En el marco del proyecto-PRESEEA, la atenuación se estudia como fenómeno sociovariable. El objetivo de este artículo es presentar los resultados del análisis de las estrategias y los mecanismos lingüísticos de atenuación empleados en seis conversaciones de PRESEEA-Puebla, realizadas a personas de instrucción educativa baja. El artículo se organiza en dos apartados: en el primero se ejemplifican los mecanismos de atenuación, organizados por estrategias cognitivo-comunicativas, a partir de la tipología propuesta por Albelda y Cestero (
The PRESEEA project studies attenuation as a social-variable phenomenon. This paper presents the analysis of attenuating devices and mechanisms in six interviews from low sociocultural level speakers taken from PRESEEA-Puebla. Firstly, I exemplify attenuating devices and strategies organized according to the typology of Albelda y Cestero (
El presente estudio pretende dar cuenta de los procedimientos de atenuación en el
El objetivo del proyecto coordinado es “estudiar la atenuación verbal desde un enfoque sociolingüístico, pragmático y discursivo, atendiendo tanto a su forma de producción como a su función, a través del análisis pormenorizado de todas las dimensiones variables que inciden en su uso” (
Al igual que Albelda y Cestero, entiendo que “la
De las mismas autoras retomo la taxonomía de 9 tácticas o estrategias de atenuación, esto es, un esquema de acciones cognitivas y comunicativas que realiza el hablante al atenuar, y de 24 mecanismos que emplea para conseguir dichas estrategias. Al igual que Albelda y Cestero, no considero que se trate de una nómina cerrada, sino de una guía para el analista. Además, los recursos lingüísticos enlistados deben estudiarse en el contexto de cada situación comunicativa, puesto que un mismo mecanismo puede cumplir más de una función; por ello es necesario recuperar lo más ampliamente posible el contexto de la enunciación y tomar en cuenta el mayor número de factores semánticos y pragmáticos para el análisis. Por otra parte, el núcleo de la propuesta que sigo se basa en la descripción de la atenuación en comunidades españolas de habla, por lo que será importante identificar y describir recursos y unidades léxicas propias de otras comunidades (o al menos más usadas en una que en otra); por ejemplo, para el español de México expresiones como
A continuación reproduzco la tipología de Albelda y Cestero (
I. Minimizar o difuminar la cantidad o cualidad
1. Modificación morfológica interna, especialmente el uso de sufijos diminutivos: (1) E: eh ¿qué programas son los que ve más? I: pues me gustan mucho las novelas/ pero pues así que esté yo pegada diario diario así/ no/ en
2. Modificación morfológica externa mediante cuantificadores o modificadores ( (2)E: mjú/ y esa época fue… I: pues fue (3)E: ajá/ ¿y tú qué tal sabes bailar? I: pues <~ps> (4)E: sí pues <~pus> yo no conozco muchas I: pues <~pus> mira yo hasta ese momento/ te digo eso ese trabajo que tuve pues <~pus> tiene/ yo creo que men- no menos de medio año que lo dejé/ o sea no tiene también mucho la verdad es que no tiene mucho/ pero este <~este:> sí
3. Selección léxica de unidades con una carga semántica más suave: lítotes (5), eufemismos (6), extranjerismos y onomatopeyas: (5) E: ¿y cuando ya no llegue a haber? I: pues <~pus> hay que buscarle E: pero siempre hay ¿no <~no:>?/ en… I: bueno para nosotros en ese tipo de aspecto pues sí/ más el que es <~es:>/ ora sí que el que sabe de los <~los:> de las dos de las dos cosas/ pues <~ps> no es (6) E: también las I: [sí] pero E: [prostitutas] ¿no? I: pues <~ps> ésas son/ ésas son de ahí de la 22/ todas ésas son E: sí [todo eso] I: [de por ahí]/ de ahí para arriba/ pues <~ps> solamente/ el barrio del Tambor <~tambo:r> [PUEB_H11_001: 818-823]
