En La lingüística del amor: de la pasión a la palabra (2022), las editoras, M.ª Mar Galindo y M.ª del Carmen Méndez junto con otros especialistas de distintos campos de estudio, como son la psicología, la sexología, la neurolingüística, la lingüística forense o la traducción, recogen varios estudios que explican cómo se construyen las relaciones sexo-afectivas a través del lenguaje. Ambas editoras son doctoras: en Lingüística Aplicada (en el caso de M.ª Mar Galindo) y en Lengua española (en el caso de M.ª del Carmen Méndez) y profesoras de Lingüística en la Universidad de Alicante. El libro se enmarca dentro de la línea de investigación sobre el léxico de las relaciones amorosas, ámbito que ha llevado a la publicación de algunos trabajos relacionados como el de Marimón y Sánchez (2022); Marimón (2016); Marina y López Penas (1999); Barcelona Sánchez (1996); o Ruiz Vila (1999). Esta obra cuenta con un total de dieciséis aportaciones de diferentes especialistas, con un prólogo y un epílogo, escritos por las editoras. En el capítulo introductorio, M.ª Mar Galindo expone los objetivos de la obra y presenta brevemente los contribuyentes junto con los estudios que componen este libro.
El capítulo que da comienzo al estudio del lenguaje del amor es el de Tamara Tenenbaum, quien estudia los conceptos del amor y de la conversación que se dan en el remake de la miniserie Escenas de la vida conyugal de la plataforma de series HBO. En él, la autora considera que la conversación tiene más peso con la llegada del amor, por el hecho de que “una se enamora de alguien con hablar” (p. 24). Teresa Baró escribe sobre la conducta verbal en los rituales de seducción, considerado como un proceso complejo que funciona según las actitudes y las emociones de las personas (p. 34). La autora Nuria Polo se centra en las etapas del amor a través del estudio de la voz y cuestiona cómo debe ser la voz para que resulte atractiva. Un elemento clave a la hora de estudiar las voces consiste en las diferencias entre las producidas por hombres y las producidas por mujeres, puesto que estas varían según los factores sociales, culturales e identitarios (p. 55).
Iraide Ibarretxe-Antuñano relata cómo las metáforas permiten expresar el amor. El libro no sólo se centra en las relaciones amorosas heterosexuales, sino también entre personas del colectivo LGTBI, tal y como reflejan en su capítulo Moisés Fernández Cano y Aarón Pérez Bernabeu. Desde el punto de vista de la lingüística Queer, ambos autores explican lo que es el lenguaje del deseo a través de las estrategias de flirteo utilizadas por las personas del colectivo LGTBI. Además, señalan que hay una dificultad a la hora de establecer estrategias de ligar en el colectivo queer, puesto que muchas de ellas están dirigidas a hombres homosexuales, dejando de lado al resto de las orientaciones (p. 108). Mar Abad dedica su capítulo al lenguaje de las parejas, considerado como un lenguaje espontáneo que va creciendo junto con el amor y que tiene sus propias palabras.
Tras el breve capítulo de Mar Abad, resulta de especial interés el capítulo de Jon Adoni Duñabieitia y Clara Panchuelo, quienes introducen un tema que se enmarca en una línea de investigación reciente, y en el que examinan la relación entre el sexo y el léxico y las diferencias que existen entre ambos sexos para emplear el léxico sexual y sus diferencias en la lengua materna y en la lengua extranjera. En el marco de la traducción e interpretación, destaca el trabajo de Scheherezade Surià, quien habla de los tópicos más frecuentes en las novelas eróticas, las traducciones de algunos términos de este género y cómo se trata lo erótico en varios libros traducidos. Volviendo a la cuestión LGTBI, el siguiente capítulo de Ártemis López examina cómo debemos dirigirnos a las personas trans sin llegar a ofenderlas. En su investigación, López señala, por un lado, que, a la hora de dirigirse a una persona trans y cuando se formulan ciertas preguntas, hay que plantearse para qué se quiere saber esa información; y, por otro lado, a pesar de que se eduque a la mayor parte de la población desde la norma cis, no significa que se tenga que considerar “lo trans como algo exótico y lejano” (p. 174). Al igual que Ibarretxe-Antuñano, Reyes Llopis-García también examina las metáforas sobre el amor, pero se centra en cómo estas se reflejan en las canciones. Una idea fundamental de la autora en su investigación es que estas metáforas no son algo exclusivo de lo lingüístico, sino que también se dan en imágenes, gestos, movimientos, tonos de voz, etcétera (p. 90). El siguiente capítulo y el segundo dedicado al campo de la traducción en todo el libro es el de las autoras Carla Botella Tejera y M.ª del Mar Ogea Pozo, quienes escriben sobre las traducciones de las relaciones amorosas en las series adolescentes actuales.
