campesinoque dirigía Francisco Villa y en que tuvo lugar la Convención de Aguascalientes,acontecimientos que señalan el punto más alto de la participación de las clasesdesposeídas en el proceso de la Revolución mexicana, sino que son hijos ambos defamilias radicalizadas de una clase media venida a menos a consecuencia de losreacomodos políticos y de los cambios que experimenta el país. Si en el primero resultamás que decisiva la influencia de su padre, el abogado zapatista Octavio Paz Solórzano,fundador al lado de Antonio Díaz Soto y Gama del Partido Nacional Agrarista, enRevueltas el papel adoctrinador correrá a cargo de su hermano el pintor y muralistaFermín Revueltas, fundador del Grupo ¡30-30! y de la revista comunistaEl Machete (1924). Ambos estudian en colegios privados. Revueltascursa los primeros cuatro años de la primaria en el Colegio Alemán, y luego se pasa a laeducación pública al fallecimiento del padre; Paz estudia en una escuela de lasallistasy continúa en el Colegio Williams, que administran unos hermanos de procedencia inglesa.Ambos desertan de los estudios cuando falta la autoridad paterna. Revueltas deja laescuela muy pronto, en 1925, en que decide estudiar por su cuenta en la BibliotecaNacional y pasar algunas de sus tardes libres en las oficinas de ElMachete leyendo revistas y libros de la ideología comunista; Paz abandonala carrera de Leyes que estaba a punto de terminar en 1937, dos años después del trágicofallecimiento de su padre en las inmediaciones de Santa Marta Acatitla. Ambos viajan muyjóvenes al extranjero. Revueltas a Moscú en 1935, en que participa como delegado en elVI Congreso de la Internacional Juvenil Comunista; Paz a Valencia en 1937 como invitadoal Congreso de Escritores Antifascistas en apoyo de la causa de los republicanosespañoles. También muy jóvenes, ambos realizan "trabajo de campo" en el estadode Yucatán, uno de los epicentros de la Reforma Agraria promovida por el presidenteLázaro Cárdenas (1934-1940). Al abandonar la carrera de Derecho, Paz se enrola comoprofesor en una escuela para obreros y campesinos en la ciudad de Mérida; Revueltas haráalgo semejante apenas un año después. Inspirados por esta experiencia que los remite ala pobreza de los campesinos henequeneros, los dos escriben poemas que expresan unaprofunda inquietud revolucionaria no ajena a "arranques" de carácternihilista: anhelan la destrucción del viejo orden para que nazca uno nuevo. Ahí enMérida, Paz escribe los borradores iniciales de un poema social que bien podría ser suprimera pieza realmente maestra, Entre la piedra y la flor (1941). Estepoema, que contiene una notable imprecación contra el capitalismo y el imperio deldinero, y que inaugura entre nosotros una peculiar edad del poema lírico que se muestracapaz de convivir con un impulso de temple manifestario sin perder porello su naturaleza poemática, inicia su último canto con esta exhortación destructiva:"Dame, llama invisible, espada fría, / tu persistente cólera, / para acabar contodo, / oh mundo seco, / oh mundo desangrado, / para acabar con todo" (Paz 2014a: 101-108).1
El poema de Revueltas, que data de esos mismos años, y que fue escrito -hay que señalarlo- conabsoluta independencia del de Paz que no será publicado sino cuatro años más tarde,reproduce una muy semejante ansia de destrucción que deja entrever análoga afinidadtransformadora, como si a través de la exhortación lírica fuese posible acabar con unarealidad que se experimenta como agobiante e injusta: "Es preciso, es preciso, espreciso que se caigan los muros, / que cesen los venablos de angustia que nos hanatravesado, / que quede nada más un grito clamando, herido eternamente, / y unasobrehumana colérica voluntad como ramas de un árbol furioso / para golpear hasta elpolvo y el aniquilamiento" (Revueltas 2001:25-28).2 El poema del jovenPaz quiere acabar con todo; el de José Revueltas golpear hastael polvo y el aniquilamiento. Están de acuerdo sin haberse puesto deacuerdo.