II. Rebajar la aserción expresándola en forma de duda o incertidumbre
4. Empleo de verbos o adverbios modales ( (7) I: pero te digo o sea de hecho pues <~ps> como que ya orita volver a regresar pues <~ps> ya no/ y más que E: [(risa)] no pues ya ni modo I: por lo que yo me enteré/ o sea de hecho por lo que yo me enteré/ que ya es juntada E: mjú I: me dijo su mamá que/ casi al mes/ a los dos meses que nos dejamos/ se juntó [PUEB_H11_001: 626-630] (8) E: ¿las posadas ya no las celebran? I: a- o- ahorita en la actualidad que que yo sepa no/ (9) E: ¿qué piensas ahora de los movimientos sociales que se están dando?/ bueno con los jóvenes que se levantaron I: mm/ pues pienso que este/ pues que es una forma igual y de expresarse ¿no? E: sí I: que ellos no están de acuerdo/ E: sí I: si ellos lo dicen
5. Verbos, adverbios o estructuras verbales que expresan incertidumbre (10), fingimiento de ignorancia (11), incompetencia (12); por ejemplo, (10) E: y ya no te piensas juntar otra vez/ ¿sí? I: pues <~ps> (11) E: ¿qué son los huehues? I: pues son <~son:>/ bueno son señores/ <a la> pero ya participan ahora creo que ya hasta niños niñas E: mjú I: a lo mejor hasta señoritas/ se visten o sea tienen unos trajes este/ pues yo pienso que típicos (12) I: […] pues yo no
III. Desfocalizar los elementos de la enunciación: personal o temporal
6. Impersonalización del sujeto sintáctico o semántico de un acto de habla mediante el uso de pronombres impersonales como (13) I: pues <~ps> más que nada a eso voy nada más/ a conocer las ciudades/ y eso/ porque/ trabajar no pues <~pus> sí también se trabaja ¿no?/ se gana (14) E: ¿y cómo era la tradición de ir a pedir calaverita? I: pues era bonita sí/ era ir bueno este por aquí cerca con los vecinos/ ir a pedir calaverita/ ir a cantarles/ ya (15) E: sí I: ya posteriormente pues eh
Otro recurso es el empleo de estructuras lexicalizadas de despersonalización de origen deíctico (
(16) E: y ¿por qué lo encerraron? I: pues E: no manches ¿y por eso lo encerraron? I: ya está <~está:>/ aventando casi un año [PUEB_H11_001: 422-425]
7. Impersonalización mediante la apelación a causas externas como origen de lo aseverado.
8. Impersonalización mediante la evidencialidad a partir del uso de estructuras o marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho ( (17) I: yo pienso que/ todo gobierno pues/ tiene que robar un poco/ (18) E: y en el centro ¿nunca has ido a la <~la:> Semana Santa? I: no nunca he ido E: no I:
9. Utilización o simulación del estilo directo para expresar la propia opinión mediante expresiones del tipo (19) I: entonces cuando yo llego a Puebla/ veo la casa de mi mamá con mucha luz pues imagínate qué/ ¡qué cambio! ¿no?/ y luego/ llego y mi mamá luego luego me pone de zapatos/ me compra mis zapatos me compra mi ropa/¡carambas! pues/ (20) E: es difícil ¿no? I: pues yo creo que <~que:>/ cuando te gusta o tienes entusiasmo o más bien/ la necesidad te hace aprender E: sí <~sí:> I: y le llegas a tomar cariño/ entonces es cuando/ E: [sí <~sí:>] I:
10. Modificación temporal del verbo (21) y (22). Generalmente la dislocación se realiza por el empleo del copretérito, del pospretérito o del pasado por el presente, pero pueden darse otros casos como el uso del presente histórico: (21) E: [¿cómo] eran los camiones entonces? I: los camiones nada más tenían una/ como banca en todo el rededor/ entonces si (22) E: qué bueno qué bueno// y este <~este:>// y ya después cómo/ ¿cómo cambió su vida?/ qué qué ¿qué siguió después de la secundaria? ¿qué hizo usted? I: pues/ después de la secundaria
IV. Acotar o restringir lo dicho (la opinión, la aserción, la petición)