La siguiente investigación que resulta de gran interés es la de Sheila Queralt, quien, a diferencia de los anteriores especialistas, explica cómo las relaciones amorosas pueden convertirse en una forma de ciberdelito. La autora estudia las características y estrategias lingüísticas que utilizan los ciberdelincuentes mediante la creación de perfiles falsos en páginas de citas o en redes sociales, y cómo, a través de estas estrategias, el estafador no sólo comete el delito, sino que, además, inicia un “proceso por violencia de pareja íntima, ya que muchas de estas estrategias son propias de la violencia psicológica sobre la víctima” (p. 239). En el ámbito de la psicología, el capítulo de Pilar Martínez estudia las señales lingüísticas que permiten la identificación de una relación tóxica y los tópicos más frecuentes. M.ª del Carmen Méndez y Esther Linares hablan sobre el uso de la aplicación de citas Tinder y las formas lingüísticas de ligar entre hombres y mujeres. En su estudio, las autoras tuvieron en cuenta varios datos: por un lado, en los perfiles se tiene en cuenta si la persona comete faltas de ortografía, un aspecto rechazado en mayor medida por las mujeres, y qué adjetivos les gusta leer a ambos sexos del perfil de la otra persona. Por otro lado, en las conversaciones, se tienen en cuenta las fórmulas de inicio, la fluidez o preguntas de interés, como son los gustos de la persona con la que se conversa. De nuevo en el campo de la psicología, Lucía Álvarez habla sobre el ghosting, que es el modo de finalizar una relación afectiva, cuando la persona desaparece sin dar explicaciones (p. 284). Susana Rodríguez Barcia y Bosco Gil de Gárate hablan sobre el léxico del amor en las canciones de pop y rock, y las palabras más frecuentes que lo componen. En el epílogo, M.ª del Carmen Méndez señala que esta obra supone una recopilación de todos los mitos que hay alrededor del amor y cómo se han generado reflexiones desde una perspectiva lingüística. Mientras que Galindo introduce en “Prolegómenos” los trabajos que componen este libro, Méndez menciona algunas de las ideas fundamentales de cada uno de los capítulos presentados.
Finalmente, el libro, a pesar de tener autores de varias especialidades, genera unidad y hace que el lector note cómo funcionan las relaciones amorosas. De esta reseña, podemos destacar algunas ideas que resumen nuestra opinión acerca de este libro: en primer lugar, los diferentes capítulos de esta obra han dejado claro que el tema del amor no es algo que se ciñe a la lingüística, sino que también se analiza en otros ámbitos, como han sido la psicología o la música. En segundo lugar, y como ha señalado Llopis-García en su capítulo, el amor no solo se expresa en el lenguaje, sino que también existen otras vías para expresarlo, como son las imágenes, los gestos o los movimientos, es decir, en la comunicación no verbal. En tercer lugar, a la hora de expresar el lenguaje amoroso, existen diferencias entre hombres y mujeres, e incluso en géneros no binarios, y que todavía hay mitos de género relacionados con el amor y la manera en que hombres y mujeres lo expresan. Por último, y en relación con los géneros no binarios, la cuestión del lenguaje del amor y el colectivo LGTBI todavía sigue siendo un tema tabú en la sociedad, donde lo heteronormativo sigue siendo la pauta y el tema del amor solo se refleja en parejas cisheterosexuales.