Si bien el sexenio de Cárdenas con su fraseología y su acción reformadora e inclusosocializante es básico en su conjunta formación, tanto Paz como Revueltas dan señas deuna notable precocidad que ya los encuentra "politizados" desde finales de ladécada de los veinte, o sea, desde la época del llamado "Maximato". Laradicalidad de Paz tiene que ver con una suerte de "comunismo agrarista", quehereda de su progenitor, a quien había acompañado siendo muy niño en su destierrovoluntario en los Estados Unidos; la de Revueltas, con el comunismo proletario que lolleva a ingresar en las juventudes del Partido Comunista. En su libro Poeta conpaisaje, Guillermo Sheridan sostiene de modo tajante que Octavio Paz"habría participado, como buena parte de la juventud educada de la clase mediacapitalina, en la campaña de Vasconcelos para la presidencia en 1929". Aunque escierto que Sheridan se corrige él mismo de inmediato al aclarar: "No mucho, laverdad, pues era muy joven y su participación fue acaso en calidad de muchedumbre quegritaba '¡Viva Vasconcelos!' por las calles" (92); me temo que su dicho responde más a la fantasía de un ensayista queintenta hacer biografía que a una realidad comprobable. Si Paz hubiera simpatizado conla campaña de Vasconcelos, no hubiera tenido impedimento para reconocerlo él mismo en sulibro autobiográfico Itinerario. Ahí, al referirse al año crucial de1929, omite de modo significativo toda mención a este movimiento. Afirma, en cambio:"Yo tenía quince años, terminaba mis estudios de iniciación universitaria y habíaparticipado en una huelga de estudiantes que paralizó la universidad y conmovió alpaís" (Paz 1993: 46-47). Es todo, y seexplica. Ni Revueltas ni Paz tendrían por qué sentirse invitados a participar en unacampaña "reformista" como la de Vasconcelos, que había sido -no se olvide-alto funcionario del régimen del que ahora tomaba distancia, cuando ellos tenían puestassus simpatías en causas más radicales como sin duda lo eran las de Emiliano Zapata yCarlos Marx.
En efecto: otro aspecto que los hermana es su fervorosa y temprana lectura de Marx. Elfallecido colega Jorge Fuentes Morúa demostró de manera fehaciente que a Revueltas lodeslumbró a finales de los años treinta la lectura de los Manuscritoseconómico-filosóficos de 1844, traducidos por primera vez al español porAlicia Gerstel Rühle y José Harari, un escritor argentino y una exiliada centroeuropeaque habría llegado a México acompañada de su esposo Otto Rühle para escapar de lapersecución nazi en Alemania.3 Lapredilección de Revueltas por el concepto de enajenación así como su casi obsesivovínculo con la dialéctica de Hegel, provienen sin duda de esta lectura que lo habrá deacompañar toda su vida y que se refleja en algunas de sus novelas como Los díasterrenales (1949) y Los errores (1964), se explicita en sufamoso Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962) y culmina enplena madurez del autor con la Dialéctica de la conciencia (1982), cuyapublicación es póstuma.
De hecho, el primer texto teórico-doctrinario que Revueltas da a las prensas es ya una nebulosaaplicación de estas y otras (como las de Mariátegui) lecturas marxistas a lo quepodríamos llamar el "problema nacional". Revueltas da a las prensas, enefecto, en 1939, un folleto titulado "La Revolución Mexicana y elproletariado" (Revueltas 1985).4 Dejándose llevar por el entusiasmo quele causaban las transformaciones realizadas por el régimen de Cárdenas, el jovenRevueltas está convencido de que el país se encuentra en la antesala misma delsocialismo, y que sólo falta dar un pequeño empujón para acceder a él. Curiosamente,Octavio Paz declara de modo retrospectivo algo muy semejante: "Si yo hubieseescrito El laberinto de la soledad en 1937, sin duda habría afirmadoque el sentido de la explosión revolucionaria mexicana -lo que he llamado labúsqueda- terminaría en la adopción del comunismo" (Paz 1993: 38).