11. Mecanismos que acotan la opinión a la propia persona que la expresa ( (23) E: pues es mucha responsabilidad ¿no? las [tanto trabajo y las] I: [pues <~ps> vieras que] que no es tanta responsabilidad/ o sea (24) I: pero digo sí estábamos un poco/ más organizados E: sí I: ¿verdad <~verá>? porque a resumidas cuentas/ la situación/ pues <~pues:> es para <~para:>/ para <~pa> ponerse a pensar ¿no? de decir/ que la <~la:> la situación no era <~era:>/ no sé <~sé:> cómo la puedan ver pero
12. Restricción del acto de habla mediante construcciones sintácticas condicionales, concesivas o temporales ( (25) E: […] y ¿por qué te pegaron allá arriba?/ bueno I: para <~pa> nada más llegaron así de <~de:>/ de momento y ya/ ora sí como que “qué onda pues <~ps> ora qué” E: ajá I: “tan siquiera avisen” (risa) [PUEB_H11_001: 363-366] (26) E: la casa del Deán/ I: [mjú] pero no me acuerdo dónde era/ o la Casa del Alfeñique/ que tiene los dulcecitos ésos/ los alfeñiques/ me gustan muchos los dulces típicos/ más las/ tortitas de Santa Clara/ los camotes no me gustan/ (risa) ni los borrachitos/ me gusta la/ el rompope de piñón/ la cremita de piñón/ mm/ las glorias aunque no son originarias de aquí/ no ¿te gustan también? [PUEB_M21_055: 151-152]
V. Justificar
13. Justificaciones y excusas de lo dicho o del decir (27). Algunas de ellas se dirigen a la propia acción del “decir” e incluyen fórmulas estereotipadas ( (27) I: se acabó el grupo de rock (risa) E: sí ya no/ ya no siguió I: ya no siguió y no el/ no es que no haya <~haiga> querido o que no haya <~haiga> tenido ganas de seguir/ (28) E: ¿qué se les canta? I: eh (risa) este ¿cómo se le llama?/ no pues <~pus> una como letanía ¿no?
14. Empleo de una comparación como forma de justificación: (29) E: mjú ¿y entre ellos se llevaban…? I: sí <~sí:> E: [mm] I: [eh]
15. Marcadores discursivos que presentan una consecuencia lógica ( (30) E: ah pues <~ps> te la pasas bien ¿no? I: sí pues <~ps>/ es que te digo de que <~que:>/ o sea/ como yo siempre me ha gustado salir// (31) I: a pasear un domingo/ no más bien el centro no lo conocía de niña E: ah I: o sea precisamente yo pienso que
VI. Corregir y reparar
16. Marcadores del discurso atenuantes correctores que se usan para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente ( (32) I: sí en esas obras pues <~pus> ha habido muchos muertos <~muer:to:s:> E: sí ¿verdad? I: E: ay ¿por qué dices eso? (riendo) I: porque si no se caen <~cain> E: ¿a poco <~a po:co:>? I: si no les dejan almas ahí se caen <~cain>/ se caen <~caén> los puentes/ (33) E: […] sí aprendió a hacer cosas ¿no? I: sí/ y luego trabajé como/ como un año/ este haciendo estructuras E: mjú I: estructuras para naves [PUEB_H21_037: 255-258]
17. Empleo de elementos paralingüísticos como mecanismos de atenuación, principalmente la risa: (34) E: mjú/ y<~y:>/ ¿y dónde conoció a su/ a su [esposo?] I: [¿a mi esposo?] eh <~e:h>// por/ por su hermana/ íbamos en la escuela y ya saliendo nos dimos/ le di a este/ o sea el último año y ya nos/ conocí a su hermana y después como iba yo a su casa/ pues <~pus> ahí conocí a/ a mi esposo y así empezamos/ de chamacos E: mjú I: y pues ya/ nos tuvimos que casar E: I: a fuerza
18. Petición de disculpas ante una interrupción, una información negativa para el oyente, una pregunta, la solicitud de un favor, etcétera. En (35), por ejemplo, el informante se disculpa ante el traslape: (35) E: [¿y se gana bien?] I: [sí es algo que…] E: ¿se gana bien? [PUEB_M21_055: 491-493]
VII. Realizar concesiones
