Mito, épica e identidad. El presente como metáfora del ayer
Queremos dar, aquí, la bienvenida a este libro recién salido del horno, publicado dentro de la colección Cuadernos del Seminario de Hermenéutica, compuesto por seis ensayos independientes elaborados por investigadores expertos en sus respectivos campos, pero sabiamente interconectados por la edición de la doctora Shekoufeh Mohammadi. Cada uno incursiona en diferentes vertientes histórico-literarias y culturales del género épico, plasmadas en sendas obras fundamentales de la civilización, provenientes específicamente del Occidente europeo y del Cercano Oriente. Las perspectivas de análisis e interpretación adoptadas de acuerdo con sus objetos particulares de estudio son también —no podría ser de otro modo— diversas en su tratamiento, tanto por los segmentos que eligen de las obras que analizan como por su enfoque problematizador. Sin embargo, guardan entre sí una unidad que da cabal sentido a su reunión, pues todos y cada uno de ellos facetan, a su manera, los tres complejos tópicos: del “mito”, la “épica” y la “identidad”, que los convoca, y constituye su marco de reflexión; asimismo, comparten el ejercicio de un instrumental teórico transdisciplinar, que se presenta como imprescindible necesidad frente a un complejo temático de tal envergadura. Así, cada uno y en su conjunto constituyen, sin duda, aportes hermenéuticos altamente significativos y de apasionante lectura.
El planteamiento básico que los preside en su intención es la remisión al sustrato básico del caudal mitológico tradicional, ancestral y originariamente de carácter sagrado, que subyace, emerge y germina en los grandes textos de la épica; y de estos, a su vez, vistos como frutos y recreaciones memoriosas e imaginarias, que no solo reflejan en sus narrativas intensivamente los hitos histórico/culturales más esenciales y específicos para una comunidad humana, sino que sus epopeyas y figuras heroicas se revierten poderosa, creativamente, sobre las estructuras societarias mismas, operando como efectivas matrices fundacionales para la configuración de las principales instancias cotidianas de su existencia. Sobresaliendo en primer plano el modelamiento del lenguaje que estos relatos fundacionales efectúan, convirtiéndose, así, en sostén identitario (signos de reconocimiento) de las concepciones y modos de vivir de sus civilizaciones. Se echa de ver, de inmediato, la tremenda dinamicidad —mezcla intricada entre la constancia y el cambio— implicada en tan ampliado panorama, que conlleva las cuestiones de: la dialéctica entre lo oral y lo escrito; las transformaciones y vínculos indisociables entre los mitos, las leyendas heroicas y los relatos fantásticos hasta su conformación como discursos propios de la Historia; así como los problemas de su instrumentalización ideológico/política coyuntural en contraste con la virtualidad polisémica y trans-histórica de sus símbolos, siempre abierta a nuevas recontextualizaciones y recreaciones del sentido de sus textos. Así pues, la pervivencia de las grandes obras mito/épicas, que al paso de sus interpretaciones en el tiempo construye cánones para luego variarlos o derribarlos, se despliega como una auténtica metaforización del presente, y sus futuros posibles, a la luz del ayer.
Shekoufeh Mohammadi escribe:
Es gracias a esta función [del tiempo mítico paradigmático como eterno presente regenerándose] que muchos mitos, ya transformados en leyendas épicas, inspiran a pensadores y artistas para materializar ideas contemporáneas de mayor complejidad y se vuelven el sustrato de los movimientos de resistencia por su evocación de la identidad cultural: los tiranos y los héroes de hoy no se alejan de los dragones y dioses del ayer, y la promesa de equilibrio, paz y felicidad, parafraseada como paraísos y utopías, sigue refugiándose en el anhelo de victoria entre luz y oscuridad (p. 8).
Nombremos los diferentes autores y sus respectivos capítulos en el libro, señalando, de modo muy escueto, algo de su peculiar enfoque.
• Capítulo I, también debido a la pluma de Shekoufeh Mohammadi, “Épica e identidad cultural: contexto y génesis del Shahnamé de Ferdousí”. Nos abre las puertas a la arquitectura de la gran obra del poeta iraní (935-1020 d. C.), el Shahnamé o “Libro de los Reyes”, y nos dice que: “desde hace casi 10 siglos, el pueblo iraní se reconoce […] y se reinventa gracias a él […] además es el referente más importante de la lengua persa y un documento valioso como fuente del folclor iraní”. Muestra la autora que este “hipertexto”, o metarecit poético, gran reservorio de memoria, está construido por múltiples estratos mítico/legendarios e histórico/arqueológicos, que se remontan desde su sustrato aqueménida (siglos vi-v a. C.), pasando por la época sasánida (siglo iii), unida a la “ontología mazdeísta” religiosa contenida en el Zend Avesta, a las dramáticas vicisitudes sufridas por la dominación arábigo/islámica (a partir del siglo vii d. C.) y que, polémicamente, a menudo adoptando una forma críptica, llega hasta nuestros días, en el contradictorio Irán de la era globalizada.