Una revisión de las primicias editoriales de Octavio Paz indica que él también conoció estelibro fundamental, como es posible comprobarlo si se hace una lectura cuidadosa de untexto muy poco conocido que su autor dejó olvidado en las revistas Taller yTierra Nueva y que habría escrito y publicado por esos mismos años. Merefiero a "Vigilias: diario de un soñador". En una prosa muy cercana a la delos románticos alemanes, en la que abundan las citas de Nietzsche, y en la que no faltanreferencias a Engels, Scheler, Kierkegaard y Baudelaire, Paz no sólo se declarapartidario de una "sociedad sin clases" y no sólo se duele de que el dinerosea "la única criatura viva del mundo burgués", sino que hace suyos lospensamientos del joven Marx y declara que el mundo capitalista es una suerte de autómatasiniestro que no persigue nada sino su propio fin maquinal. Sostiene ahí Octavio Paz:"El trabajo, en el mundo capitalista, es infinito, es decir, no tiene fin,ni finalidad; no sólo no posee ningún sentido personal sino que su esenciaconsiste en no tener sentido y en ser impersonal, puesto que no es más que una rueda queexprime el tiempo y lo vacía, chupando toda su sustancia" (2014a: 147).5 Elanti-humanismo radical del capital ha logrado que el hombre se convierta en "uninstrumento de su instrumento", con lo cual, podríamos agregar, queda sumido en laenajenación. El dinero, quintaesencia de este sistema, se convierte en un poder autónomoy a la vez arbitrario. El diagnóstico del joven Paz es agudo y a la vez implacable:
no es una clase la que se sirve de él para expresarse y mantener su poder, es él quien se sirve de sus poseedores para realizar su fatalidad [...]. Pero el dinero no tiene fin ni objeto, es, simplemente, un mecanismo infinito, que no conoce más ley que la del círculo. Es la más pura de las realidades modernas, porque es la más abstracta. No tiene ningún sabor terrenal. No sirve para nada, puesto que no se dirige a nada. Y todos giramos en su órbita, sin salida alguna, en un mundo sin principio ni fin, vacío (148).
No está por demás recordar que todo el Manuscrito de Marx es una invectivacontra el capitalismo y que la sección III del mismo está dedicada en exclusiva alasunto del poder del dinero. De tal suerte, sostiene Marx: "La alienación semanifiesta, por una parte, porque mi medio de subsistencia pertenece aotro; porque el objeto de mi deseo es el bien inaccesible deotro; y por otra parte, porque toda cosa es en sí mismaotra que ella misma, porque en fin -y esto vale igualmente para elcapitalista- en general domina el poder inhumano" (78). La idea del capital como un autómata carente de humanidad que ejerce unpoder irresistible que avasalla con todo, está formulada aquí. Acerca del otro grantema, el del dinero, Marx afirma, entre otras cosas: "El dinero,por el hecho que posee la propiedad de comprarlo todo, que posee lapropiedad de apropiarse de todos los objetos, es, por consiguiente, elobjeto en el sentido más eminente" (124). A lo que añade, después de interesantes citas de Shakespeare yde Goethe: "Puesto que el dinero, noción existente y manifiesta del valor, confundey cambia todas las cosas, es la confusión general y el cambio de todas las cosas, porconsiguiente el mundo dado vuelta [el mundo invertido], la confusión yel cambio de todas las propiedades naturales y humanas" (129-30). En otra parte del mismo texto, Marx hacereferencia al carácter autotélico del dinero, noción que sin dudasirvió de base a los desarrollos de Paz: "Hasta qué punto el dinero que parece elmedio es el verdadero poder y el objetivo único -hasta qué punto aquelmedio que hace de mí un ser, que me apropia el ser material extraño, es supropio objetivo..." (77). En estos pasajes Marx insiste, para decirlo de otro modo, en que el dinerono sólo convierte en un medio a quien debiera ser un fin en símismo: el hombre; sino que este aparente medio es en un sentido muydeterminado y según los resultados prácticos un fin en sí. Esto es:un fin que se cumple a sí mismo.