19. Movimientos concesivos para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente ( (36) I: sí/ no/ y nos tocó en tiempo de aguas ese día/ y ahí ya el aguacero encima de nosotros y no te vas hasta que acabes todo E: ¿y a poco no es peligroso? I: (37) E: pero pues bueno si sirve para entrar I: (38) E: ¿dónde estaba el taller de costura? I: ese taller estaba en la 5 Norte/ número no me acuerdo pero era por donde/ es La Merced// había un tallercito de costura y ahí trabajaba yo// y ahí conocí/ a mi esposo// y ya// pues no recuerdo exactamente pero a la mejor trabajé/ dos años porque/ dos tres años así que iba en un taller en otro/ otro cosí en otro taller que estaba eh aquí en Xonaca <~shonaca>/ también vine a coser ahí/ y/ total que <~que:> en ese tiempo/ pasé por tres talleres/ y ya de un taller de ésos ya/ pues ya me casé/ contra la voluntad de mi mamá porque mi mamá (riendo)/ nunca <~nun:ca>/ aceptaba a mi esposo/
VIII. Implicar al tú-oyente en lo dicho por el hablante
20. Fórmulas fáticas de petición consentimiento del tú (39) I: eran los/ volados/ ra- ora sí que en eso nos gastábamos el tiempo E: (risa) I: el trompo/ el trompo fue nuestro fuerte E: ¿ah sí? I: sí E: ¿apostaba? I: mm poníamos dinero en la <~la:> en las cacerolas que les llamaban (40) E: pues o sea que ya nada más <~namás> trabajas/ no ¿ya no?/ ¿no te vas a un baile <~ba:ile>? ¿no te vas a…? I: pues de hecho ya casi ya no E: ajá/ pero siempre has sido bien tranquilo ¿no?/ yo me acuerdo de…/ bueno yo estaba más chiquita pero me acuerdo que… I: sí pues <~pus> de hecho eres creo la más chica [
21. Elipsis de la conclusión mediante estructuras sintácticamente inacabadas o suspendidas: (41) I: sí <~sí:> no <~no:>/ es que una obra grande de por sí tiene que tener muertos/ o sea de hecho/ ya ves ahí en el Triángulo también cuántos no se murieron E: ¿a poco<~poco:>?/ [¿para hacer la plaza?] I: [ahí tenían] E: ¿o qué? I: sí pues <~ps> ésos se murieron porque se <~se::>/ supuestamente en accidentes E: ¡ah! sí es cierto I: el primer chavo se murió desde <~des:de::> las <~las:> diez de la mañana y lo sacaron hasta las dos de la tarde// no lo dejaban que lo sacaran [PUEB_H11_001: 311-318] (42) E: mjú I: […] entonces/ yo no sabía que habían relaciones sexuales/ yo no sabía que de una relación/ había un embarazo/ no <~no:> nada yo no sabía nada/ también era que/ mi mamá nunca decía “mira/ si llegas a tener o/ o hay relaciones entre las <~l:as> mujeres y los hombres”/ no nunca nada más hablaban algo así las personas/ y si uno pasaba o estaba se decía/ “vete por ahí que estoy platicando con la señora
IX. Formular actos directivos de forma indirecta
22. Empleo de preguntas (directas o indirectas) y aserciones en lugar de exhortaciones. 23. Negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar. 24. Incluir en la petición el posible rechazo del interlocutor o expresar la improbabilidad de que se le conceda lo que solicita.
En el corpus analicé 2143 turnos de habla, de los cuales los entrevistados realizan 1044; en ellos hay 593 actos atenuados, distribuidos en 488 turnos; esto representa el 46.74% de los turnos y el 42.02% de los actos de habla producidos por los entrevistados. Este resultado llama poderosamente la atención si se considera que, con el mismo método de trabajo, Cestero y Albelda (
El tipo de atenuación que se registró con mayor frecuencia es el de
Debido al tipo de entrevista y a la eliminación de los actos de habla del entrevistador, el corpus de estudio queda conformado casi en su totalidad por actos asertivos (1313, esto es, el 93.19%), seguidos muy distantemente por los actos expresivos (72; 5.10%), y apenas se registraron actos directivos (21 casos, el 1.7%). No se identificaron actos comisivos ni declarativos.
En cuanto al número de recursos por actos de habla, se encontró un patrón descendente en relación con el número de recursos utilizados: en el 42% de los actos atenuados (250) se presenta un único recurso; en el 36.08% (214 actos), 2; en el 14.33% (85 actos) se emplean 3 recursos; en el 6.23% (37 actos) se utilizan 4; en el 0.67% (4 actos), 5 recursos; en el 0.33% (2 actos), 6 recursos; y en el 0.15% (1 acto), 7 recursos.