• Capítulo II, del filólogo Omar Álvarez, “Odiseo y el cíclope: competencia lingüística e identidad cultural”. Se trata de un acucioso análisis lingüístico/histórico y antropológico/cultural del famoso episodio épico del encuentro entre Odiseo y el cíclope Polifemo, relatado por Homero en el libro IX de la Odisea. Su hipótesis nuclear es descifrar la conexión profunda existente entre el código lingüístico griego usado por los hablantes de la edad arcaica antigua y el proceso del creciente afianzamiento de la identidad helena, ligado a un conjunto de prácticas culturales características, pero siempre en relación y fuerte tensión de contraste fronterizo con “lo bárbaro”, es decir, con el conjunto de las abigarradas culturas otras, extranjeras, sobre todo apostadas alrededor de las oscilantes rutas de navegación, mercantiles y militares, emprendidas por los griegos. La penetración en los finos detalles morfológicos y sintácticos, nominales y verbales, que con sus inflexiones van dibujando justo los rasgos reconocibles de lo específicamente heleno, convierten a Polifemo en el epítome de lo monstruoso incivilizado, y se expresan con amarga crueldad en la torpeza para comprender el sentido de las palabras/“trampa” que le dice Odiseo, o “decodificación imperfecta” —como la denomina el autor— del Cíclope, terminando por estigmatizarlo como salvaje.
• Capítulo III, de la hispanista y medievalista Carmen Elena Armijo, “Identidad y simbolismo heroico en el Cantar de Mio Cid”. Ubicado en el siglo xiii, al lado de las otras dos grandes obras de la época medieval europea, el Cantar de Roldán (siglo xi) y el Cantar de los Nibelungos (siglo xiii), el Cantar de Mio Cid es enfocado siguiendo un cuidadoso análisis de su códice original (proveniente de Vivar, Burgos, lugar de donde fue oriundo el héroe mismo); se ocupa Armijo “de la voz narrativa de la obra, de los elementos de la construcción del héroe […] así como [de] señalar los signos de identidad del protagonista”. Penetra la autora en los factores constructivos de la narración legendaria y los contextualiza en la tradición trovadoresca y de juglaría típica de la cultura del Medioevo; revisando los versos de su arranque inicial, y cotejando selectos comentarios realizados por la exegesis crítica, se avanza hasta la configuración de la identidad del Cid a través de los epítetos y aposiciones literarios, que van acrecentando las cualidades arquetípicas del héroe, así como las cualidades humanas, ejemplares y falibles del Campeador, que lo convierten en una figura perdurable hasta nuestros días. Por supuesto, al lector de quedan ganas de seguir a la estudiosa en su lectura de la saga completa.
• Capítulo IV, de la psicóloga —en psicología evolutiva y didáctica— Mercedes Gómez Pérez, “Mito, desarrollo individual y psicoterapia”. Este ensayo enfoca su objeto con un tratamiento muy diferente de los otros; no se centra en el análisis y la interpretación de la fuente épica específica de una cultura, sino que busca delinear los rasgos generales, más básicos, de la dimensión psicosocial inherente a los mitos, a lo largo de toda la historia. Siguiendo muy de cerca a Rollo May y a Joseph Campbell —conocidos psicoanalistas del mito—, recalca la autora el papel paradigmático (ontológico, cosmológico, axiológico e interrelacional, o propiamente psicológico) de lo mítico/ritual, con sus ritmos cíclicos y su acoplamiento con los procesos “evolutivos” individuales. Pone especial acento en las actualizaciones rituales de las personificaciones míticas como procesos iniciáticos en la dotación de identidad social de los individuos, en las distintas etapas de su crecimiento y del desarrollo de la personalidad; la autora diagnostica que la ausencia o la subestimación de estos poderes funcionales de lo mítico son una de las razones de la abundancia de patologías psíquicas en las sociedades actuales; por ello, se hace necesario incorporar el uso de los mitos y sus símbolos en los procesos psicoterapéuticos.
