In memoriam
Manuela Cristina García Bernal
La noticia del fallecimiento de la Dra. Manuela Cristina García Bernal, acontecido el 31 de agosto pasado, ha provocado una gran tristeza en la comunidad científica, especialmente entre quienes se dedican a la historia de Yucatán y, por ese derrotero, habían tenido la inmensa suerte de conocerla. Desde la publicación en 1978 de su libro Población y encomienda en Yucatán bajo los Austrias, por la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, la Dra. García Bernal se convirtió en una de las principales referencias para el estudio de la historia de Yucatán.
La autoridad de que gozó desde aquel momento se debió a una serie de motivos que vale la pena resaltar brevemente aquí: por un lado, la consulta exhaustiva de todas las fuentes disponibles en los archivos españoles e hispanoamericanos; por otro, el análisis sistemático y sintético del gran volumen de información recolectado en aquellos depositarios. Todo ello fue factible por reunir la Dra. García Bernal cualidades esenciales que la definieron a lo largo de su vida y que ella misma reivindicó con el carisma y la fuerza de convicción que la caracterizaban: una absoluta dedicación a su trabajo de investigación y docente, y una intachable honestidad, manifiesta tanto en su estilo trasparente, como en la milimétrica precisión a la hora de citar sus fuentes. En suma, fue brillante, trabajadora y generosa, y así lo refleja en todo punto el magnífico legado que nos deja.
Por tales motivos, la obra de la Dra. García Bernal sigue siendo y, sin duda alguna, seguirá siendo por muchos años de obligatoria consulta para quien quiera conocer la historia de Yucatán y de la América hispana. Sus estudios no sólo abarcan la organización socioeconómica y política de la sociedad hispano-criolla a través de la institución de la encomienda, el comercio, la Hacienda y el Cabildo, sino también la del pueblo maya y, especialmente, la compleja cuestión de las relaciones interétnicas. Aunque su modestia siempre la empujó a negar la relevancia de su contribución en este rubro, atribuyendo tal mérito a sus colegas y amigos Nancy Farriss y Sergio Quezada, no es menos cierto que la Dra. García Bernal escribió valiosísimos trabajos sobre la lucha por conservar la propiedad de la tierra por parte de las comunidades mayas, acerca de la explotación del trabajo indígena mediante la institucionalización de sistemas como el servicio personal o el repartimiento de géneros, y sobre los esfuerzos por conseguir leyes protectoras, encabezados por algunos franciscanos y funcionarios reales como los oidores Tomás López Medel y Diego García de Palacio.
Pero la Dra. García Bernal no sólo seguirá viviendo a través de su obra, sino también en la memoria de los estudiantes que supo formar con un rigor y una dedicación, que no reñían con una humanidad que raramente se encuentra en el mundo académico. Ella fue una guía constante en todos los múltiples avatares de una incipiente e incierta vida académica: desde la consulta de los archivos, hasta la redacción de los trabajos —que solía cubrir con innumerables anotaciones en tinta roja, costumbre de la cual ella misma se reía—, pasando por las cuestiones metodológicas, sin olvidar la inserción profesional, con valiosos consejos para publicar y entrar en contacto con especialistas y, ¿cómo no?, con la redacción de un sinfín de cartas de recomendación, que siempre se tomó la molestia de escribir sin rechistar.
Manuela Cristina García Bernal nunca eludió ninguna de sus responsabilidades de docente, antes bien las cumplió con la energía y la alegría que pretendía comunicarnos cuando intuía, no sin razón, momentos de desánimo. Así se ganó el estatus de “maestra” en el sentido noble de esta palabra, ya que para muchos de nosotros se convirtió en un modelo, mostrándonos un camino y un ideal que habría que alcanzar tanto en la investigación como en la docencia.
Caroline Cunill
Université de Maine, Francia