En la descripción global de los datos, encontramos que los hombres atenúan más que las mujeres (61.29% frente a 38.7%); sin embargo, si consideramos que ellos emitieron 870 actos de habla, de los cuales 368 están atenuados, y ellas 225 actos atenuados de los 541 que producen, entonces podemos observar que el comportamiento es muy similar: 42.29% los hombres y 41.58% de las mujeres.
Con respecto a la edad, los hablantes jóvenes son quienes más actos de habla aportan al corpus de estudio: el grupo de edad 1 emitió 658 actos de los 1411 analizados (el 46.63%); el grupo 2 aportó 501 actos de habla (el 33.5%), y el grupo 3, 252 actos (17.85%). Aparentemente, los hablantes más jóvenes se sintieron más cómodos para expresarse durante las entrevistas, esto puede deberse a que los entrevistadores formaban parte de su mismo grupo generacional. Este vínculo puede haber influido en que los hablantes jóvenes fueran quienes menos actos atenuados realizaron. Como puede verse en la
En total contabilicé el uso de 1124 recursos de atenuación, cuya distribución por mecanismo, en números globales, se puede ver en la
La segunda estrategia más usada permite corregir o reparar el posible daño causado a la autoimagen o a la imagen del interlocutor. Tiene un porcentaje de uso apenas menor que la primera (22.95%). Es una estrategia asociada con la cortesía verbal, ya que al proteger la imagen social de los participantes en la interacción se favorece el éxito conversacional.
La tercera estrategia más utilizada permite minimizar o difuminar la cantidad o cualidad de lo dicho (20.55%). Se trata de la única táctica de la nomenclatura que se refiere exclusivamente a la atenuación de
%
I. Minimizar o difuminar la cantidad o cualidad de lo dicho
20.55
II. Rebajar la aserción expresándola en forma de duda o de incertidumbre
7.47
III. Desfocalizar los elementos de la enunciación personales o temporales
23.66
IV. Acotar o restringir lo dicho
4.09
V. Justificar
6.49
VI. Corregir o reparar
22.95
VII. Realizar concesiones
0.97
VIII. Implicar al tú en lo dicho por el hablante
13.79
IX. Formular actos directivos de forma indirecta
0
La revisión de los datos a la luz de la variable sexo nos indica que si bien hombres y mujeres tienen un comportamiento similar en el porcentaje de actos atenuados en relación con los actos producidos, esta estrategia pragmática se realiza con fines diferentes, como puede verse en la
La táctica más empleada por los hombres es “Desfocalizar los elementos de la enunciación”, mientras que las mujeres utilizan más la atenuación para “Minimizar o difuminar la cantidad de lo dicho”; esto es, los primeros usan más un recurso de
En segundo lugar, hombres y mujeres coinciden en el uso de la estrategia para “Corregir o reparar”, o sea, para evitar un posible daño ya hecho o que potencialmente puede hacerse. He mencionado antes que este uso puede estar condicionado por el tipo de interacción analizada, entrevistas semiformales en donde los participantes sí se conocen previamente y cambian sus roles cotidianos para asumir los de entrevistador-entrevistado, o bien donde los participantes no se conocen con anterioridad y su primera conversación se realiza en presencia de una grabadora. Queda pendiente para futuros trabajos el análisis del
En el uso de las estrategias 2 (“Rebajar la aserción expresándola en forma de duda o de incertidumbre”) y 8 (“Implicar al tú en lo dicho por el hablante”) también hay una diferencia marcada entre hombres y mujeres. Las mujeres duplican en porcentaje los usos que los hombres hacen de verbos, adverbios y otras estructuras léxicas para presentar las aserciones en forma de duda o probabilidad, o bien fingiendo incertidumbre, incompetencia o ignorancia (11.26% frente a 5.07%). Los hombres, en cambio, casi triplican a las mujeres en el empleo de fórmulas fáticas que permiten corroborar el canal de comunicación e incluir al interlocutor en lo dicho (18.14% frente a 6.89%).
Los resultados apuntan a que los hombres atenúan con el fin de cuidar la interacción o negociación que implica la conversación al proteger al mismo tiempo su integridad y la de los otros participantes, mientras que las mujeres cuidan más su autoimagen.