• Capítulo V, del maestro en literatura y ciencias sociales James Giulio Manfredo D’Angelo, “El mito en la narrativa de la resistencia italiana”. Reflexiona sobre las narrativas de la literatura italiana producidas en torno a la época de la resistencia partisana contra la ocupación de las tropas nazi-fascistas, durante la Segunda Guerra Mundial. Esboza cómo surgió todo un cúmulo de literatura de propaganda y testimonial de partisanos, de escritores y periodistas militantes, de carácter clandestino, que incitaba a la resistencia, la intercomunicaba y la difundía entre la población. Estos escritos, sobre la marcha de fuego del combate, van a ser el humus para que, luego, inmediatamente después del fin de la guerra, se confeccionen las narrativas más elaboradas literariamente —Elio Vittorini, Cesare Pavese, Italo Calvino y Beppe Fenoglio—, con contenidos meditados que construyen un verdadero epos del dramático periodo resistente; con la conciencia de que no debe ser olvidado y cuyos protagonistas, sus valores e ideales, deben formar parte del nuevo horizonte político y sociocultural que se abría para la Italia de la posguerra. Discutiendo, también, la posterior apropiación oficial y espuria a la que han estado sujetas estas novelas por los poderes en turno.
• Por último, el Capítulo VI, de la filósofa y hermeneuta ético/política de la religión Silvana Rabinovich, “El fin y los miedos (o el mito de Gog de Magog hoy: una decisión urgente ante el fin de los tiempos)”. Enmarcado por una poderosa cita del filósofo judío contemporáneo Emmanuel Levinas: “La guerra de Gog y Magog, el siglo xx y su porvenir o miedo nuclear, ¿rematarán nuestra madurez o nuestra vejez de modernos, moldeadas por las promesas de la historia y del progreso y del mesianismo?, ¿o se dejarán consolar por la bondad invencible, aunque desarmada, de los justos y de los santos […]”, este ensayo persigue ahondar en su sentido, efectuando una exégesis —erudita, creativa y audazmente formulada— del originario mitologema de Gog y Magog, presente en los textos sagrados de las tres religiones monoteístas del Libro, a saber: en la Biblia hebrea, Ezequiel (38 y 39); en el Nuevo Testamento, Apocalipsis de Juan (20: 8); y en el Corán (XVIII 92-98, XXI 95-96). Acuñada radicalmente por la impronta profética, la brutal guerra de Gog contra el pueblo de Magog se presenta como un apocalíptico “mito del futuro”, que apunta hacia “lo postrero de los días” (Ezequiel); “extraña batalla que sigue a la célebre visión del valle de los huesos secos”, algunos la sitúan después de la Redención, aunque se extiende por el texto como previa a la venida del Mesías. La textura enigmática y simbólica del mitologema, que involucra las tres dimensiones mayores de la teología judía: Creación, Redención y Revelación -filosóficamente pensadas por F. Rosenzweig- ha desvelado a generaciones de creyentes y exégetas y, lo que es más importante, los ha movilizado a actuar en consecuencia. La autora va explorando y contextualizando el “conflicto de las interpretaciones” a lo largo del tiempo histórico, a través de las álgidas discusiones rabínicas narradas por Martin Buber; desde aquellos días del momento de su escritura hasta “en este tiempo”, y constata su bifurcación en dos grandes vertientes de interpretación de la Promesa mesiánica, que aún prosiguen incidiendo dilemáticamente en la actualización del terror de la historia contemporánea, que se desliza jugando en el filo del fin de los tiempos en plena era global, moviéndose hacia su exacerbamiento autodestructivo o hacia las respuestas de resistencia, siempre cercanas, de los justos y los santos.
Como hemos intentado mostrar, las seis notables contribuciones problematizan las preguntas claves ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?, que han obsesionado obsesivamente al espíritu humano a lo largo de toda su historia. Interrogantes fundacionales que implican la justa y difícil correlación intempestiva, planteada por Nietzsche, entre las perspectivas: “anticuaria” del pasado inmemorial (protología), “monumental” del presente actual y “utópica” del futuro posible (escatología); y que, para responderlas, aunque sea de un modo tentativo y provisional, los hombres se han constituido como seres eminentemente narrativos, que se cuentan unos a otros historias que siempre pueden continuar. Esta es la arborescencia múltiple del mito, que invade todas las discursividades —épicas, líricas y trágicas, filosóficas y científicas, en suma: diversas literaturas—, con ayuda de las cuales el hombre intenta conjurar la fuga del tiempo y combatir el mal.