Aunque el complejo texto de "Vigilias", premonitorio de otros textos que Pazescribirá en su madurez, merecería una amplia revisión aparte, considero que esnecesario indicar al menos dos cosas. Primero, que su conocimiento resulta indispensablesi se trata de encontrar los primeros gérmenes de lo que años después se convertiría enuno de los ensayos más famosos de Paz: El arco y la lira (1956).Algunos señalamientos respecto al papel del ritmo en la creación poética, así como laidea de que en una sociedad comunista no será necesario en absoluto escribir poemas oinventar canciones pues la vida misma será poema y canción encarnados, ya se anticipanen estas prosas tan influidas por el Romanticismo. Segundo, que estas"Vigilias" también resultan de valor estratégico si se quiere acceder alanálisis del poema Entre la piedra y la flor, que mencioné antes, pueseste hipotexto fundador podría explicar, entre otras cosas, no sólo la rabiaanticapitalista que recorre al poema, sino la sorprendente existencia de la IV sección,dedicada toda ella a la temática del dinero. Van como ejemplo unos breves pasajespertinentes: "¡Oh rueda del dinero, / que ni te palpa ni te roza / y te deshacecada día! // [...] ¡El mágico dinero! / Sobre tus huesos se levanta, / sobre los huesosde los hombres se levanta. // Pasas como una flor por este infierno estéril, / sinllamas ni pecados, / hecho sólo del tiempo encadenado, / carrera maquinal, rueda vacía /que nos exprime y deshabita, / y nos seca la sangre, / y el lugar de las lágrimas nosmata. // Porque el dinero es infinito y crea desiertos infinitos" (2014a:106-07).6
En cuanto a las lecturas que nos ofrecen tanto Paz como Revueltas de las propuestas contenidasen Economía política y filosofía de Marx, que ambos habrían conocidogracias a la edición que propiciaron los exiliados alemanes a finales de los añostreinta, quisiera destacar dos diferencias que se antojan fundamentales. Primero, que enRevueltas esta lectura tiene, por decirlo así, efectos retardados, de modo que se tornadetectable sobre todo a partir de la publicación de Los días terrenales(1949), para dar su fruto final en la Dialéctica de la conciencia(1982); mientras que en Paz -por lo que se ha visto- los efectos son de hechoinmediatos. Segundo: que mientras a Revueltas esta lectura le permite tomar distancia dela dogmática estalinista, al ayudarle a considerar que el comunismo no es la solucióndel problema del ser humano, sino apenas una condición para el ejercicio cabal de sulibertad; Paz accede a una original interpretación "romántica" del texto, conlo que de manera perspicaz logra evadir tanto la mediación de la teleología hegelianacomo la astucia historicista de la negación de la negación. Mientrasque la lectura de Revueltas reivindica sobre todas las cosas la presencia de Hegel enMarx, así como la noción de ser genérico del hombre que viene deFeuerbach (lo que da lugar a una lectura "humanista" del marxismo), Pazcomprende al joven Marx como hubieran podido hacerlo los Fruhromantikalemanes. Si Novalis hubiera conocido a Marx -por supuesto que se trata de unapreposteración y de un imposible histórico- lo leería con los ojos con que lo leyó eljoven Octavio Paz. El capitalismo es un círculo infernal; el capital, un autómatasiniestro que sólo persigue sus propios fines. A través del más abstracto de susinstrumentos, el dinero, el capital vuelve al hombre instrumento de su instrumento y loconvierte literalmente en un objeto puesto a su disposición.7 En todo caso, me atrevo a sugerir, los efectosanti-estalinistas de esta precoz lectura de Marx tendrían que ver con el artículo quepublicó Paz denunciado la existencia de los "campos de concentración"soviéticos en la revista Sur en 1951, tal y como lo documenta KlausMeyer-Minnemann en LiteraturaMexicana (2002).