Al revisar los resultados a partir de la variable edad, también encontramos diferencias en el uso de estrategias de atenuación, como puede verse en la
La generación adulta usa de manera distinta la estrategia II (“Rebajar la aserción expresándola en forma de duda o de incertidumbre”), puesto que las generaciones 1 y 3 emplean respectivamente esta táctica un 9.55% y 9.25%, mientras que la 2 lo hace sólo el 4.23%; también son los adultos quienes menos utilizan la estrategia de “Acotar o restringir lo dicho”, 1.64%, mientras que los jóvenes la emplean en un 6.52%, y los mayores en un 4.07%. En oposición, en la estrategia III, los adultos son quienes más desfocalizan los elementos de la enunciación personal o temporal (28.47% frente al 17.94% de la generación 1); para ello, el recurso que más emplean es la impersonalización del sujeto sintáctico (85.45%, esto es, 47 de 55 veces que se usó la estrategia), seguido por el uso de marcadores discursivos que apelan a la franqueza (14.55%).
De los 24 mecanismos o recursos lingüísticos de atenuación analizados, como puede verse en la
N
%
1. Modificación morfológica interna
68
6.04
2. Modificación morfológica externa
139
12.36
3. Selección léxica
24
2.13
4. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante el empleo de verbos o adverbios modales de creencia o pensamiento, duda, probabilidad
63
5.6
5. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad, mediante verbos, adverbios o estructuras verbales que expresen incertidumbre, incompetencia, fingimiento de ignorancia
21
1.86
6. Impersonalización del sujeto sintáctico o semántico de un acto de habla
199
17.7
7. Impersonalización con expresiones que evitan la aseveración del yo y recurren a causas externas
0
0
8. Impersonalización mediante la evidencialidad
24
2.13
9. Utilización o simulación del estilo directo para expresar la propia opinión
42
3.73
10. Modificación temporal del verbo
1
0.08
11. Mecanismos que acotan la opinión expresada a la propia persona o a un determinado espacio, ámbito o territorio
40
3.55
12. Modificación del acto de habla que restringe lo dicho mediante construcciones sintácticas condicionales, concesivas o temporales
6
0.53
13. Justificaciones y excusas de lo dicho o del decir
29
2.58
14. Empleo de una comparación como forma de justificarse
2
0.17
15. Marcadores discursivos que presentan una consecuencia lógica
42
3.73
16. Marcadores del discurso atenuantes correctores para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente
208
18.5
17. Elementos paralingüísticos
48
4.27
18. Petición de disculpas ante una interrupción, una información negativa para el oyente, una pregunta, la solicitud de un favor, etcétera
2
0.17
19. Movimientos concesivos para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente
11
0.97
20. Fórmulas fáticas
148
13.16
21. Elipsis de la conclusión
7
0.62
22. Empleo de preguntas (directas o indirectas) y aserciones en lugar de exhortaciones
0
0
23. Negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar
0
0
24. Incluir en la petición el posible rechazo del interlocutor o expresar la improbabilidad de que se le conceda lo que solicita
0
0
El análisis de la modificación morfológica interna me interesaba particularmente, pues el uso del diminutivo se ha descrito como una de las características del español mexicano, en el cual podemos encontrar interacciones como la de (43):
(43) E: [¿de qué] moles has probado? I: bueno por ejemplo/ bue- de diferentes lugares por ejemplo/ aquí en San Pablo es diferente E: ¿cómo es ahí? I: eh pues es más
Sin embargo, en su función como atenuador (6.04%), el uso del diminutivo arrojó una pequeña diferencia con lo registrado por Cestero (
Por otra parte, me interesaba conocer el uso que hacen los poblanos de los elementos paralingüísticos, específicamente de la risa, puesto que en el habla de Madrid (Vallecas) y Valencia es el mecanismo más productivo para atenuar (
El análisis del uso de cada uno de los mecanismos de atenuación nos permite distinguir, como puede verse en la
El recurso más empleado tanto por hombres como por mujeres es el 16, uso de marcadores del discurso atenuantes correctores para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente; en los hombres representa el 20.31% del total de los recursos utilizados, y en las mujeres, el 15.63%.
El diminutivo (recurso 1), por ejemplo, es notoriamente más usado por las mujeres que por los hombres (12.41% frente a 2.06%). El uso que las mujeres hacen de verbos y adverbios modales de pensamiento, creencia, duda o probabilidad (recurso 4) triplica el que hacen los hombres (9.65% frente a 3.04%), y el de mecanismos que acotan la opinión expresada a la propia persona o a un determinado espacio, ámbito o territorio (recurso 11) lo duplica (5.28% frente a 2.47%);
La risa (estrategia 17) es otro de los recursos que las mujeres emplean mucho más que los hombres; los resultados de nuestro análisis indican una proporción de más de 3 a 1 (7.58% y 2.17%, respectivamente).
Los recursos que más emplean los hombres con respecto a las mujeres son los siguientes: justificaciones y excusas de lo dicho o del decir, mecanismo 13, en el que cuadruplican el uso de las mujeres (17.4% frente a 3.9%); las fórmulas fáticas, recurso 20, en el que casi triplican el de las mujeres (17.27% y 6.66%, respectivamente), y la impersonalización del sujeto sintáctico o semántico de un acto de habla, recurso 6 (20.17% frente al 13.79%).
En cuanto a la revisión del uso de las estrategias o recursos lingüísticos según el grupo de edad, podemos observar en la
Aunque con menor representatividad en el global de los datos, podemos observar una marcada diferencia en el uso del recurso 11, mecanismos que acotan la opinión expresada a la propia persona o a un determinado espacio, ámbito o territorio, el cual es empleado por los jóvenes en un 5.59%, mientras que los adultos lo utilizan únicamente en un 1.64%.
Al mismo tiempo, los jóvenes muestran un comportamiento muy distinto en el uso de fórmulas fáticas, estrategia 20, con respecto a las otras dos generaciones. Si bien este recurso ocupa el tercer lugar de productividad en los mecanismos atenuantes analizados, en el habla de los jóvenes sólo representa el 7.69%, mientras que en el habla de los mayores es el más empleado (17.4%).
En la generación 1, además de los mecanismos que no aparecieron en el corpus, tampoco se registró el uso de modificación temporal del verbo, el empleo de una comparación como forma de justificarse ni la petición de disculpas.
La generación 2 utilizó en primer lugar la impersonalización del sujeto sintáctico o semántico de un acto de habla, 20.94%, mientras que los jóvenes lo hicieron el 14.68%, y los mayores, el 17.4%; y mostró diferencia marcada en el uso de diminutivos (9.17% en comparación con el 3.72% de los jóvenes y el 4.81% de los mayores). Es la única generación que usó la modificación temporal del verbo (recurso 10) pero no la modificación del acto de habla que restringe lo dicho mediante construcciones sintácticas condicionales, concesivas o temporales (recurso 12). Los adultos también se diferencian de los otros dos grupos en el uso de la expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante el empleo de verbos o adverbios modales de creencia o pensamiento, duda, probabilidad (estrategia 4): mientras el grupo 1 usa el recurso en un 6.99% y el grupo 3 en un 7.03%, el grupo 2 únicamente lo hace en un 3.29%.
El análisis presentado sobre el uso de la atenuación en 6 entrevistas de hablantes de instrucción baja en PRESEEA-Puebla, si bien sólo puede ser considerado como un acercamiento exploratorio cuyo comportamiento deberá contrastarse con el resultado del análisis de un mayor número de datos del mismo corpus en donde se incluyan no solamente más entrevistas de las mismas variables (edad y sexo), sino los otros grupos de instrucción educativa, nos permite esbozar como hipótesis de trabajos futuros que en las entrevistas en PRESEEA-Puebla los entrevistados se muestran particularmente cuidadosos de lo que dicen y de la forma en que lo expresan; es decir, para ellos la atenuación es una estrategia productiva en la comunicación y en la interacción social.
Esto no quiere decir que en las entrevistas no se haya logrado una conversación fluida, sino que el éxito comunicativo se basa, precisamente, en el conocimiento y empleo de una tradición verbal que permite salvaguardar la dignidad de los participantes (prefiero utilizar la palabra
Por otra parte, si bien se trata sólo de un primer acercamiento, quiero destacar la alta frecuencia de uso de la atenuación en las 6 entrevistas analizadas: 46.74% de los turnos de habla del corpus están atenuados. Este resultado contrasta ampliamente con el obtenido bajo el mismo método de trabajo en otras variedades del español.