Por lo que llevo dicho, es obvio que a Paz y a Revueltas los hermana también una tempranaafición por la filosofía -que es de igual manera una vocaciónfilosófica paralela a la literaria y casi tan importante como ella. Eso me obliga a unapuntualización que tiene que ver con la época. No sólo son ambos escritores testigos porsu procedencia generacional de los primeros cambios tectónicos que está produciendo elaccidentado proceso de la Revolución mexicana, igualmente son los primeros enexperimentar en carne propia un singular deslizamiento en el techo sublime de las ideas.El paradigma de la filosofía francesa, que había dominado durante el porfiriato y queprevalecía todavía entre los integrantes de la generación del Ateneo de la Juventud yhasta en una parte del grupo conocido como los Contemporáneos, es sustituido por elparadigma de la filosofía alemana, con la presencia de Marx, por una parte, y por elotro con la de la nueva filosofía de corte fenomenológico, a las que sin duda se percibecomo más acordes con los tiempos de transformación que vive el país.8 A Paz y Revueltas les toca en suerte pertenecer a laprimera generación que crece y echa raíces dentro del esquema emergente de estascorrientes filosóficas. Sin mayores rodeos lo pone de manifiesto el propio Octavio Pazen Itinerario, cuando afirma: "La influencia de la filosofíaalemana era tal en nuestra universidad que en el curso de Lógica nuestro texto de baseera el de Alexander Pfänder, un discípulo de Husserl" (1993: 49).
Obsérvese bien: Paz no sostiene que haya leído por ese tiempo a Husserl, sino que el tratado delógica que estudió en la preparatoria había sido redactado por uno de susdiscípulos.9 Podría sospecharse quelas primeras noticias de la fenomenología (Husserl, Scheler y Heidegger) que yacirculaban en México a finales de la década de los años veinte y principios de lostreinta, gracias primero al magisterio de Adalberto García de Mendoza y, después, deSamuel Ramos, habrán de propiciar en los años cincuenta el significativo interés deOctavio Paz en el pensamiento de Heidegger, esta vez bajo el influjo personal deltraductor de El ser y el tiempo al español, el profesor José Gaos. Lapresencia de Heidegger se torna decisiva, como he mostrado en mi libro Lassendas perdidas de Octavio Paz (Escalante2013), en la redacción de El arco y la lira, pero setrasmina igualmente en muchos otros textos del autor, incluso de la última época. Sin irmás lejos, la conocida sentencia de Heidegger en el sentido de que "el lenguaje esla casa del ser", la retoma con plena conciencia el Paz tardío cuando llega aafirmar que "la poesía es la casa de la presencia" (2014b). No está por demás indicar que la identificación entre"presencia" y "ser" tiene una larga tradición dentro de la historiadel logocentrismo.10
Si todavía hacia el principio de los años cuarenta Paz y Revueltas podían compartir algunasactitudes, al menos en el campo ideológico y político, la salida de Paz primero a losEstados Unidos y luego a la Francia de la posguerra, así como su notable deriva por unaparte surrealizante y por la otra heideggeriana que se produce a partir de los añoscincuenta, terminarán por volverlos escritores muy diferentes. La dialéctica, elmovimiento incesante de la materia, los acepta Paz tanto en el mundo material como en elde los hombres como se ve en su famoso poema Piedra de Sol (1957). Elrío indetenible del fluir está tanto en el caminar de río que se curva,emblemático del mundo natural, según vemos en el íncipit, como en el mundo social delpersonaje lírico: "voy entre galerías de sonidos, / fluyo entre las presenciasresonantes". El fluir heracliteano está igual en la búsqueda ansiosa que recorre elpoema: "a la salida