Este análisis sugiere que entre los hablantes de instrucción baja, la atenuación se presenta de manera similar entre hombres y mujeres: los primeros atenúan el 42.29% de sus actos de habla, y las segundas, el 41.58%. Las estrategias cognitivo comunicativas más empleadas para atenuar son la desfocalización de los elementos de la enunciación, ya sea personal o temporal (23.66%), seguida por la corrección o reparación de un daño hecho o potencial (22.95%) y, en tercer lugar, la minimización o difuminación de la cantidad y la cualidad de lo dicho (20.55%). Los hombres atenúan en primer lugar para implicar al tú-oyente en lo dicho, y en segundo, para desfocalizar los elementos de la enunciación; las mujeres, para realizar concesiones y para rebajar la aserción expresándola en forma de duda o incertidumbre.
Los mecanismos o recursos más usados fueron los marcadores del discurso atenuantes correctores, la impersonalización del sujeto sintáctico o semántico de un acto de habla y las fórmulas fáticas. Las principales diferencias en los usos según el sexo se dan en los diminutivos, recurso mayoritariamente femenino (12.41% frente a 2.03%), y en el empleo de justificaciones y excusas de lo dicho o del decir, recurso mayoritariamente masculino (17.40% frente a 3.90%).
Con respecto a la edad, los hablantes jóvenes son quienes más actos de habla aportan al corpus de estudio, pero quienes menos atenúan. La generación joven atenúa para acotar o restringir lo dicho; el 60.86% de sus recursos cumple esta función. La generación adulta atenúa sobre todo para realizar concesiones (63.63%), y la generación mayor, para justificar (31.5%) y para implicar al tú-oyente en lo dicho por el hablante (30.96%).
Los recursos más empleados por la generación 1 son los marcadores del discurso atenuantes correctores (25.40%) y la modificación morfológica interna (16.55%); la generación 2 utiliza la impersonalización del sujeto (20.94%) y las fórmulas fáticas (16%); y la generación 3 prioriza la impersonalización del sujeto y las fórmulas fáticas (coincidentemente, ambos aparecen en un 17.4%).
Para concluir, puedo señalar que los resultados se suman a la evidencia mostrada por distintos grupos de PRESEEA para aseverar que la atenuación lingüística es un fenómeno sociovariable.
La ciudad de Puebla se encuentra ubicada en el Altiplano Central de México, a 130 km de la capital del país. Es la cuarta ciudad más poblada del territorio nacional, con más de 1.5 millones de habitantes (
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No obstante, en los ejemplos (6), (25) y (26) he preferido ilustrar los mecanismos a partir de la intervención del entrevistador. Esto no repercute en el análisis cuantitativo.
Véanse los estudios de Lastra y Butragueño (
Las estrategias se enlistan con números romanos, los mecanismos con números arábigos y los ejemplos con arábigos entre paréntesis.
Los ejemplos se presentan tal como aparecen transcritos en el corpus estudiado, es decir, con las marcas y etiquetas de la transcripción PRESEEA. La E introduce los turnos del entrevistador y la I, los del informante o entrevistado. Marco en negritas únicamente el recurso que quiero destacar para la ejemplificación, pero para el análisis cuantitativo tomo en cuenta todos los que aparecen en cada acto. La información que aparece entre corchetes al final de cada ejemplo es la siguiente: ciudad, código de informante (sexo, grupo de edad y nivel educativo), número de entrevista y turnos de habla. Así, por ejemplo, la etiqueta [PUEB_M11_019: 309-310] debe leerse como entrevista de PRESEEA-Puebla a una mujer de edad 1 (20 a 34 años), de nivel de instrucción 1 (educación primaria), turnos de habla 309 y 310.
Se trata de una de las estrategias más difíciles de reconocer dentro de los corpus orales porque implica el reconocimiento e interpretación de la intención y el conocimiento que el hablante tiene sobre lo dicho. Para una discusión sobre el tema véase Albelda (
En las conversaciones analizadas no apareció ningún ejemplo de este recurso, y en el análisis de Albelda y Cestero tampoco se registró. Estas autoras lo ejemplifican a partir de otros textos: “Me temo que habrá que ir acabando la sesión” (
En el corpus analizado no encontré ejemplos de los recursos que conforman esta estrategia.