de mi frente busco, / busco sin encontrar, busco un instante, /un rostro de relámpago y tormenta / corriendo entre los árboles nocturnos...". Peroeste correr es provisional. Corresponde al tiempo del "mientras tanto" y del"todavía no". El poeta en realidad lo que persigue es una sutil epifanía quehabrá de poner fin a la búsqueda y consolidará en cambio la presencia del ser, esto es,la del ser entendido como presencia plena. Por eso leemos, en los pasajes finales deltexto una invocación como la que sigue: "puerta del ser: abre tu ser, despierta, /aprende a ser también... [...] / indecible presencia de presencias" (1990: 260, 262, 277). Con un gesto poderoso eimpregnado de dialéctica, que ya no inicia sino consuma el periplo reflexivo, laepifanía pone al poeta otra vez de frente al fluir natural. Pero este fluir ha sidoneutralizado y es parte de una riqueza del ser acumulable por la figuradel poeta, cuya tentativa ha llegado a puerto. Lo dirá en otros términos al concluir sudiscurso de recepción del Premio Nobel en 1990. Da a entender ahí Paz que al final loque resplandece es la presencia, sin duda otro nombre delser que alcanza a detectarse por los sentidos y que por ello seríapeculiarmente efectivo. Por eso atreve una suerte de profecía filosófica a cumplirse enun futuro próximo: "Así como hemos tenido filosofías del pasado y del futuro, de laeternidad y de la nada, mañana tendremos una filosofía del presente. La experienciapoética puede ser una de sus bases." ¿Qué sabemos del presente?, se pregunta elautor. De inmediato responde: "Nada o casi nada. Pero los poetas saben algo: elpresente es el manantial de las presencias" (2014c:549). El corolario de Paz, por lo demás inevitable, está en lo que sigue. Conello, en realidad, concluye su discurso: "Entonces las puertas de la percepción seentreabren y aparece el otro tiempo, el verdadero, el que buscábamos sin saberlo: elpresente, la presencia" (550).
José Revueltas, en cambio, fiel a su concepto de despersonalización se entregaa ese fluir de la realidad que él llama su "lado moridor". No le interesa quese abran las puertas del ser ni las de la percepción,o que se instaure soberano el reino de la presencia; lo que intenta esdejarse llevar por el flujo mismo de la realidad (un flujo sin duda heracliteano, peroentendido en toda su eficacia a partir de sus lecturas de Hegel) que supera la realidadde su conciencia. La tarea del escritor no es imponer su voluntad a los materialesliterarios que él habría escogido, sino dejarse llevar por ellos tratando de encontrarla tendencia a que obedecen estos mismos materiales, y de seguirla entodo. La subjetividad del autor, de tal suerte, podrá fundirse con larealidad objetiva e identificarse con ella, pero sólo a un costoque implica la "desaparición" misma del autor. Cuando esto sucede, aseguraRevueltas: "Obtenida esta identidad teórica, el pensamiento subjetivo se transformaen pensamiento objetivo: ya que es la cosa real que se piensa a sí misma, como tal cosa,en el cerebro del hombre". A consecuencias de ello, según Revueltas, "larealidad objetiva se autoanaliza en el pensamiento humano y seconvierte en praxis" (1978:224). Como quien dice, el flujo universal se autoobjetiva al apoderarse delcerebro del escritor, convirtiéndose con ello en reflexión, es decir, en autoconciencia,con lo que puede ya recalar en el tormentoso terreno de la acción. Mayor prueba dehegelianismo no podríamos encontrar.
Resumen:
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Poeta con paisaje. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz
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Evodio Escalante
Universidad Autónoma Metropolitana; e-mail: evos46@hotmail.com, Mexico